El elenco de "El jardín de los cerezos", desde esta semana en el CCPUCP.
El elenco de "El jardín de los cerezos", desde esta semana en el CCPUCP.
/ Paola Vera

Dice la fábula que hay una olla de agua hirviendo a la que se arroja una rana. Por el calor, la rana salta de inmediato para salvarse. Se repite el proceso, pero con una olla de agua fría. El animalito no se va. La olla empieza a ser calentada hasta hervir y, como el cambio ha sido tan gradual, la rana no se fue y pereció. Algo así es lo que ocurre con los personajes de “El jardín de los cerezos”, clásico teatro de que es el retrato de una época y que desde esta semana tendrá una temporada en Lima.

Ambientada en el siglo XIX la obra sigue a Liubov Andréievna Ranevskaya, que vuelve a Rusia tras una temporada de vivir en Francia, donde ha sido abandonada por su esposo. Ahora, de regreso a su finca, llamada el Jardín de los Cerezos por los imponentes árboles que posee, tiene que enfrentar la realidad: las deudas de la familia forzarán al gobierno local a subastar las tierras. Pero la familia tiene otra opción: alquilar el lugar para la construcción de casas de verano. Pero el precio de ello es talar el jardín. Es la historia de gente que se aferra al pasado, que es incapaz de ver que el mundo está cambiando. Actúan Bertha Pancorvo, Mario Velásquez, Augusto Mazarelli, David Carrillo, Gabriel Gonzalez, Luis Miguel Yovera, entre otros.

En su versión local, esta obra está codirigida por Jorge Guerra, experimentado cultor del teatro peruano. “Chéjov es el campeón de la verdad. Él hubiera querido que sus obras resultaran escritas para conmover a los no conmovibles. Escabulló lo mediocre y falso. Tenía la mente pura y en un lenguaje sencillo retrató la vida cotidiana y compleja de Rusia”, contó Jorge a El Comercio. En el ensayo al que asistió este Diario, Jorge se mantuvo a unos metros del escenario, en su silla de ruedas, recibiendo los saludos del elenco. Quien sí mantuvo un rol más activo esa noche fue su hijo, el codirector Martín Guerra, quien vive en España y que volvió al país para esta puesta en escena.

Jorge Guerra tiene experiencia con Chéjov. Dice el hijo que años atrás viajó a Rusia en marco de un festival, a la que fuera la casa del escritor, donde puso sobre las tablas algunas escenas. “Mi papá siempre trabaja dejando mucho espacio libre para el aporte del colaborador”, dijo Martín Guerra sobre cómo se abordó esta versión de “El jardín…”. “[Él] es más como una especie de guía, trabaja de una manera más intuitiva, que es bastante agradecida en realidad, porque deja bastante margen a los actores, a los realizadores, como para interpretar o canalizar lo que lo que tienen en mente”, añadió. “Tiene una resonancia especial trabajar con un hijo o una hija. Esta vez, he puesto mucha confianza en Martín de ayudar a cumplir mi visión. Y lo ha hecho con creces. A él estoy muy agradecido”, dijo por su parte Jorge Guerra.

En su libro “La semilla inmortal”, los escritores Jordi Balló y Xavier Pérez hablan de la trascendencia de Chéjov, por el cómo sus obras son un ejemplo de la “tragedia en voz baja”; Martín Guerra está de acuerdo con esto, dice que, tal vez, ese sea el motivo que, para muchos, el ruso sea el más contemporáneo de los clásicos.

“El jardín…” ha sido muy influyente por el cómo plasma a personas que no puede dejar ir el pasado; y ejemplos así hay en todos el mundo, desde Lima hasta Vladivostok. Gente que, dentro de su miseria, exhibe conductas muy humanas. Es la poesía del perdedor.

Martín y Jorge Guerra, directores de "El jardín de los cerezos".
Martín y Jorge Guerra, directores de "El jardín de los cerezos".
/ Paola Vera
DATOS
“El jardín de los cerezos”, de Antón Chéjov

Cuándo: De jueves a lunes del 12 septiembre al 18 de noviembre

Dónde: Sala roja del Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro, Lima)

Entradas: En Joinnus

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