Milagros Asto Sánchez

Los jugadores de la selección de fútbol de Irán saltaron enojados a la cancha del Vienna Stadium de Austria. Vestían casacas negras y habían tapado totalmente la camiseta y el escudo. La imagen fue todavía más potente cuando de fondo sonó su himno nacional. Sardar Azmoun, estrella del equipo y delantero del Bayer Leverkusen, ni siquiera celebró el gol con el que le dio el empate a su equipo ante Senegal en el amistoso que se disputaba a pocas semanas del Mundial de Qatar. “El castigo máximo es ser expulsado de la selección nacional, que es un pequeño precio a pagar incluso por un solo mechón de cabello de una mujer iraní”, había escrito el llamado Messi iraní en una publicación en Instagram que luego borró.