El expresidente estadounidense, Donald Trump, saluda al senador Marco Rubio, republicano de Florida, durante un mitin en el J.S. Dorton Arena en Raleigh, Carolina del Norte, el 4 de noviembre de 2024. (Foto de Ryan M. Kelly / AFP)
El expresidente estadounidense, Donald Trump, saluda al senador Marco Rubio, republicano de Florida, durante un mitin en el J.S. Dorton Arena en Raleigh, Carolina del Norte, el 4 de noviembre de 2024. (Foto de Ryan M. Kelly / AFP)
/ RYAN M. KELLY
Irma Montes Patiño

El nombramiento del senador republicano por Florida, Marco Rubio, como secretario de Estado en el gabinete Trump representa un hito para la comunidad hispana en EE.UU. y las relaciones internacionales con su “patio trasero”.  Esta designación tiene relevancia histórica para nuestra región y claramente representa un giro significativo en la política exterior estadounidense, marcando un retorno a posiciones tradicionalmente conservadoras con un énfasis en América Latina, China y los aliados tradicionales de EE.UU. Rubio, como figura prominente de la comunidad cubanoamericana, ha sido una voz influyente en temas de política exterior durante más de una década.

Estamos ante un conservador de 53 años cuya posición respecto a la OTAN era antagónica durante el primer gobierno de Donald Trump, pues se opuso a la salida de EE.UU. de dicha alianza, pero hoy se convierte en su principal asesor en relaciones internacionales y el diplomático de mayor rango del país.

Para América Latina, esta designación representa una oportunidad única de mejorar y robustecer la tan rezagada atención hacia la región por parte de Washington. En su calidad de legislador influyente en la política exterior estadounidense, Rubio, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, ha manifestado reiteradamente su preocupación por el deterioro sistemático de las instituciones democráticas y las condiciones de vida en Venezuela, articulando una posición de alto perfil que trasciende la mera retórica política para convertirse en una defensa activa de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la región. Temas que Rubio ha mantenido siempre como prioritarios de política exterior con una línea dura contra el régimen de Nicolás Maduro; llegando incluso a declarar: “EE.UU. debe hacer más para detener al narcodictador Nicolás Maduro. Le he pedido a la Interpol que emita una alerta roja para facilitar esto (...) Maduro es uno de los conspiradores más corruptos del régimen venezolano y ya es hora de que rinda cuentas por sus crímenes”. Ello demuestra la intención de promocionar sanciones y acciones más drásticas contra los “amigos” de La Habana en América Latina, incluyendo los gobiernos de Nicaragua y Venezuela.

La vivencias y experiencia personal de Rubio -hijo de inmigrantes cubanos- y su largo historial de opositor al régimen castrista conllevarán, sin duda, una política más confrontacional con La Habana y sus aliados regionales. El impacto en la comunidad hispana es también significativo al ser uno de los latinos más prominentes en la política nacional de su país y su ascenso a una de las posiciones más altas del gabinete envía un mensaje poderoso sobre la diversidad y oportunidades de liderazgo para la comunidad hispana en la política estadounidense, siendo además el quinto en la línea de sucesión presidencial.

Con respecto a China, ha sido uno de sus críticos más severos desde el Senado. Su postura le costó ser sancionado por Beijing en el 2020 por “mal comportamiento en asuntos relacionados con Hong Kong”. Su nombramiento bien podría significar la continuación y posible intensificación de una política de contención contra China, con énfasis en temas como derechos humanos, propiedad intelectual y seguridad nacional. Todo ello podría llevar a  que se reanuden las tensiones comerciales entre ambas potencias y una competencia geopolítica más pronunciada en el Indo-Pacífico.

La experiencia legislativa y los antecedentes personales del senador Rubio aportarán una perspectiva única a su flamante cargo aunque, a su vez, presentará desafíos en términos de implementación diplomática y relaciones internacionales debido a su falta de experiencia directa en diplomacia profesional, lo que podría generar preocupación entre los funcionarios de carrera del Departamento de Estado.

Esperamos optimistas en que este nombramiento no solo signifique para Washington generar un muro de contención frente a la creciente influencia de China en América Latina, sino -y sobre todo- una manera de interesarse por estrechar lazos comerciales entre el titán del norte y nuestro país.

Irma Montes Patiño es analista en Relaciones Internacionales

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