Con la expectativa puesta en el giro que pueda tomar la guerra entre Rusia y Ucrania en enero del próximo año, cuando Donald Trump tome nuevamente las riendas de Estados Unidos, los combates y bombardeos en el este de Europa continúan, con el Kremlin acelerando sus avances en la región ucraniana de Donetsk y marcando como prioridades la toma de ciudades como Pokrovsk y Kurájove.
En el país invadido, en tanto, toma mayor vigor la idea de que países aliados estacionen tropas en suelo ucraniano, si bien algunos expertos discrepan sobre si ello contribuiría de forma significativa al fin del conflicto. “Hasta que Ucrania no ingrese a la OTAN, el resto de opciones de garantías de seguridad, incluida la presencia de tropas extranjeras, están sobre la mesa”, advirtió Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento ucraniano.
No obstante, se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que se convierta en una solución a largo plazo. Como escépticos se han mostrado también él y el resto de sus compatriotas sobre la opción de pactar una tregua para los próximos días. Estas son las circunstancias que exponen la debilidad de que tal alto el fuego temporal se materialice.
La de este 2024 será la tercera Navidad que Ucrania pasará bajo bombardeo ruso. Como en víspera de las dos anteriores, vuelve a hablarse de una tregua por tal festividad religiosa. Pero esta vez el anuncio vino con sorpresa: el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se resistió supuestamente tanto a una oferta de alto el fuego como a un amplio intercambio de prisioneros por las fiestas. La razón es una falla de origen: la propuesta ha partido de Viktor Orbán, el primer ministro húngaro que lleva en el cargo casi 15 años ininterrumpidos.
Orbán es desde hace un tiempo el personaje más incómodo dentro de la Unión Europea (UE). Es muy conocida su afinidad con el gobernante ruso Vladimir Putin y su postura crítica con muchas decisiones de sus socios de la UE, lo cual lo acerca al presidente electo de EE.UU., Donald Trump. Orbán tiene, no obstante, una voz importante en estos momentos en el bloque europeo: Hungría ocupa la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Y lamentó que en medio de “sus esfuerzos para que nadie muera en el frente durante Navidad”, Zelenski haya descartado la tregua.
Desde Kiev no han tardado en responder al líder ultranacionalista húngaro. “Nadie debe inflar su imagen personal a expensas de la unidad de Europa y no puede haber conversaciones sobre la guerra que Rusia lleva a cabo sin Ucrania”, dijo Zelenski en alusión a la hora entera que conversaron recientemente Putin y Orbán. En simultáneo, varios líderes de países y de las instituciones comunitarias han criticado al primer ministro de Hungría por dichas negociaciones y han dejado claro que no actúa en nombre de la UE.
En Ucrania está fresco en la memoria el hecho de que hace dos años Moscú decretó un cese al fuego de 36 horas, a propósito de la Navidad ortodoxa, que no se cumplió en absoluto y que las explosiones constantes de artillería continuaron sobre todo en Bajmut, la ciudad ucraniana más castigada en ese momento. Las autoridades de Kiev y Washington acusaron a Putin de no respetar el alto el fuego unilateral y de haberlo usado como excusa para reagrupar fuerzas. El Kremlin acusó al régimen de Zelenski por no haber dejado aplicarlo.