Redacción EC

Chengdu [AFP]. Responsables de Beijing, Tokio y Seúl pidieron este martes a que se abstenga de “provocaciones”, refiriéndose a su programa nuclear, durante una cumbre tripartita celebrada en China que estuvo marcada también por un tímido deshielo de las relaciones entre Japón y Corea del Sur.

“Hemos reafirmado que la desnuclearización de la península (coreana) y la paz durable en Asia del Este son los objetivos comunes de los tres países”, indicó este martes el primer ministro chino, Li Keqiang, a la salida de esta cumbre organizada en Chengdu (suroeste).

Corea del Norte “tiene que abstenerse de provocaciones”, señaló su homólogo japonés Shizo Abe precisando que se trata de un mensaje común de Beijing, Tokio y Seúl.

Pyongyang llevó a cabo recientemente pruebas en su base de lanzamiento de cohetes de Sohae, después de una serie de disparos de proyectiles en las semanas anteriores pese a varias resoluciones de la ONU.

En las últimas semanas el régimen de Kim Jong-un también ha hecho una serie de declaraciones contundentes y ha dado un ultimátum a Washington, dándole un plazo hasta fin de año y prometiéndole un “regalo de Navidad” lleno de amenazas si las negociaciones no avanzan.

Después del espectacular acercamiento de 2018, las negociaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte se han estancado desde el fracaso en febrero de la cumbre de Hanói entre Kim y el presidente estadounidense Donald Trump.

Japón, aliado de Estados Unidos, es habitualmente uno de los blancos favoritos de las pruebas de misiles del régimen de Pyongyang, cuyos artefactos suelen caer en el mar de Japón o sobrevolar el archipiélago.

“Es importante que China, Corea del Sur y Japón presenten una posición unida frente a Pyongyang”, había declarado a la AFP Yun Duk-min, antiguo director de la academia nacional de diplomacia coreana, un organismo público.

China acoge a los líderes de Corea del Sur y Japón, flexionando su fuerza diplomática con los dos aliados militares clave de Estados Unidos en Asia y buscando la unidad regional sobre cómo lidiar con una beligerante Corea del Norte. (Foto: AFP)
China acoge a los líderes de Corea del Sur y Japón, flexionando su fuerza diplomática con los dos aliados militares clave de Estados Unidos en Asia y buscando la unidad regional sobre cómo lidiar con una beligerante Corea del Norte. (Foto: AFP)
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Tímido acercamiento

La cumbre de Chengdu ha permitido también un acercamiento entre Japón y Corea del Sur con un encuentro, por primera vez en quince meses, entre Shinzo Abe y el presidente surcoreano Moon Jae-in.

En una rueda de prensa tras la reunión, el primer ministro japonés pidió a Seúl hacer lo necesario para que Japón y Corea del Sur “vuelvan a establecer relaciones sólidas”, y Moon hizo saber a su interlocutor la importancia de mantener “conversaciones francas” en persona para resolver diferendos entre sus países, según informó la prensa surcoreana.

Los dos hombres, Abe vestido con un traje azul marino y el surcoreano Moon Jae-in sonriente y vestido de color gris, se dieron la mano durante la entrevista.

Las relaciones entre Seúl y Tokio habían tocado fondo en los últimos meses por temas comerciales y otras disputas vinculadas a la ocupación de la península coreana por parte de Japón (1910-1945).

Las tensiones se habían ido agravando netamente desde hace un año, cuando tribunales surcoreanos exigieron a empresas japonesas que indemnizaran a los surcoreanos que fueron obligados a trabajar en sus fábricas durante la ocupación japonesa.

Tokio decidió entonces sacar a Corea del Sur de una lista de socios comerciales considerados “privilegiados”, una medida que fue percibida como una sanción por Seúl, que respondió enseguida con una exclusión similar de Japón, lo que afectó todavía más las relaciones.

“Como gran potencia regional, China espera mostrar al mundo que con su fuerza diplomática puede reunir en torno a una mesa a los dirigentes japoneses y surcoreanos”, explica a la AFP Haruko Satoh, especialista de política china en la Universidad de Osaka (Japón).

Lejos de poner fin a todos los diferendos entre Tokio y Seúl, este gesto debería por lo menos tranquilizar a Washington, inquieto por las disensiones entre estos dos aliados que son clave para una seguridad en Asia del Este.

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