Un trabajador es vacunado contra el coronavirus en el Museo de Planificación Urbana Chaoyang en Beijing, China, el 15 de enero de 2021. (Foto de Noel Celis / AFP).
Un trabajador es vacunado contra el coronavirus en el Museo de Planificación Urbana Chaoyang en Beijing, China, el 15 de enero de 2021. (Foto de Noel Celis / AFP).
/ NOEL CELIS
Agencia AFP

La vacunación contra el comienza tímidamente en , no sólo porque la población siente que la epidemia está controlada sino también por las capacidades de producción limitadas y la “diplomacia de la vacuna”, que desvía muchas dosis al extranjero.

A este ritmo, el gigante asiático, en la vanguardia en la puesta a punto de vacunas, podría ver cómo los países desarrollados alcanzan la inmunidad de rebaño y reabren sus fronteras antes, casi una afrenta.

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Según una encuesta de Ipsos, los chinos son los que más desean vacunarse (85%), muy por delante de estadounidenses (71%), franceses (57%) y rusos (42%). Pero de momento parecen estar a la espera.

“Estoy esperando primero para ver si hay efectos secundarios”, dijo a la AFP Shirley Shi, una responsable de recursos humanos en Pekín.

“Y además la epidemia está controlada en China y no pienso viajar al extranjero. Así que no necesito una vacuna de inmediato”, explica.

Con sólo dos muertos desde mayo y una vida ahora casi normal, la estrategia china es “muy eficaz y da a la gente una sensación de seguridad”, señala Mathieu Duchâtel, director del programa de Asia en el Instituto Montaigne de París.

“El sentido de urgencia que existe en Occidente (...) no está presente en China”, subraya.

China ya ha administrado más de 52 millones de dosis, lo que la sitúa en el segundo lugar del mundo, por detrás de Estados Unidos.

Pero el país está muy atrás en cuanto al porcentaje de dosis por cada 100 habitantes: menos de cuatro, frente a las 25 de Estados Unidos y las 33 del Reino Unido.

Una situación que puede sorprender en un país conocido por su capacidad de movilización y que ya impuso estrictas medidas de confinamiento, control y cuarentena desde el año pasado.

“Gran preocupación”

El ritmo de vacunación es ahora una fuente de “gran preocupación”, reconoció el lunes el especialista chino en enfermedades infecciosas Zhang Wenhong.

Un artículo publicado en noviembre en la revista médica The Lancet estimó el porcentaje necesario para la inmunidad de rebaño en un 60-72%. Gao Fu, director de la agencia de protección de la salud pública de China, lo fijó en un 70-80% el viernes.

China espera haber vacunado al 40% de sus 1.400 millones de habitantes para finales de junio, según el experto en enfermedades respiratorias Zhong Nanshan, una figura destacada en la lucha contra el coronavirus en el país.

El verano pasado se inició la vacunación “de urgencia” para grupos de riesgo, como trabajadores sanitarios, empleados de empresas estatales y estudiantes que viajan al extranjero.

Desde diciembre, ciudades, comités de barrio y empresas ofrecen gradualmente vacunas a las personas de entre 18 y 59 años.

“Trabajo en una consulta dental, donde hay un mayor riesgo de contaminación. Llevamos mascarillas, pero siempre es mejor tener anticuerpos”, dijo a la AFP Zhang Yutong, una joven que salía de un centro de vacunación en Beijing.

Beijing aprobó hasta ahora cuatro vacunas, todas ellas chinas. Sin embargo, dos de ellas no obtuvieron autorización de las autoridades hasta finales de febrero.

Diplomacia de la vacuna

Como medida de precaución, las personas de 60 años o más están prácticamente excluidas de la vacunación, ya que los fabricantes aún no han publicado los datos de los ensayos clínicos en personas mayores.

Sin embargo, la capacidad de producción está aumentando y las autoridades esperan alcanzar los 2.000 millones de dosis anuales a finales de 2021.

“En la actualidad, sin embargo, en términos de capacidad, esto no es suficiente para satisfacer las necesidades de China tanto para su vacunación (...) como para su diplomacia de vacunas”, afirma Yanzhong Huang, especialista en salud de la consultora estadounidense Council on Foreign Relations.

Millones de vacunas chinas van al extranjero, en forma de ventas o donaciones, para “ayudar a la comunidad internacional a superar la epidemia”, dicen las autoridades.

El país también está creando “centros regionales de vacunación” para que las vacunas fabricadas en China estén disponibles en el extranjero, y está lanzando una campaña para vacunar a los chinos en el extranjero, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, a la prensa el domingo.

Según los medios estatales, los pedidos y las donaciones al extranjero ascienden a unos 560 millones de dosis. China dice que ofrece vacunas gratuitas a 69 países.

¿Un sacrificio rentable para Beijing?

“Si otros países, gracias a la vacunación, logran la inmunidad de rebaño, reabren sus fronteras y vuelven a la vida normal” antes de que finalice la campaña de vacunación en China, “esto podría dar una mala imagen”, advierte Yanzhong Huang.

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