“Todavía está en construcción, durante el día es como un infierno. Es el desierto, hace demasiado calor”.
Sorprendentemente, mientras Shogo Nakashima hace esta crítica mordaz del lugar que es su hogar durante las próximas dos semanas, tiene una sonrisa en su rostro. Una que dice "me río para no llorar".
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"No puedo cambiar dónde quedarme en este momento, así que tengo que aceptarlo y esperar al partido de Japón", dice.
"Solo estaré aquí para dormir. Saldré y exploraré la ciudad, no quiero quedarme aquí".
El japonés de 31 años fue una de las primeras personas en llegar al Qetaifan Island Fan Village, la villa de fanáticos justo al norte de Doha, donde aún se estaban realizando obras de construcción en algunas áreas unas horas después de que el lugar abriera sus puertas.
Pero mucho antes de que la mayoría de los invitados llegaran al sitio, había indicios de que las cosas podrían no ser como se esperaba.
Campamento “premium”
En el camino largo y sinuoso hacia el campamento hay señales audibles y visuales de maquinaria pesada. Las grúas de construcción se elevan hacia el cielo y los trabajadores están ocupados con trabajos que van desde colocar adoquines hasta cablear luces.
Y a medida que conduces hacia el área de recepción, la cerca perimetral no transmite exactamente el ambiente de "campamento de fanáticos premium" que dice en la página oficial de reservas del sitio.
Hay 1.800 tiendas de campaña, cada una con capacidad para albergar a dos personas.
Pedro y Fátima viven en España pero están aquí para animar a México. Se casaron en abril y este viaje es parte de su luna de miel.
"Cuesta alrededor de US$200 por noche. Para ser honesto, no era lo que esperaba. Cuando ves las fotos y lees la descripción -y es una Copa Mundial de la FIFA- esperas un poco de calidad", dijo Pedro.
"Esto es como un hostal de bajo estándar que puedes encontrar si viajas como mochilero por el mundo".
"Es como estar en un invernadero", añadió, "así que no pudimos dormir más allá de las 9 am, a pesar de que estábamos exhaustos por el vuelo".
Las carpas, hechas de plástico grueso, contienen cada una dos camas individuales y una mesita de noche con una lámpara. En el piso, una capa delgada de alfombra tiene bultos en algunos lugares, ya que descansa sobre arena y grava. Un solo ventilador eléctrico completa el diseño de la habitación.
"No hay organización en absoluto, nadie sabe nada", dijo Fátima a BBC Sport. "Los negocios están cerrados, no hay agua potable. Definitivamente, esto no es lo que pagamos".
Lejos de un hotel
A medida que caminamos, todas las personas con las que hablamos tienen pensamientos similares.
Para algunos, la realidad de la situación exige una acción más drástica. Djamal, quien viajó desde París, pagó unos US$3.000 por una estadía de tres semanas en la Fan Village, pero después de menos de 24 horas en el sitio está haciendo las maletas y se dirige a la salida.
"Para mí no es una buena experiencia. No hay gel de ducha, ni cepillo de dientes, ni pasta de dientes", dice. Djamal compartió con nosotros su hoja de confirmación de reserva, y el hecho de que pensó que iba a ir a un hotel.
Una cosa positiva, aunque pequeña, es que el personal aquí es entusiasta, servicial y siempre sonriente. Incluso si a veces dan información contradictoria, como dónde y cuándo se puede comprar agua en el sitio, y que se necesita una pulsera para comprarla.
A pocos pasos de la villa de fanáticos se encuentra el Qetaifan Beach Fest, el parque de fanáticos en el club de playa. Cuenta con una gran pantalla en la que se proyectan partidos y en él se vende alcohol.
El club de playa también mostraba signos de no estar completamente terminado a tiempo. Montículos de material de construcción estaban dispersos por el sitio, y había un pitido constante de vehículos en movimiento y el sonido metálico de las estructuras que se erigen.
Dado que Qatar gastó US$220.000 millones en la Copa del Mundo no se puede cuestionar que sus planes no sean ambiciosos, aunque sí es cuestionable cómo se han llevado a cabo.
El país fue galardonado con la competencia más grande del fútbol en 2010, por lo que esta prisa de último minuto por estar listo no es un buen augurio para los fanáticos que viajaron desde el otro lado del mundo y gastaron miles de dólares para estar aquí.