Está oscuro y hay una habitación con la luz encendida, la ventana abierta, en el Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid, la capital de España. “¡Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas! Sois unas putas ninfómanas. Os prometo que vais a follar todas en la capea”, se escucha a un hombre gritar con desenfreno para romper el silencio. De repente son decenas de cuartos con las luces encendidas y decenas de varones en ellos, que braman al unísono: “¡Vamos Ahuja!”. Se arengan entre sí y también golpean.
La escandalosa secuencia coordinada de antemano y ocurrida el domingo pasado por la noche fue filmada desde la residencia de estudiantes femenina del Colegio Mayor Santa Mónica, que está justo enfrente, y es adonde iban dirigidos los gritos de estos estudiantes universitarios.
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La grave situación llevada adelante por los alumnos de este colegio mayor de la orden de los agustinos y suscripto a la Universidad Complutense de Madrid, adonde también está adherida la institución educativa de las chicas que recibieron los gritos, despertó expresiones hasta de las más altas esferas del poder político español.
Asimismo, el joven que comenzó la acción fue expulsado. “Ya no está en el colegio”, confirmó a los medios españoles el director del establecimiento, Antonio García Artiga, quien consideró que fue “inexplicable” lo que pasó.
“Oímos los gritos y el vigilante y yo mismo salimos a pararlo, pero la grabación es esa. No nos dio tiempo a llegar, pero en absoluto lo íbamos a permitir”, aseveró García Artiga, citado por Radiotelevisión Española (RTVE). Además afirmó que era una “tradición” que los jóvenes profirieran “sonidos de animales” a través de la ventana. Según dijo, también “los perseguían” ante esa circunstancia.
Sin embargo, el director negó que las expresiones hayan sido emitidas para las alumnas del colegio de enfrente. “Es una forma que tienen ellos de expresarse, pero en absoluto referidos a las muchachas, lo tengo clarísimo”, indicó.
En tanto, la dirección del colegio pidió “disculpas públicas” al colegio mayor femenino, dirigido por la congregación de Agustinas Misioneras, antes de anunciar que iban a dejar fuera de la institución a varios estudiantes implicados, ya que aseguraron que el episodio atenta contra el reglamento del centro que, en “casos graves” como este incluyen la expulsión. Además, remarcaron que los alumnos deberán participar obligatoriamente de conferencias de “sensibilización” y en actividades de voluntariado.