Se esperaba que fuera una jornada de infierno para el Gobierno y se cumplió. Más de un millón de personas expresaron su enojo en las calles de toda Francia contra la reforma del sistema de pensiones propuesta por el Ejecutivo de Emmanuel Macron, quien, pese al masivo rechazo, dijo estar decidido a aprobar la medida.
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“Estamos aquí para decir que no”, “La jubilación antes que la artritis”, “Metro, trabajo, tumba”, “Perder la vida intentando ganársela” o “Macron quiere que muramos en el puesto” son algunas de las frases que resonaron desde Marsella hasta Nantes, en medio de huelgas nacionales y manifestaciones de ciudadanos que secundaron la llamada a la movilización lanzada por los sindicatos franceses.
Los principales gremios estiman que se superó el objetivo de dos millones de manifestantes en todo el país, mientras que el ministerio del Interior cifró la participación en 1,1 millones. La mayor convocatoria se dio en la capital francesa, donde 800.000 personas salieron a las calles.
Además de los sindicatos, muchas organizaciones pequeñas y miles de estudiantes a trabajadores cercanos a la jubilación también desfilaron entre cánticos y pancartas. En cuanto a las huelgas, sectores como el del transporte público o la educación se sumaron suspendieron o redujeron sus actividades.
Philippe Martínez, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) francesa, afirmó que “la movilización es la imagen de lo que leemos en las encuestas, es decir, que una gran mayoría de los ciudadanos de este país están en contra de esta reforma”.
Rodrigo Murillo, historiador y analista político peruano radicado en Francia, señala que fue un día de parálisis casi total. “Los trenes entre ciudades, los trenes de cercanías y el metro de París estuvieron casi totalmente paralizados. También la mayoría de las escuelas, por las movilizaciones a que se han plegado los maestros, y algunos centros de salud -pues en estos establecimientos también existe personal que será afectado por la reforma- están en para parcial. Se ha cancelado un porcentaje importante de vuelos, además”, dice a El Comercio.
Por ello, explica, todas las compañías capaces de hacerlo, ordenaron una jornada obligatoria de trabajo a distancia en atención a la movilización de los sindicatos.
Aunque, en general, las movilizaciones se desarrollaron en forma pacífica, en París, la policía antidisturbios repelió a manifestantes que lanzaban proyectiles al margen de una de las protestas. Las autoridades informaron que 38 personas fueron detenidas por causar incidentes y destrozos.
Enojo profundo
El proyecto de reforma del sistema de jubilaciones es una de las prioridades de Macron para este 2023. De hecho, se trata de una de las medidas clave que el mandatario prometió durante la campaña que llevó a su reelección en abril del 2022.
La voluntad del gobierno es elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años para el 2030, adelantando también al 2027 la exigencia de trabajar 43 años para cobrar una pensión completa. Según el Ejecutivo estas medidas son imprescindibles para el equilibrio financiero del sistema.
En contra parte, las últimas encuestas apuntan a que la mayoría de los franceses se opone a la reforma. Los sindicatos afirman que la medida pone en peligro derechos muy peleados y proponen un impuesto a los ricos o que los empleadores aumenten su contribución en las nóminas para financiar el sistema de pensiones, indica la agencia Efe.
Macron, que se encontraba este jueves en Barcelona para una cumbre bilateral junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, teme que eventuales paros prolongados obstaculicen la economía justo cuando Francia lucha contra la inflación y trata de impulsar el crecimiento.
Para Murillo, hace un buen tiempo una “tormenta perfecta” pareciera cernirse sobre Francia. Recuerda que hace muy poco, por ejemplo, por una paralización de los trabajadores de Total Energies en las refinerías del país, existió una situación de desabastecimiento del combustible por varios días. No hubo gasolina en ningún lado, y fue así por más de diez días.
“Por esto, y algunas otras cosas más, tengo la impresión de que la población francesa se va cansando peligrosamente de lo ‘políticamente correcto’ y exige en ese sentido soluciones inmediatas para problemas profundos: la inflación, la migración desbordada, los desabastecimientos, la falta de oportunidades”, apunta.
Un gran reto para Macron
Murillo enfatiza que la jornada de protestas fue un día crucial para Macron y que, debido a que la reforma de las pensiones fue una de las palestras de su campaña presidencial, constituye un compromiso que probablemente intentará honrar antes del final de su mandato.
A pesar de las protestas, Macron afirmó que el Gobierno no va a retroceder en sus planes de sacar adelante la reforma. “Si queremos ser justos entre las generaciones y salvar nuestro sistema de reparto, debemos hacer esta reforma”, afirmó.
Sin embargo, el partido de Macron no cuenta con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional por lo que el Gobierno necesitará el apoyo de al menos otro partido para sacar adelante la reforma, que tiene el rechazo frontal de la izquierda y la ultraderecha.
Sobre la actuación del presidente francés, Murillo considera que el mandatario maneja muy bien las relaciones públicas a nivel de la Unión Europea, y de la presencia de Francia en el mundo, “pero pareciera incapaz de convencer realmente a los franceses que tiene las herramientas para resolver estos problemas tan graves que enfrenta el país”.
“Es cierto también que Macron se ha beneficiado hasta ahora de la presencia de una derecha y una izquierda más bien anticuadas, recalcitrantes, que en ningún modo han podido competir con la plataforma centrista que lo hizo presidente. Pero esto es solo por el momento. Si la situación del país continúa empeorando, fruto de los problemas que aquejan a Francia profundamente, es posible que el electorado sea cada vez más proclive a la adopción de soluciones desesperadas, incluso extremas”, agrega.
El gobierno ya había mostrado su preocupación porque la convocatoria del jueves pudiese alentar a los sindicatos a continuar con paros prolongados, un temor que se volvió realidad con el anuncio de los sindicatos franceses de una nuevo día de movilizaciones para el próximo 31 de enero.
Murillo apunta también que, en un contexto de guerra internacional, con una Unión Europea motorizada de cierta manera con la potencia económica alemana, pero con el liderazgo más bien político de Francia, la situación no es sencilla para Macron ni en un plano nacional, ni en un plano internacional.
“Y aunque podríamos considerar que ambos planos no tienen relación alguna, en la medida que el liderazgo internacional de Macron no se vea sustentado en la realidad (Alemania no le hace mucho caso, por ejemplo), es probable que esto ponga de relieve no solamente su falta de liderazgo internacional, sino también el declive de la potencia de Francia para dirigir efectivamente a la Unión Europea. Y este declive, del que los franceses con su pasado imperial son muy conscientes, sí es responsabilidad del presidente actual así como de quienes lo antecedieron en el poder. Y no creo que los franceses toleren esa falta de liderazgo”, comenta.