La publicación de los Pandora Papers, la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, trajo de vuelta un caso polémico que atañe al presidente de Chile, Sebastián Piñera. Su familia tenía un buen porcentaje del accionariado del proyecto minero Dominga hasta que, en el 2010 -cuando él ya era presidente-, terminaron de venderlo a una persona de su íntimo círculo social en un paraíso fiscal.
Además de una cuestión ética, la polémica recae en que el último pago de la compra estaba sujeto a una condición: “solo se haría si el Estado no declaraba reserva natural la zona donde se pensaba desarrollar Dominga”. Y, en efecto, el gobierno de Piñera “no promovió la protección ambiental” del lugar.
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“Me parece absolutamente inaceptable que se use una información ya conocida y sobre la que ya se pronunciaron los tribunales”, se excusó el mandatario sobre el caso que, en el 2017, falló a su favor.
Sobre el impacto de estas revelaciones, el sociólogo chileno Axel Callís comenta: “La opinión pública conoce en profundidad la esencia de Sebastián Piñera. Por lo tanto, esto viene a confirmar los problemas que arrastra desde que se convirtió en senador, los problemas propios de ser un multimillonario convertido a la política”.
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Para Callís, la población siempre fue consciente del conflicto de interés de la gestión de Piñera. “La percepción que tenemos la mayoría es que su pulsión principal fue el dinero más que la política propiamente, y justamente eso es lo que tiñe la última parte de su mandato”.
Lo que muestra los Pandora Papers son, en buen romance, una raya más al tigre y funciona, para Callís, como un recordatorio sobre un tema que pasó casi desapercibido en el 2017.
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Las horas más duras de Piñera
Los Pandora Papers son un golpe más a un presidente impopular, que ya es considerado por muchos como el peor desde que regresó la democracia a Chile. Para Andrés Jouannet, profesor de Ciencia Política en la Universidad Católica de Chile, es un capítulo más en el final de Sebastián Piñera como político.
“El final empezó el 18 de octubre del 2019 con el estallido social. Recordemos que ello sucedió por las malas decisiones del gobierno y que, además, mientras Santiago se incendiaba, el presidente comía una pizza en un restaurante acomodado de la ciudad”.
Fue un signo que terminó por sepultar su popularidad. “En todo este tiempo nunca logró superara los 15 puntos en las encuestas, así que lo pasa hoy día es la reafirmación de que, políticamente, él ya no es querido”.
Si a eso se le suma que no cumplió su promesa de tranquilizar la Araucanía, los fallos durante gran parte del primer año de la pandemia del coronavirus (aunque ahora se esfuerza por dejar una alta tasa de vacunación) y los varios ministros del interior que han desfilado por el gabinete de su segundo periodo al mando de Chile, el saldo es negativo.
“En su primer gobierno, Piñera fue un hombre popular. Su gobierno, aunque no tuvo nada que ver, partió bien por el rescate de los mineros. Pero, en su segundo periodo, lo que se viene a ratificar es la distancia entre él y la ciudadanía, y eso se ve en sus políticas públicas”.
¿Adiós al político Piñera?
Sobre el final de la carrera como político de Sebastián Piñera, Callís anota: “Yo diría que la mala memoria es un común denominador en América Latina y, por eso, no hay muertos en política”.
“Pero más que por sus negocios o por el conflicto de interés, coincido con que Piñera va a pasar a la historia como el peor gobernante desde la vuelta de la democracia”.
“Ahora, su gran problema será, si se da el caso, enfrentar a los tribunales chilenos e internacionales por las violaciones a los Derechos Humanos, muchas de ellas acreditadas, durante el estallido social”.
Jouannet no le ve mucho sentido que ahora, con las elecciones presidenciales a punto de llevarse a cabo (21 de noviembre), se le empiece a juicio político por la minera Dominga. El especialista dice que, en todo caso, “el juicio será el de la historia”.
“Desde el punto de vista legal, él puede defenderse a la perfección. Lo que está en entredicho es el relativismo ético objetivo: en su primer mandato, él era dueño de un canal de televisión y de Lan Chile, y cuando eres presidente tus acciones se venden a mejor precio”.
“El relativismo ético en política y economía ha sido una de las características de Piñera: él nunca separó sus negocios de su gestión frente al país. Y es lamentable porque los presidentes tienen que mostrar un estándar ético muy superior al resto. Por algo Piñera fue el primer ciudadano de la nación”.
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