Acaban de cumplirse tres meses desde que Israel le declaró la guerra a Hamás, luego de que el grupo palestino perpetrara una serie de atentados que dejaron al menos 1.200 muertos y más de 200 secuestrados.
MIRA: ¿Por qué Israel no está cerca de acabar con Hamás tres meses después de iniciada la guerra?
Aún en shock por haber sufrido el peor ataque desde su fundación en 1948, el primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró aquel día que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) “utilizarán inmediatamente toda su fuerza para destruir las capacidades de Hamas”.
Veinte días más tarde, las fuerzas hebreas anunciaron el inicio de operaciones militares terrestres sobre la franja de Gaza. Estas se sumarían al incesante bombardeo que se había lanzado sobre el pequeño enclave palestino que, según las autoridades a cargo de Hamás, ya ha causado la muerte de unas 23.000 personas.
Los israelíes dudan de estas cifras, pero aseguran haber causado miles de bajas entre las filas de Hamás, además de haber afectado seriamente sus capacidades militares, incluida la enorme red de pasajes subterráneos donde se almacena armamento y se esconden muchos de sus combatientes.
El último sábado 6, Israel anunció que había “completado el desmantelamiento” militar de Hamás en el norte de Gaza, lo que da paso a una nueva fase de sus operaciones.
Según el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, las fuerzas hebreas se centrarán ahora en ir detrás de los líderes de Hamás, quienes estarían principalmente ubicados en el sur de la franja. Si bien se espera que la intensidad de los ataques se reduzca en este nuevo periodo, también se estima que sería mucho más largo en cuanto a tiempo.
En su presupuesto nacional, Israel ha estimado que la guerra se extenderá por el resto del año. Desde el inicio, además, sus líderes han advertido en numerosas ocasiones de que sería una guerra larga.
“La opinión pública en Israel está a favor de que continúe la guerra contra Hamás. Después del 7 de octubre, la gente tomó la decisión de cambiar para siempre la situación en nuestra frontera sur”, comenta a El Comercio Ido Ido Zelkovitz, investigador de la Universidad de Haifa, historiador y experto en el conflicto árabe-israelí.
Un año después de la retirada israelí de la franja de Gaza, Hamás ganó las elecciones locales y se hizo con el control del enclave. Desde entonces inició una serie de ataques con misiles y emprendió dos guerras contra las fuerzas hebreas. El último conflicto se cerró en el 2014 con un alto al fuego mutuo, pero los israelíes temen que un nuevo acuerdo de ese tipo provoque un ataque aún peor a futuro.
“Esta organización terrorista posee un cargo territorial, con civiles a su cargo. Eso se ve muy pocas veces en la historia, pero ahora se está viendo en el Líbano con Hezbolá y en Gaza con Hamás. Se sabía que Hamás tenía este poderío, pero se creía que quería cuidar a su población. Por eso se creía que nunca ejecutarían sus amenazas, porque si lo hacían pondrían en peligro a su población y las cosas buenas que había en Gaza”, señala Lior Ronin, especialista en seguridad en Medio Oriente.
Es por ello que más del 70% de israelíes considera que su seguridad depende de la eliminación total de Hamás, según encuestas realizadas durante los últimos meses. Pero, ¿es realmente posible “borrar” a Hamás del mapa?
“Depende de cómo veas a Hamás, como organización o como ideología. Si hablamos de organización se puede acabar con su capacidad de gobernar y funcionar militarmente. Eso se puede lograr. La misión es que ninguna organización yihadista vuelva a amenazar a Israel desde el sur y eso solo se logrará manteniendo una posición firme dentro de Gaza que controle que estas organizaciones no vuelvan a surgir. La defensa deberá pasar de ser reactiva a proactiva. Pero si tomamos a Hamás como la ideología musulmana salafista de la que nace, será muy difícil de vencer, tomará muchos años y se deberá transformar a la sociedad. Habrá que reeducar a dos o tres generaciones porque fueron educados pensando que la guerra santa es lo más glorioso. Pero es posible, así como se cambió a los alemanes nazis o a los japoneses imperialistas”, considera Lior.
En las semanas que se ha extendido el conflicto, además, se han ido escuchando algunas voces que se oponen a la continuidad de la guerra. Ya sea por la situación de los rehenes, las bajas militares sufridas o las impactantes cifras de muertos gazatíes, cerca de un 20% de la población israelí ha dicho en algún momento estar a favor del fin del conflicto.
Para el profesor Zelkovitz, esto se limita a “apenas algunas cuántas voces de la izquierda radical que están protestando y pidiendo que se detenga el conflicto”.
“Desde el inicio de la guerra estaba claro que el conflicto tomaría varios meses, así que por ahora diría que no hay ningún cambio respecto a la percepción que se tenía sobre Hamás. Lo que sí se ha conseguido, sin embargo, es entender mejor las tácticas bélicas de Hamás desde el interior de la población de Gaza. Yo diría que la población israelí quiere que su ejército trabaje a paso lento pero de forma productiva”, agrega el académico.
- Un conflicto regional -
Como era de esperarse, el conflicto con Hamás se convirtió casi de inmediato en un nuevo enfrentamiento entre Israel y los aliados del grupo palestino. La milicia libanesa financiada por Irán, Hezbolá, y el grupo de rebeldes que se enfrenta por el control de Yemen, los hutíes, han sido los actores más activos en esta contienda.
Hezbolá lo hizo a través de constantes bombardeos sobre el norte de Israel, región con la que limita. Mientras que los hutíes vienen amenazando a todas las embarcaciones supuestamente relacionadas con la nación hebrea que transitan por el Mar Rojo, poniendo en peligro incluso la estabilidad del comercio internacional y conllevando a una respuesta militar de Estados Unidos.
El activo rol de ambos, y sus lazos con la principal potencia enemiga de Israel en la región, Irán, han hecho temer desde el inicio que el conflicto escale y se convierta en uno regional. Aunque según Lior, esto ya puede considerarse así.
“Al empezar a atacar a los navíos que nada tenían que ver en el Mar Rojo, y afectando a la economía internacional, los hutíes ya convirtieron esto en un conflicto regional. Puede ser uno controlado y de menor magnitud, pero sigue siendo regional. Estados Unidos ha formado una alianza, no solo por la amenaza sino porque del otro lado tiene a su gran enemigo, China, que se vería beneficiado si este conflicto continúa”, asegura.
El 3 de enero se reportó la muerte de Saleh al-Arouri, número dos de Hamás que se encontraba escondido en Beirut (Líbano), bajo el manto de Hezbolá. Israel fue el responsable de dicha eliminación y se teme que esto lleve a que la milicia libanesa se inserte de lleno en la guerra.
“Implicó pasar la línea que puso Hassan Nasrallah, jefe de Hezbolá. Él había dicho que cualquier eliminación de un líder palestino en territorio libanés recibiría una respuesta contundente. De facto, no hubo una respuesta, más allá de que se dispararon 60 cohetes y drones suicidas. Pero Hezbolá puede muchísimo más. Eso significa que no quieren entrar en un conflicto directo con Israel. Y el vocero del ejército israelí señaló que el ataque fue contra Hamás, la guerra es contra ellos y sus líderes, sin importar en qué parte del mundo estén. Sin embargo, se acaba de eliminar a Wissam al Tawil, que lideraba una fuerza élite de Hezbolá, porque fue el encargado del ataque de cohetes. Al Tawil es una figura muy cercana a Nasrallah, es su cuñado; y era muy cercano a Qassam Soleimani. Esto hará que Nasrallah no se quede tan quieto, pero no creo que incluso así utilice toda la capacidad que Hezbolá tiene. En los próximos días podrían perpetrar un ataque serio, incluso llegando hasta Haifa, porque demostraría que también pueden pasar el límite que Israel puso”, explica Lior.
El profesor Zelkovitz, quien reside en Haifa, asegura que la guerra en el norte es considerada inevitable por muchos en el país. “Se entiende que solo es cuestión de tiempo para que la guerra se desate en el norte de Israel. Y considero que luego de que concluya el conflicto en el sur, será necesario que también se cambie la realidad que tenemos en nuestra frontera norte”, señala.
La comunidad internacional ha venido presionando incesantemente tanto al bando israelí como al de Hamás para que consigan un alto al fuego. Los hebreos han puesto como condición la liberación de los rehenes y la retirada del grupo al que consideran terrorista del poder político de Gaza. Los combatientes de Hamás, claramente, no aceptan estas condiciones y exigen que la crisis humanitaria en el enclave es razón suficiente para detenerse.
Lior explica que Israel no está dispuesto a exponerse a una nueva amenaza en el futuro y que las negociaciones con una contraparte como Hamás son virtualmente imposibles debido a su propia esencia.
“La presión internacional siempre puede influir, pero haciendo historia veremos que los ceses al fuego no trajeron paz sino más conflicto. Las organizaciones terroristas palestinas siempre han exagerado sus cifras en un 70% y cuentan a todos como civiles, lo cierto es que la mayoría de abatidos realmente son combatientes armados. Sin embargo, nadie les pide pruebas. A nosotros, en cambio, nos piden pruebas sobre lo que pasó el 7 de octubre e incluso cuando las mostramos dicen que son mentiras sionistas. Para negociar hace falta que existan puntos en común, no hay ningún punto en común entre Israel y Hamás porque todo lo que buscan ellos es la destrucción de Israel”, explica el analista.