El presidente del Parlamento de Irak, Mohamed al Halbusi, suspendió hoy todas las sesiones programadas de la Cámara baja “hasta nuevo aviso”, después de que cientos de seguidores del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr asaltaran el Legislativo por segunda vez esta semana.
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“Según los reglamentos internos del Parlamento iraquí, se decidió suspender las sesiones del Legislativo hasta nuevo aviso”, dijo Al Halbusi en un comunicado, en el que indicó que el país está atravesando “tiempos difíciles y delicados”.
El presidente del Legislativo consideró como algo “normal” las diferencias de opinión en los diferentes partidos, pero apuntó que el diálogo es la única vía para resolver el estancamiento político y la creciente tensión que, si no se detiene, podría resultar “desastroso”.
“Hago un llamamiento a los líderes de los bloques políticos para que convoquen una reunión nacional urgente, para empezar un diálogo eficaz y responsable (...) y que sus resultados sean para el interés del país”, dijo Al Halbusi.
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La suspensión de las sesiones del Parlamento se produce después de que cientos de seguidores de Al Sadr asaltaran la Cámara y anunciaran que acamparán dentro del edificio hasta que no se satisfagan sus objetivos.
Esta supone la segunda vez que irrumpen en el Legislativo, en protesta contra el candidato a primer ministro de la alianza chií Marco de Coordinación, Mohamed Shia al Sudani, leal a Irán y la gran némesis de Al Sadr.
La tensión política en Irak se incrementó en junio, cuando el Bloque Sadrista, que salió vencedor de las elecciones con 73 escaños, se retiró del Parlamento ante el bloqueo del Marco de Coordinación para elegir un presidente y formar Gobierno.
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Desde entonces, Irak sufre una severa parálisis política de más de nueve meses, durante los cuales ha sido imposible aprobar importantes leyes para paliar la acuciante crisis económica del país, ni tampoco los presupuestos estatales.
La renuncia de Al Sadr no significó que dejase de influir en el poder y desde entonces ha convocado varias marchas multitudinarias para ejercer presión y exhibir su fuerza en las calles.