El domingo 15 de septiembre, El Comercio estrenó su nuevo documental Sobreviví al Holocausto, en el que recoge los testimonios de Esther Karl, Hirsz Litmanowicz, Norbert Feiger y Lothar Rosenmann tras lograr escapar del terror infundido por los nazis en Europa para luego llegar y establecerse en el Perú.
Junto al documental, El Comercio ha desarrollado un especial web en el que profundiza más en la historia de cada uno de los sobrevivientes.
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Esther Karl aún no abría los ojos, pero la muerte ya rondaba por su puerta. Al día siguiente de su nacimiento, en septiembre de 1941, su familia recibió un ultimátum de parte del ejército nazi. Tenían solo 24 horas para abandonar su hogar y trasladarse al gueto delimitado dentro de la misma ciudad de Lwów, en Polonia.
"Nosotros éramos 100 personas antes de la guerra. Y quedamos solamente mi mami, nosotras tres y cuatro sobrinas. A las personas que niegan el Holocausto yo solamente les hago una pregunta: ¿Dónde está mi familia?", nos dice Esther desde el estudio de su casa en la ciudad de Lima, donde llegó en 1947.
El mismo año, a 415 km. hacia el oeste, en la ciudad de Bedzin el pequeño Hirsz Litmanowicz había visto un par de años atrás cómo el pueblo en el que su familia vivió por al menos siete generaciones se convertía en un centro de confinamiento.
No hizo falta disparar una sola bala para que Bedzin quedara bajo el control de los nazis. Su padre había muerto poco tiempo atrás, su madre fue llevada por los nazis a un destino hasta entonces desconocido, lo mismo sucedió con su hermana mayor, otra de ellas había sido destinada a trabajos forzados en una fábrica ubicada en Alemania y él se había quedado solo con su hermano Nathan y otra hermana.
Con el tiempo, Hirsz sería trasladado primero al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau y luego experimentaron con él inoculándole el virus de la hepatitis B en el campo de Sachsenhausen.
“La primera noche en Auschwitz es un poco curiosa. Oíamos unos golpes en la noche. Algo como que tiran piedras contra una pared o algo así. Nos acercamos a la ventana y vimos un camión. Estaban cargando cadáveres, los tiraban como si fueran sandías. Y eso era lo que golpeaba. Las cabezas, los cuerpos, golpeaban contra las barandas”, recuerda con amargura desde la sala de su casa, ubicada en San Isidro.
Para conocer más de cada sobreviviente, no olvide visitar el especial web, dándole click aquí: Sobreviví al Holocausto.