Venezuela inicia un nuevo proceso de diálogo entre el gobierno de Maduro y la oposición: ¿Pueden llegar a un acuerdo?

El nuevo diálogo, que cuenta con la mediación de Noruega y el auspicio del gobierno mexicano, supone el inicio de un proceso de negociaciones que se extenderá por varios meses y retoma los esfuerzos de consenso tras los fracasos registrados en este tema en Barbados (2019) y República Dominicana (2018).

MIRA: Gobierno de Maduro y la oposición venezolana comienzan en México su diálogo para salir de la crisis

En esta etapa inicial el gobierno y la oposición, liderada por Juan Guaidó -reconocido por varios países como presidente encargado de Venezuela- y en la que también participa el partido de Henrique Capriles, esperan definir una agenda que incluye el levantamiento de sanciones impuestas por Estados Unidos al régimen, pero no prevé la salida del poder de Maduro, acusado por la oposición de haberse reelegido fraudulentamente en el 2018.

José Carrasquero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar, señala que las expectativas de este nuevo diálogo están centradas antes que nada en que se llegue a un acuerdo sobre los puntos que se van a discutir en el proceso de negociación, aunque enfatiza que es un proceso que recién comienza.

“Este es un diálogo del cual no se deben esperar cosas muy rápidas, es una negociación que, además, está perturbada por un proceso electoral en curso y eso hace que haya una especie de urgencia en cuanto a los temas a tratar”, dice a El Comercio.

Coyuntura electoral

La nueva mesa de negociación tiene lugar a pocos meses de las elecciones regionales en Venezuela. El 21 de noviembre los ciudadanos del país llanero están llamados a las urnas para elegir a los próximos alcaldes, gobernadores estatales y diputados locales y regionales.

Maduro ha dicho que el gobierno venezolano irá al diálogo “de manera autónoma e independiente, sin chantaje de ningún tipo” para fijar un cronograma electoral y lograr el “entendimiento y la reconciliación nacional”. La oposición, por su parte, ha expresado su deseo de elecciones libres y justas.

Luis Nunes, analista político venezolano que vive en el Perú, afirma que no tiene expectativas de que el nuevo diálogo se traduzca en el final de la crisis para su país.

“Cada vez que se acerca un proceso electoral en Venezuela quieren instalar una mesa de diálogo que termina siendo una ‘mecida’, como se dice en el Perú. El gobierno casi siempre trata de dividir a los miembros de la oposición, las negociaciones terminan cuando la oposición le pide al gobierno que coloque al frente del ente electoral a personas independientes y que el proceso electoral tenga las garantías necesarias para ser justo, libre e transparente. En todos los casos, cada vez que se pide eso, el gobierno simplemente se levanta de la mesa y se va”, señala a este Diario.

Por su parte, Carrasquero añade que el gobierno de Maduro piensa que “de sentarse en una mesa de negociación la oposición lo estaría reconociendo como gobierno, y eso es lo que el régimen está buscando. Maduro también espera que haya un levantamiento de las sanciones, aunque eso no es claro que vaya a suceder a menos que él comience a cumplir con lo acordado en esa mesa”.

Del lado de la oposición, el analista cree que con su participación en el diálogo en México está tratando de buscar rumbos hacia un proceso democrático en Venezuela que pase por un proceso electoral creíble y auditable desde el exterior.

¿Qué esperar?

Nunes afirma que si bien la oposición quiere participar en las elecciones si constituyen un proceso libre y por lo tanto acepta ir a las negociaciones con el régimen, “el problema es que el régimen luego no acepta las condiciones que la oposición pone y cuando uno va a una mesa de dialogo para resolver un conflicto se ponen sobre la mesa las exigencias de ambas partes”.

Para el experto, el gobierno de Maduro ha demostrado que su estrategia en estas mesas de negociación consiste que cuando la oposición presenta sus exigencias simplemente la ‘mece’, se levanta y se va o emplea tácticas dilatorias.

“En los diálogos pasados nada se cumplió, todas las ofertas que el gobierno hizo al final las echó para atrás o utilizó la estrategia de la mentira giratoria, es decir, regresó al país, soltó a unos cuatro o cinco presos políticos para dar una imagen internacional de que estaba cumpliendo con algunas de las exigencias, pero a la semana metió presos a otros dirigentes políticos. Es una estrategia dilatoria y manipuladora”, apunta.

“No tengo mayor optimismo con este diálogo en México porque al final nunca cambian a las autoridades electorales y esas son las que deciden cómo es el proceso electoral y en qué condiciones”.

Hay otro factor que se debe considerar. A diferencia de los procesos de diálogo de Barbados y República Dominicana, esta vez el gobierno de Maduro se enfrenta a una oposición más debilitada por las fracturas internas que ya no está al mando de la Asamblea Nacional.

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