Peter Arévalo

Me convocan para escribir acerca de la despedida de y me cuesta encontrar un título para la columna. Se trata del jugador de fútbol peruano más mediático de los últimos 30 años, aquel que dividió y seguirá dividiendo al país entre quienes lo consideran el jugador más exitoso de la historia y quienes, a partir de su poca trascendencia en la selección, opinan lo contrario.

Pizarro tiene el reconocimiento internacional, pero adentro cuesta el consenso. Se pueden arriesgar las amistades cuando se debate sobre su paso por la selección. Desde La Victoria pegó el salto a la Bundesliga en agosto de 1999. Entonces, aquel delantero con cara de niño bueno pasó a convertirse en el ‘Bombardero de los Andes’, que conquistaba Alemania semana tras semana. Y es a partir de ese momento que sus éxitos y goles iniciaron un partido interminable con nuestras frustraciones y amarguras del pasado.

Con el Bayern Múnich ganaba todo lo que jugaba: la Bundesliga, la Champions, la Copa de Alemania, la Intercontinental, el Mundial de Clubes; su figura se agigantaba para Europa y para el mundo. Con la selección era otra la historia. La presión de ser el del momento pareció devorárselo, dejando la sensación de ausencia de liderazgo que le correspondía, pero que no le importaba asumir. O quizás no le nacía. No todos los cracks son líderes. ¿O es que acaso era aquel que necesitaba de caudillos que protegieran y respaldaran su calidad? Así lo hicieron Chumpitaz y Velásquez en los setenta y ochenta con los “diferentes” y talentosos.

Pizarro fue titular en todas las Eliminatorias que disputó, con Maturana y Uribe (2002), Autuori (2006), Del Solar (2010), Markarian (2014) y con Gareca hasta aquel partido en Montevideo (2018), marcando seis goles; serían 20 en total, entre Copa América (4) y amistosos (10). Debo admitir que me ilusioné y, como yo, muchos; un jugador irrepetible, el crack que es leyenda en la Bundesliga, pero que con su selección no alcanzó el brillo que todos deseamos vaya usted a saber por qué.

Su ausencia en el Mundial de Rusia es casi un tema de Estado y lo será por mucho tiempo. Alguna vez, relatando las Eliminatorias para Brasil 2014, me tocó narrar el “Perú 1 - Ecuador 0″ y, en pleno grito del golazo de Pizarro, me salió del alma: “Te estábamos esperando, Claudio”. Y, como dijo Elba de Padua Lima, “Tim”, luego del Mundial de España 1982: “me iré a la tumba sin saber por qué fracasamos en el Mundial teniendo tanto talento”. Bueno, muchos nunca encontraremos la respuesta a este fenómeno llamado Claudio Pizarro, el crack que ganó todo en Alemania y que hoy se despide rodeado del respeto y afecto que se ganó merecidamente. Chau, Claudio. Adiós, crack. No te pudimos disfrutar como lo deseábamos.

Peter Arévalo es periodista deportivo y narrador en ESPN