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El sentido del Pacto Ético Electoral
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Las elecciones generales del 2026 serán, sin duda, las más complejas de nuestra historia republicana reciente. Son 39 las organizaciones políticas las que competirán en un escenario profundamente distinto: el retorno a la bicameralidad, una ciudadanía hiperconectada, redes sociales que amplifican la polarización y el riesgo creciente de que la inteligencia artificial sea utilizada para distorsionar la verdad o generar contenidos falsos. Este contexto exige mayor madurez democrática, responsabilidad y compromiso ético.
Frente a este desafío, el Jurado Nacional de Elecciones impulsa la firma del Pacto Ético Electoral, una iniciativa que convoca a partidos y alianzas políticas a comprometerse con una campaña basada en el respeto, la veracidad y el debate de ideas. El pacto no impone ni sanciona por sí mismo: inspira y compromete públicamente. Busca que cada candidatura asuma ante el país una conducta responsable, fortaleciendo la confianza ciudadana y reafirmando que la competencia electoral puede y debe ser un ejemplo de convivencia democrática.
Más de 27 millones de peruanas y peruanos acudiremos a las urnas en abril. Este es el momento para que las organizaciones políticas escuchen nuevamente a la ciudadanía, presenten planes de gobierno serios, viables y coherentes, y comprendan que la confianza no se exige: se construye. El Pacto Ético Electoral representa esa oportunidad de reconexión entre la política y la sociedad, demostrando que el ejercicio del poder puede orientarse al servicio y no a la confrontación.
Desde su creación en el 2006, el pacto ha sido una herramienta de autorregulación democrática y un referente de compromiso cívico. Su cumplimiento es supervisado por un tribunal de honor, independiente y de naturaleza ciudadana, que actúa con transparencia frente a eventuales incumplimientos, reforzando la credibilidad del proceso.
Hoy, más que nunca, el país necesita un proceso electoral pacífico, transparente y con protagonismo ciudadano. Las redes sociales y la tecnología deben ser aliadas del voto informado, no instrumentos de manipulación, desinformación o violencia política. En este escenario, las organizaciones políticas están llamadas a liderar con el ejemplo y demostrar que la ética no es un discurso, sino una práctica cotidiana.
El Pacto Ético Electoral, que se firmará este jueves, no es un trámite más. Es un símbolo de madurez democrática y un recordatorio de que la política solo cobra sentido cuando se pone al servicio del Perú. Que estas elecciones sean un punto de inflexión. Que el 12 de abril millones de ciudadanos acudamos a las urnas con la convicción de que nuestro voto es libre, informado y consciente. Solo así podremos fortalecer la democracia y renovar la esperanza en un país que quiere volver a creer.

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