"La evidencia hasta ahora disponible señala que al aire libre el riesgo de contagio es significativamente menor respecto a un espacio cerrado y sin ventilación". (Foto: MTC)
"La evidencia hasta ahora disponible señala que al aire libre el riesgo de contagio es significativamente menor respecto a un espacio cerrado y sin ventilación". (Foto: MTC)
Juan Rodríguez

Han pasado más de dos años desde que se confirmó el primer caso de en el Perú. Posteriormente, como una de las principales medidas preventivas, se dispuso el uso obligatorio de en espacios abiertos y cerrados, disposición que todavía rige hoy.

Habiéndose cumplido dos años de ir con tapabocas a todos lados, y luego de tantas penas y aprendizajes por la pandemia, surge la pregunta válida de saber si es tiempo de levantar esta medida. Incluso desde el Congreso han presentado iniciativas para ello y en algunos países de la región se está procediendo a dejar sin efecto su uso en exteriores, siempre y cuando se mantenga una sana distancia.

En América Latina, Argentina, Colombia, México, Brasil y más recientemente Chile, forman parte de este escenario producto de la baja incidencia de contagios, una alta tasa de vacunación, incluso con la aplicación de una tercera y cuarta dosis y, además de un oportuno y fortalecido sistema de detección de casos. Si bien, la realidad peruana es distinta en al menos dos de los tres factores señalados, hay otros que podrían darnos la oportunidad de sumarnos a la nueva condición que se viene dando en la región y en el mundo.

La evidencia hasta ahora disponible señala que al aire libre el riesgo de contagio es significativamente menor respecto a un espacio cerrado y sin ventilación. En ese sentido, el retiro de la obligatoriedad del uso de mascarillas en lugares abiertos es algo que sí podemos intentar, manteniendo el distanciamiento y otras precauciones bajo la responsabilidad individual de todos, constituyendo un reto para los peruanos.

En el contexto nacional, hoy más de 26 millones de personas cuentan con al menos dos dosis y más de 13 millones se aplicaron la tercera dosis de la vacuna. Según el Repositorio Único Nacional de Información en Salud (Reunis) del Minsa, en el grupo de mayor vulnerabilidad; es decir, el de adultos mayores, la cifra con la tercera dosis de refuerzo había alcanzado el 70%. Números que reflejan un avance en este proceso que aún debe continuar y dan esperanza de que en un futuro cercano podamos acoplarnos a dejar el uso de la mascarilla en espacios totalmente abiertos, con distanciamiento y sin ningún tipo de relajo en las otras.

Se reitera que esto dependerá de una responsabilidad compartida entre el comportamiento de todos como ciudadanos y el Gobierno, el cual deberá seguir promoviendo las medidas preventivas, intensificar las diversas campañas de vacunación, así como la vigilancia de las variantes y la detección precoz de casos, y en paralelo, en conjunto con todos los actores, liderar la transformación del sector salud del país.