Giulio Valz-Gen

Tenemos varios problemas con miras a las próximas y uno de ellos es la alta . Es absurdo tener 31 partidos inscritos y otros 22 en proceso de estarlo.

El Parlamento del 2016 flexibilizó las reglas para inscribir un partido. Bastaban cerca de 25 mil firmas, pero se creó un sistema de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Con estas se producía una especie de filtro de movimientos, pues aquellos que no llegaban a obtener al menos el 1,5% de los votos válidos en las PASO no podían participar en las elecciones generales.

Esa norma fue modificada este año. Se eliminaron las PASO (pues los partidos nunca creyeron en ellas) y se elevaron los requisitos de firmas para los nuevos movimientos. Ahora se necesitan aproximadamente 750 mil. Ojo, los partidos que siguen en trámite de inscripción lo hacen con los requisitos de la norma antigua. En la práctica, muchos partidos se ‘alquilan’ y, ni tontos ni perezosos, muchos vieron la oportunidad de un ‘business’ con las reglas flexibilizadas.

¿Qué hacemos ahora? ¿Es posible cubrir 50 campañas, organizar un debate o una cédula de votación así? En el Perú, todo es posible, pero vaya que saldría mal. Necesitamos mecanismos para atenuar el desastre.

La Asociación Civil Transparencia, que dicho sea de paso acaba de cumplir 30 años, ha propuesto tres modificaciones legislativas simples que buscan reducir la fragmentación.

Voy a concentrarme en las dos que me parecen más viables. La más interesante busca facilitar la creación de frentes electorales y, al menos, reducir el número de candidaturas presidenciales.

“Permitir alianzas presidenciales entre partidos, manteniendo estos sus listas congresales. Así, cada frente electoral podría agregar varias listas parlamentarias. El votante opta primero por una plancha presidencial y luego por una lista de su preferencia. En el recuento de votos, se comienza determinando el porcentaje de votos obtenido por cada lista para luego acumularlos en torno a su frente”, señala un documento preparado por Transparencia.

Este mecanismo ya ha sido utilizado en México, Argentina y Uruguay. Dudo que resuelva la fragmentación en el Congreso, pero ayuda a que las alianzas no se caigan cuando no hay acuerdos respecto a quiénes van en las listas y sus posiciones. También incentiva que el Ejecutivo pueda tener, por lo menos en un inicio, un respaldo en el Congreso que le dé gobernabilidad. Está pendiente plasmar la propuesta en un proyecto de ley. Ojalá se haga pronto, pues pienso que existiría respaldo en el Legislativo.

La otra propuesta es que, independientemente del número de partidos que se incorporen en una alianza, la valla electoral solo se eleve en un punto porcentual.

Actualmente, para pasar la valla (quien no la pasa pierde su inscripción) se requiere el 5% de los votos válidos y, si se va en alianza, se añade un punto porcentual por cada partido. Así, con la propuesta, si se juntan 10 partidos, la valla sería solo 6%. Son tantos los partidos que esta es una medida realista que debería ser debatida cuanto antes.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Giulio Valz-Gen es socio de la consultora 50 + Uno