Los rectores de las cuatro universidades privadas más importantes del país, como son, sin lugar a dudas, la Cayetano Heredia, la de Lima, la del Pacífico y la PUCP, emitieron un comunicado el pasado día 8, a raíz de la publicación del Decreto Supremo 110-2024-PCM, por el que el Gobierno ordenó la suspensión de clases presenciales en Lima, el Callao y Huaral durante la presente semana, con motivo del APEC 2024, a realizarse del 14 al 16 del mes en curso, del que nuestro país es el anfitrión.
No se trata de personas o instituciones representadas por elementos radicales que buscan el fracaso del referido foro; ni de quienes buscan un protagonismo con el objeto de posicionarse políticamente, sin importar siquiera cómo ello pueda afectar la imagen del Perú. No, estamos frente a un llamado de atención que muestra la falta de sensatez en la medida dictada que, como bien se indica, afecta el desarrollo formativo de los estudiantes y su proceso educativo.
Los líderes de las economías mundiales que conforman el APEC, la mayoría de los cuales ocupan ese sitial fruto de haber recibido una educación de altísimo nivel en países que apostaron por llevar adelante programas educativos de excelencia que fueron asumidos como política de Estado, respetados por gobiernos sucesivos sean o no de la misma posición ideológica, conscientes de que solo a través de la educación los países pueden tener crecimientos sostenibles que permitan convertirlos en potencias mundiales, deben haber quedado sorprendidos por la decisión adoptada por el Gobierno.
La medida tomada es demostrativa del ineficiente trabajo en la implementación de políticas de seguridad. Obviamente, la realización del foro tiene que motivar ciertas acciones orientadas a garantizar la seguridad, como la limitación del paso por ciertas vías, la ubicación de personal de resguardo y protección en puntos estratégicos, entre otras decisiones de orden logístico, en las que el país ya tiene experiencia.
¿Cuál puede ser la lógica del Ejecutivo para establecer, por ejemplo, que el partido de fútbol a jugarse el viernes 15, entre las selecciones de Perú y Chile –el llamado Clásico del Pacífico–, en el que prácticamente se juega la posibilidad de seguir en carrera para aspirar a un cupo para el próximo campeonato mundial de fútbol, se realice en el Estadio Monumental de Ate y no en el Estadio Nacional? ¿Acaso se desconoce que la vía natural para acceder al Monumental es la Avenida Javier Prado, donde también se ubican las instalaciones en las que se desarrollará el mentado foro? ¿No es acaso más difícil de controlar una zona colindante con cerros que un lugar donde las vías pueden ser rápidamente cerradas? ¿Es lógico que se prefiera un estadio que recibe prácticamente al doble de asistentes?
La realización del evento deportivo refleja lo irracional de la medida denunciada por los rectores de las mencionadas universidades. ¿O es que el Gobierno considera más peligroso que los alumnos vayan a estudiar a sus colegios y universidades que el traslado de las decenas de miles de aficionados y las respectivas barras deportivas, en horas de la noche, hacia el estadio?
Dicho todo esto, hagamos votos para que las intervenciones de nuestras autoridades estén a la altura y no afecten la buena imagen que en materia económica tiene el Perú.