Alejandra Costa

Como en el show de magia más aburrido del mundo, en materia de modernización del Estado el gobierno de parece haberse aprendido solo dos trucos: crear entidades o fusionarlas.

En su mensaje a la nación por del año pasado, la presidenta destacó la aprobación de la ley que creó la , una entidad diseñada para acelerar la construcción de proyectos emblemáticos. Poco después, a finales del 2023, el Gobierno constituyó el para mejorar la calidad de las obras que ejecutan los gobiernos regionales y locales, y evitar que terminen paralizadas por errores en su diseño.

¿Era ese el camino correcto para resolver los graves problemas en materia de infraestructura? Nunca lo sabremos, pues estas dos figuran en la lista de las 13 entidades de distintos sectores que el Gobierno plantea que sean absorbidas por el , cuya creación fue uno de los pocos anuncios llamativos del larguísimo y desangelado discurso de Boluarte este año. Sin embargo, que la ANIN y el OEDI no hayan conseguido sus objetivos, y que desde el propio Gobierno se plantee desaparecerlas para concentrar sus funciones en otra entidad revela que la creación de entidades sirve para generar titulares, pero no para mucho más.

Leer el proyecto de ley enviado al permite comprobar el poco cuidado que se ha puesto en detallar la forma en la que este nuevo sector va a hacer la diferencia en la ejecución de proyectos. La propuesta –de seis páginas– define cuáles serán sus funciones y qué entidades serán absorbidas, pero no especifica cómo, por ejemplo, se va a relacionar con los gobiernos regionales y locales para aumentar su eficacia en la implementación de obras, cómo va a destrabar de manera efectiva los proyectos paralizados, cómo se va a evitar que la centralización de funciones y presupuesto redunde en riesgos de corrupción o cómo se armonizarán las funciones y el personal de las entidades que desaparecerán.

Al menos ya sabemos que no está en la lista de organismos que serían absorbidos, pero en el otro anuncio relevante del discurso, la fusión de cuatro ministerios en dos, aún parece que ni el Gobierno tiene claridad sobre cuáles serán.

Ya deberíamos haber aprendido que la eficacia de nuestro aparato estatal no se mejora moviendo fichas en el organigrama del Estado, sino colocando a los funcionarios más capaces y probos en todos los niveles jerárquicos. Si no, lo único que logrará el Gobierno sacándose un nuevo ministerio del sombrero es reorganizar las incapacidades y la corruptela.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alejandra Costa es Curadora de Economía de Comité