El estado de emergencia no está dando resultados y eso se nota en las calles. La inseguridad está desbordada y el propio presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, así lo admite: “Nosotros no dejamos de creer que los resultados que estamos obteniendo son buenos, pero no son los mejores y no son los que estamos esperando”.

Por eso, Adrianzén, en su afán de inyectar algo de esperanza a una población desconcertada y agobiada por la criminalidad, no dudó en anunciar que las Fuerzas Armadas (FF.AA.) podrían tomar el control de la seguridad ciudadana. “Si llega a ser necesario, evaluaremos la posibilidad de que esto varíe, y que sean las FF.AA. las que tomen el control del orden interno y apoyen a la policía”.

El estado de emergencia en 14 distritos de Lima y el Callao rige desde el 27 de setiembre, y desde entonces han ocurrido al menos 10 asesinatos en las zonas en las que rige la medida.

Los anuncios del presidente del Consejo de Ministros se dan en la que ha sido quizás la semana más sangrienta en Lima. Las imágenes del profesor Julio César Pacheco asesinado de un balazo en la cabeza delante de sus alumnos del colegio Julio C. Tello han sido desgarradoras.

Y esta misma semana hemos visto a enfermeras asaltadas en San Juan de Lurigancho, mientras trabajaban en una campaña de vacunación de sarampión y polio.

Como en los peores tiempos del terrorismo asesinan a policías impunemente. Anteayer, el suboficial PNP Renzo López cayó por los disparos de un sicario en Barrios Altos. El día anterior, agentes del Grupo Terna fueron atacados brutalmente mientras participaban de un operativo que pretendía capturar a microcomercializadores de drogas.

Y cuando se requiere de un trabajo articulado y de un liderazgo indiscutible, el miércoles, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, anunció la captura de Iván Quispe Palomino y dijo que era el segundo al mando de Sendero Luminoso en el Vraem.

Sin embargo, la persona capturada no era el segundo de Sendero Luminoso. Si bien es cierto Iván Quispe Palomino estuvo vinculado a la organización terrorista y purgó condena por ello, se desvinculó de esta hace diez años. Ni siquiera aparece en el organigrama de la organización que maneja la Dirección contra el Terrorismo (Dircote).

Así, el Congreso legisla sobre “criminalidad sistematizada” y aprueba un texto en el que se añade la cadena perpetua para quien “mediante el uso de municiones, armamento de fuego militar o civil, artefactos y otros de similares características, provoque o realice conductas tipificadas como delitos de secuestro, extorsión, sicariato, homicidio calificado y robo agravado creando zozobra o terror en la población o una parte de ella”.

El problema, sin embargo, no son las leyes o las penas. El asunto requiere de acciones decisivas y liderazgo claro, porque –desgraciadamente– la criminalidad nos está ganando la batalla.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Diana Seminario es periodista

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