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Hacia una pensión mínima obligatoria
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Hacia una pensión mínima obligatoria

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Milton Friedman, el gran economista de la libertad, señalaba en “Libertad para elegir” que la intervención del Estado debe ser siempre la mínima posible, y, en materia de pensiones, debe ser casi nula, excepto para los más pobres.

Pensando en ello, creemos que la parte obligatoria del podría diseñarse exclusivamente pensando en llegar a la meta de tener una pensión mínima de al menos S/600. En otras palabras, aportar hasta llegar a un fondo acumulado que permita obtener esa pensión a los 65 años.

Todos los sistemas de pensiones tienen como objetivo básico dar pensión a la mayor cantidad de personas para que no estén en la pobreza, con el menor costo de administración posible. Y, como objetivo secundario, el que la pensión sea lo más parecida a la historia remunerativa del trabajador. En el Perú, por la baja tasa de aportes a lo largo de la vida laboral (la gente entra y sale de la formalidad) y los constantes retiros aprobados por el Congreso, ya solo podemos cumplir el objetivo básico. ¿Cómo lo logramos?

La propuesta central es que el afiliado elija hasta qué momento de su vida aportar, de tal manera que su fondo sea suficiente para obtener una pensión mínima de S/600 ajustada por inflación (los cálculos, desde luego podrían variarse para llegar a un sueldo mínimo en vez de S/600).

Por ejemplo, un afiliado que gana sueldo mínimo de S/1.130 deberá aportar hasta los 44 años para obtener la pensión mínima de S/600, alcanzando un fondo de S/146.694. Si el afiliado más bien tiene una remuneración de S/2.500, podrá acumular a los 38 años un fondo de S/168.825, lo cual le permitirá acceder a la pensión mínima de S/600 a esa edad. Por otro lado, si el afiliado gana S/5.000, podrá alcanzar ese objetivo a los 32 años, con un fondo de S/161.850. Como se ve, mientras más alta la remuneración, más baja será la edad de “alta” del sistema*.

Desde la edad de alta el trabajador dejará de aportar, y de pagar comisión y seguro de invalidez. Por ejemplo, en el último caso del afiliado que recibe el alta a los 32 años, se ahorrará en comisiones S/30.720 y en el seguro de invalidez S/26.304. Además, se habrá ahorrado en aportes futuros la increíble cantidad de S/192.000. Si el afiliado considera que la le otorga una buena rentabilidad y le cobra una comisión razonable, será libre de seguir aportando para construir una pensión mayor. Pero el objetivo básico de política pública ya estará cumplido.

Si hubiéramos implementado esta opción desde el inicio del SPP, otra sería nuestra realidad, pues muchos trabajadores que ahora están en la informalidad hubieran ingresado a planilla, sabiendo que no estarán obligados a aportar toda su vida. La cobertura del sistema se hubiera disparado y el Estado no tendría que poner recursos de nuestros impuestos. ¿Por qué hemos construido un sistema que te obligó a aportar 45 años, desalentó el ahorro y alentó la informalidad?

El MEF, SBS y las AFP deberían analizar esta propuesta.

*Las cifras son referenciales. Se asume rentabilidad de 10% y tasa de descuento de 4,06. Se asume que el afiliado aporta constantemente.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Fernando Cáceres Freyre es Director Ejecutivo de Síntesis Instituto

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