Alejandra Costa

Esta semana, el pleno del Congreso parecía haber aprobado una ley para enmendar uno de los errores más inexcusables del Congreso anterior: la ley que obligó al Banco Central de Reserva (BCR) a establecer topes a las tasas de interés y que excluyó del mercado de crédito formal a más de medio millón de peruanos.

La historia de la Ley 31143 es emblemática porque resume el camino que siguen la mayoría de proyectos populistas de los últimos parlamentos. En primer lugar, se le coloca un título marketero como Ley que Protege de la Usura a los Consumidores de Servicios Financieros. Segundo, se ignoran tercamente las advertencias de organismos técnicos como el BCR y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP sobre sus efectos negativos. Tercero, el pleno la aprueba por insistencia luego de la observación del Ejecutivo y entra en vigencia obligando a organismos autónomos como el BCR a implementar una política que ellos mismos habían criticado.

Lo inusual de esta historia es que, unos años después, el Congreso decidió prestar atención a la evidencia que muestra que esas advertencias eran pertinentes y que esa ley no protege a los consumidores de la usura, sino que impide que muchos de ellos accedan a préstamos en el sistema financiero formal, especialmente a los clientes de menores ingresos, como han demostrado las cifras del BCR.

Sin embargo, la buena noticia sobre la aprobación en segunda votación del proyecto que deroga la Ley 31143 no duró mucho. Como informó el periodista Martín Hidalgo de este Diario, todo indica que hubo un error de conteo y que no se habrían alcanzado los 67 votos necesarios para darle luz verde, así que volvemos a vivir en la realidad creada por el Parlamento anterior, fértil para esquemas abusivos como los préstamos gota a gota.

Que el Congreso insista tercamente en este error no sorprende, pero nos debería preocupar, especialmente en un contexto en el que parlamentarios están proponiendo medidas descabelladas como obligar al BCR a comprar oro de la pequeña minería y la minería artesanal, pese a que expertos han advertido que esto dificultaría que el ente monetario cumpla sus funciones y podría, incluso, forzarlo a promover la minería ilegal.

Dejemos, por favor, que el BCR se concentre en mantener a raya la inflación y no sigamos complicándole la vida, que bastante tiene ya con guiar la política monetaria del Perú en un entorno de altísima incertidumbre como el que crean las políticas proteccionistas e inflacionarias del gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alejandra Costa es curadora de Economía de Comité

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