Imaginen un barco en alta mar, sin capitán ni rumbo, a la deriva, incapaz de saber si avanzará hacia la calma o se hundirá en la tormenta. Así se encuentra nuestro país hoy: una nación fragmentada, sumida en la incertidumbre, la improvisación y la ausencia de líderes políticos que asuman el problema y enfrenten los grandes desafíos en los que se encuentra inmersa. Si bien la acción no asegura el éxito, la inacción conlleva al fracaso directo.

Como si el naufragio no fuera suficiente, se suman declaraciones desafortunadas, provenientes de una clase política más interesada en “aparentar” que en asumir con seriedad el trabajo de construir soluciones sostenibles y efectivas, carentes de lógica y totalmente indiferentes frente a los graves problemas que golpean al país desde todos los frentes.

“La democracia no puede ceder ante la delincuencia… con trabajo y unidad la estamos haciendo retroceder”, afirmó recientemente la presidenta. Pero, ¿qué políticas concretas y efectivas están implementando?

También se habla de unidad y trabajo conjunto, pero las diversas intervenciones en medios de figuras políticas evidencian una clara desconexión con la realidad y la falta de articulación dentro del mismo gobierno, donde los discursos no se alinean ni responden a las verdaderas causas de la inseguridad y el hartazgo ciudadano.

Ante la situación actual, es imprescindible implementar estrategias integrales y firmes que reúnan a los poderes del Estado, instituciones públicas, y todos los sectores afectados. Aunque esta propuesta tenga un toque idealista, solo mediante estas acciones podremos erradicar la infestación criminal.



*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rosmery Fox es estudiante de Ingeniería Industrial de la Pontificia Universidad Católica del Perú

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