Luego de cuatro meses del retroceso de la pandemia, cuatro provincias de Arequipa volverán a una cuarentena focalizada para frenar la expansión de la segunda ola del COVID-19.
Desde el lunes 15 hasta el domingo 28 de febrero, Camaná, Caylloma, Islay y la ciudad de Arequipa pasarán de un nivel de riesgo “muy alto” frente a los contagios a uno de tipo “extremo”. Las nuevas restricciones de movilidad afectarán a más de 1′200.000 personas, cifra que equivale al 93% de la población total de la región.
No es la primera vez que Arequipa aplica medidas extremas ante el coronavirus. La enfermedad azotó con más fuerza esta región del sur hacia mediados del año pasado, lo cual ocasionó que en algunas provincias se extendiera la cuarentena desde marzo hasta agosto.
El colapso de los servicios sanitarios y el número creciente de muertes al interior de los domicilios hizo que fuera la primera región intervenida sanitariamente por el Gobierno a finales de julio.
El repunte
Al igual que en el resto de regiones, el repunte de contagios y decesos fue más acelerado desde fines de diciembre; sin embargo, aún no alcanzaría los picos históricos vistos en julio.
La subida más marcada se observa en las muertes no violentas reportadas en la región por el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), cuyos valores diarios casi se duplicaron en enero, pasando de 33 a 61 decesos al final de cada jornada [ver gráfico]
Esta cifra aún se encuentra lejos de las 105 muertes registradas el 23 de julio, en el momento más duro de la primera ola.
Si bien los contagios a nivel agregado reportados oficialmente por el Minsa también tuvieron un ligero repunte, los mayores aumentos se han dado en las provincias que pasarán a cuarentena. El caso más notorio es el de Camaná, que pasó de 5 a 25 contagios diarios en el primer mes del año.
Recursos al límite
El motivo más apremiante para el cierre es la saturación de los servicios hospitalarios. La ocupación de las unidades de cuidados intensivos llega al 89% de la oferta disponible, tanto en hospitales públicos como en clínicas.
Actualmente, unas 85 camas con ventilador mecánico son usadas para casos críticos, casi igual que en el pico de la primera ola.
Un escenario similar ocurre con las de tipo hospitalario. Si bien aún no alcanzan el máximo reportado a mediados del 2020, su ocupación aumentó en 40% en lo que va del año.
Este hecho ha sido resaltado por Sergio Urday, jefe del Departamento de Medicina del hospital Honorio Delgado, quien señala que a diferencia de los meses anteriores, hoy llegan pacientes más jóvenes y con síntomas más graves.
“Ahora vemos personas entre 40 y 50 años con enfermedad severa que requieren camas UCI y ya no hay. Estamos al mismo nivel de julio, con el agravante de que ahora necesitan más oxígeno, pero tardan más en mejorar”, explica.
Mejorar intervención
Para el decano del Colegio Médico de Arequipa, Javier Gutiérrez, la inmovilización dispuesta por las autoridades debe ir acompañada de una búsqueda activa de contagios y focos infecciosos.
“Sugeríamos una cuarentena focalizada pero no de cierre. Una vez identificado el foco epidemiológico había que testear a la gente y sus contactos, supervisar centros de abastos, mercados. Las medidas muy generales hacen que se extienda la cuarentena. Debe haber una intervención efectiva”, sugiere.