Gladys Pereyra Colchado

“Los osos no te atacan. Si te ven, se hacen bolita y se van rodando. Ay, pero cómo les gusta comer, ahí es cuando tenemos problemas”, explica entre risas Emilio Aparicio. Desde hace más de 30 años cuida el Parque Nacional del Manu y su relación con los osos de anteojos (Tremarctos ornatus), pumas, venados y, especialmente con los varios cientos de especies de orquídeas que atiende con dedicación maternal, parece de complicidad. “¿Han visto la foto de mi gatito?”, dice y muestra con orgullo la imagen que logró captar de un escurridizo gato andino (Leopardus jacobita) que habita en la zona altoandina del emblemático refugio de biodiversidad cuya extensión equivale a seis veces Lima Metropolitana.

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