Diego Suárez Bosleman

Este 2022, a sus 33 años, Angélica Prado Muro se convirtió en la nueva subdirectora de operación de reactores nucleares del (IPEN). Es decir, se encarga directamente del de 10 megavatios (RP-10) que tiene el .

“Ingresé en el 2017. Al comienzo, me tuve que instruir bastante, me enteraba recién de que había este tipo de instalaciones en el país, pero me interesaba muchísimo”, contó a El Comercio.

En el IPEN, la edad promedio de los trabajadores ronda los 55 años. Sin embargo, así como Angélica, son cada vez más los jóvenes profesionales que ocupan puestos claves.

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Cambio generacional

“El reactor –ubicado en el Centro Nuclear Óscar Miro Quesada de la Guerra-Racso, en Carabayllo– tiene más de 30 años de funcionamiento, y ya han pasado como tres generaciones de profesionales. Hoy, estamos en un nuevo proceso de cambio generacional. Tenemos personal joven que hace investigación y desarrollo y que tiene responsabilidades en equipos de trabajo, previa capacitación”, comentó Carlos Gayoso, director de producción del IPEN.

Uno de estos especialistas es Yaela Beraun Bellido, de 29 años, responsable del departamento de operación del reactor RP-10. Llegó como practicante a esta institución en el 2016, pero el trabajo le atrajo tanto que aprovechó la oportunidad de postular a un puesto fijo.

El reactor nuclear de 10 megavatios se usa para producir radioisótopos, que sirven para la fabricación de fármacos oncológicos. (Foto: Renzo Salazar)
El reactor nuclear de 10 megavatios se usa para producir radioisótopos, que sirven para la fabricación de fármacos oncológicos. (Foto: Renzo Salazar)
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > RENZO SALAZAR

“El personal senior tiene bastantes conocimientos en los procesos y operación del reactor, y nos han transmitido todo eso. Yo estoy animada y entusiasmada por continuar mi trabajo aquí”, dijo la joven.

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De acuerdo con Yaela, las labores que se llevan a cabo en el reactor son fundamentales porque permiten la investigación y producción de radioisótopos, que son transformados, en el mismo centro, en radiofármacos, utilizados para el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Pero no es tarea sencilla.

“El trabajo en la operación del reactor implica una constante verificación de equipos, sistemas, instrumentos, refrigeración, ventilación, sostuvo.

Eisenk Benancio Vásquez, jefe de mantenimiento del reactor nuclear de 10 megavatios, describe su trabajo como el cuidar de un cerebro.

Los radiofármacos producidos en este centro nuclear son llevados a diversos centros de salud. (Foto: Renzo Salazar)
Los radiofármacos producidos en este centro nuclear son llevados a diversos centros de salud. (Foto: Renzo Salazar)
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > RENZO SALAZAR

“El reactor es como un cerebro, y los trabajos de mantenimiento y control tienen como objetivo hacer que el cerebro y todo el sistema nervioso funcione adecuadamente”, señaló el joven de 31 años.

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Él, al igual que Yaela, entró como practicante al IPEN, hace unos seis años, y ha desarrollado prácticamente ahí toda su carrera profesional.

“Antes de entrar yo sabía que existía este reactor. Llegué por unas prácticas de tres meses, me renovaron y luego se dio la oportunidad de postular a un trabajo formal. No esperaba quedarme tanto tiempo, pero las cosas que ves acá son totalmente nuevas”, contó.

Puede que para muchos la palabra ‘nuclear’ cause un poco de miedo. No obstante, todos los jóvenes especialistas que pertenecen al IPEN se sienten seguros y se encargan de que eso siga así también.

Yaela Beraun, Angélica Prado, Leidy Huaccachi y Eisenk Benancio son algunos de los jóvenes profesionales que trabajan en el reactor nuclear. (Foto: Renzo Salazar)
Yaela Beraun, Angélica Prado, Leidy Huaccachi y Eisenk Benancio son algunos de los jóvenes profesionales que trabajan en el reactor nuclear. (Foto: Renzo Salazar)
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Aquí, trabajando en el reactor aprendí a tenerle respeto a la radiación. Seguimos los protocolos de seguridad y trabajos sin problemas. No hay ese peligro que algunos pueden llegar a imaginar”, detalló Leidy Huaccachi, especialista en electrónica para física experimental de reactores nucleares.

A diferencia de sus compañeros, esta joven de 29 años llegó hace solo dos años al IPEN. Pero comparte el interés por mejorar y automatizar las herramientas y equipos para potenciar las labores de producción de radioisótopos.

“Estamos viendo la posibilidad de utilizar la tecnología de Internet de las cosas. [...] La idea es que el personal no solo tenga acceso a data desde la sala de control, sino también desde el celular, adelantó.