Con las armas desenfundadas, cinco supuestos policías habían entrado la noche del último lunes a una cevichería en Trujillo. Uno se quedó en la puerta y el resto caminó entre las mesas buscando a su objetivo, hasta que lo encontraron entre los comensales. Fingiendo una operación policial, redujeron al hombre y le dispararon ocho veces. Luego, los sicarios huyeron de la escena, corriendo y apuntando a todos lados.
El homicidio ocurrió cerca de las nueve de la noche, a pocos metros de la comisaría de Buenos Aires, en el distrito trujillano de Víctor Larco. Esta se ubica a escasos siete minutos en auto desde el centro histórico de esta ciudad del norte, que se está desangrando por la guerra entre bandas criminales dedicadas a la extorsión y al tráfico de tierras.
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Los sicarios que llevaban gorras y chalecos de policías asesinaron a José Gerardo Becerra Espejo, alias ‘Pepito’. A este sujeto de 23 años se le acusa de ser el actual cabecilla de ‘Los ochenta’, una de las organizaciones criminales más peligrosas de la ciudad.
Durante años, esta banda se ha enfrentado contra otra peligrosa organización trujillana, ‘Los pulpos’. A pesar de que varios de sus cabecillas y miembros ya están bajo prisión, estos sanguinarios grupos se han reestructurado y continúan delinquiendo.
Según el jefe de la Divincri Trujillo, coronel PNP Javier Méndez, el ataque contra Becerra Espejo buscaría descabezar a la banda que controla la extorsión en buena parte de la ciudad. El presunto delincuente asesinado tiene lazos familiares con extorsionadores (su madre está presa por este delito) y el 2021 él fue detenido por posesión ilegal de armas de fuego y explosivos.
Las disputas a balazos empiezan cuando alguna de estas organizaciones exigen cupos a transportistas, empresas, comercios y pequeños negocios dentro de barrios en los que otros grupos tienen el ‘dominio’. Sus venganzas a tiros están dejando un rastro de horror.
CIFRAS DE HOMICIDIOS
Ya se han cometido un total de 184 homicidios (161 con arma de fuego) este año. Trujillo, con 100 crímenes, es la ciudad más golpeada. La semana pasada, un chico de 18 años fue asesinado a balazos en el barrio de Río Seco (distrito de El Porvenir), a un comerciante de licores se le quitó la vida a balazos a espaldas de una comisaría (distrito de La Esperanza) y un hombre de 40 años con antecedentes de violación y extorsión fue asesinado en El Milagro (Huanchaco).
Uno de los crímenes más brutales ocurrió el pasado 22 de agosto. Se cometió contra un hombre de 34 años a pocos metros del estadio Mansiche, prácticamente en el centro mismo de Trujillo. Los sicarios en moto lo interceptaron cuando salía de jugar un partido de fulbito y le dispararon 17 veces. Eran las siete de la noche de un lunes.
Los policías no se han librado de la ola de violencia. Días después de este asesinato en el Centro de Trujillo, dos policías murieron baleados por delincuentes en dos hechos diferentes. Uno falleció acribillado por un sicario disfrazado de personal de limpieza pública y el segundo murió en un aparente asalto.
De forma similar a la que asesinaron a Becerra Espejo, en Trujillo han ocurrido otros crímenes con delincuentes vestidos de policías y que actúan simulando sus protocolos de intervención. Por eso, el coronel Méndez no descarta que puedan haber algunos agentes involucrados. “No descartamos nada”, dijo y precisó que hay 9 policías detenidos en la ciudad por su participación en hechos delictivos. Los dos últimos fueron capturados por tráfico de droga.
Frente a la ola de violencia en el norte del país, el gobernador regional de La Libertad, Manuel Llempén, solicitó al Ejecutivo que se declare en emergencia al país por la inseguridad y que se combata a este problema con una fuerte inversión de presupuesto y recursos humanos, al igual que se hizo contra el coronavirus.
En diálogo con El Comercio, Llempén criticó que los primeros 90 días del Estado de Emergencia en su región hayan sido “un saludo a la bandera” porque no se asignaron ni más policías ni presupuesto. Según detalló, recientemente el Ministerio del Interior ha financiado el envío de 300 policías.
“La delincuencia es también una pandemia. No se puede combatir enviado solo por unos días a 50 policías a las zonas afectadas por la minería ilegal, el narcotráfico o la trata. Así las organizaciones criminales van a seguir operando sin control”, dijo Llempén, quien hace una semana envió una carta al presidente Pedro Castillo para pedirle que declare en emergencia nacional al país por la inseguridad.
En su opinión, así como se actuó contra la pandemia, el Estado debe destinar todos los recursos económicos y humanos para enfrentar a los criminales en las zonas de mayor peligrosidad.
“Se tienen que invertir en llevar personal de inteligencia e investigación, agentes operativos, comprar vehículos, contratar a policías en retiro que trabajaron en unidades operativas. Ya se tiene una política nacional, ahora lo que falta es un plan de acción para enfrentarse a los delincuentes. No se puede esperar que este problema lo resuelva un municipio o un gobierno regional comprando 20 patrulleros. Si no se hace nada, los robos y los crímenes van a seguir incrementando”, dijo el gobernador.
En Trujillo, dijo, el problema es de extorsiones. Las empresas constructoras que ejecutan las obras financiadas por el gobierno regional están recibiendo amenazas y les exigen cupos. Además hay un problema de tráfico de terrenos. Las bandas invaden las tierras del proyecto especial Chavimochic a la altura de Huanchaco, El Milagro y otros sectores. “Todos estos fenómenos están generando muchos crímenes y que los empresarios se desanimen para invertir aquí”.
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