Marcelina Rudas estaba harta de que le dijeran que no. Que no podía estudiar porque era madre, que si lo hacía en otro país –así estuviera a unos metros de su casa– no tendría validez y que su hija, criada sin padre, no podía llevar el apellido materno primero. “El hombre puede todo y la mujer no. Perdemos hasta la figura cuando tenemos hijos ¿por qué entonces no puede llevar primero mi apellido?”, dice. Tan harta estaba que, contra la corriente y un sistema registral que prioriza al padre aun cuando sea una figura ausente, decidió cambiarlo todo.
En el año 2019, Marcelina interpuso una demanda de hábeas corpus ante el Tribunal Constitucional (TC) para que su hija Jhojana pueda mantener el apellido Rudas en primer lugar. La sentencia publicada el 27 de junio último le reconoció ese derecho y cambió la forma en la que hasta ahora se definía la asignación de apellidos. El fallo, además, establece un precedente para que los padres decidan el oren de apellidos.
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UNA LUCHA DE DOS DÉCADAS
Iñapari es una ciudad fronteriza ubicada en Madre de Dios que limita con Brasil. El puente que une ambos países mide poco más de 200 metros y permite una integración en todo sentido entre peruanos y brasileros. “Cruzas caminando y ya estás en Brasil”, explica Marcelina. Ahí conoció a Nivaldo Guedes, de nacionalidad brasilera, y quedó embarazada. Jhojana nació en el año 2000 en Huancavelica, ciudad natal de Marcelina a la que volvió luego de separarse de Nivaldo, a quien no pudo ubicar para la partida de nacimiento de la menor. Sin el padre, la bebé fue inscrita con los dos apellidos de la madre: Rudas Valer. Con la niña de 6 años, Marcelina decidió buscarlo para que su hija sea reconocida por él. Solo tenía una foto.
“Volví a Iñapari, fui a Puerto Maldonado y no había noticias de él. En esa época no tenía la secundaria completa y no me querían recibir en el colegio porque ya era mamá y decían que no tenían horario nocturno para mí. El director hasta me dijo que era mal ejemplo”, cuenta. Con esa insensata respuesta cruzó el puente y empezó a estudiar en Acre, Brasil. Todos los días llevaba a Jhojana a sus clases en la mañana y ella terminaba su secundaria por las noches. En todo ese tiempo no dejó de buscar al padre y para el 2014 al fin lo encontró con ayuda de la policía civil brasileña. Él ya tenía otra familia, pero aceptó reconocer a su hija. Ambos quedaron en mantener el orden brasilero y colocar en primer lugar el apellido de la madre seguido del padre. Fue lo más conveniente, Jhojana había crecido como una Rudas y se identificaba así. “Todos sus estudios fueron en Brasil con Rudas adelante, era su identidad y no queríamos que tenga problemas en los certificados”, explica. Viajaron a Huancavelica, cambiaron la partida de nacimiento a Jhojana Rudas Guedes a través del procedimiento de reconocimiento de paternidad y la registraron en el consulado de Brasil. Hasta ahí no hubo problemas, nadie cuestionó la decisión de ambos padres.
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Extranjera en su país
Los problemas empezaron cuando Marcelina intentó obtener el DNI peruano de Jhojana con los apellidos de la nueva partida de nacimiento. El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) rechazó el documento porque tenía el apellido de la madre primero. Pedían que rectifique el orden y, con ello, la identidad de Jhojana. Madre e hija no aceptaron el cambio e iniciaron la batalla legal que implicaba viajar, con los altos gastos que no podía costear, a Lima para buscar ayuda de las autoridades.
“El primer documento que envíe fue en el año 2014 al despacho del presidente que entonces era Ollanta Humala. Escribí al Congreso, al Ministerio de la Mujer, de Relaciones Exteriores, a todos los despachos y no nos querían escuchar”, explica a El Comercio.
El argumento que más escuchaba por entonces era que no se podían modificar los procedimientos registrales por una sola persona. Nada más alejado de la realidad para ciudad fronteriza como Iñapari. “No se imagina la cantidad de personas que aquí tienen este mismo problema. Estudian en Brasil y sus certificados tienen el apellido al revés, convalidar es difícil. Yo misma he recopilado las partidas de niños que en Brasil tienen un apellido y en Perú otro. Es un problema social. Tengo colegas peruanas en Crucero del Sur (Cruzeiro do Sul en Acre, Brasil) que pasan lo mismo”, cuenta.
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Sin un DNI que la reconozca con los apellidos que siempre usó, Jhojana tenía que viajar con documentos brasileros para visitar a su familia en Huancavelica. “Mi hija es extranjera en su propio país. A lo mucho podía quedarse un mes en Huancavelica. Ella quiere estudiar medicina humana en Lima y tenía que hacerlo como extranjera o un DNI con otro nombre. No era justo”, dice.
Entre todas las puertas que Marcelina tocó por esos años, fue ayudada por la entonces congresista Indira Huilca y la defensa pública del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con quienes el caso llegó al Poder Judicial luego de agotar la vía administrativa en Reniec. “Verificamos que se trataba de un problema mayor de hijos/as de padres/madres peruano-brasileños en Madre de Dios: el orden de los apellidos y el derecho a la identidad”, explicó el abogado César Cárdenas, entonces director de Defensa Pública de Minjusdh, en su cuenta de Twitter.
El 25 de marzo de 2019, el Segundo Juzgado Mixto de Iñapari con funciones de Juzgado Penal Unipersonal y Penal Liquidador declaró infundada la demanda con el argumento de que la demandante “por interés personal” [así se señala en el fallo del TC] no quería cumplir el procedimiento administrativo establecido para rectificar su acta de nacimiento. La Sala superior competente confirmó la sentencia porque se había expedido un DNI con los apellidos Rudas Valer (no se reconocía el apellido del padre).
Obviamente, no se rindieron y el 11 de enero de 2019 el caso llegó al Tribunal Constitucional. Se pedía la inaplicación del artículo 20 del Código Civil, a fin de que a Jhojana Rudas Guedes se le emita el DNI con ese nombre. La semana pasada salió la sentencia y declaró inconstitucional el sentido interpretativo que el Reniec le había dado dicho artículo, asumiendo que establecía el orden de los apellidos anteponiendo el paterno. El TC señala que el Código Civil no establece un orden de prelación, interpretación que comenzará a regir desde ahora.
Y va más allá. La demanda acredita que hubo una vulneración del derecho a la identidad de la demandante, así como el principio-derecho de igualdad y no discriminación en razón al sexo en la elección de los apellidos.
“Lloramos de felicidad. Fueron tantos años pidiendo que se reconozca la identidad de mi hija. Para mí, era por machismo que no se permitía que tenga mi apellido primero. Eso ya tiene que acabar. Se reían en mi cara porque quería que mi hija tenga mi apellido primero”, dice Marcelina.
Ahora solo falta que Reniec acate la decisión del TC y que el Congreso establezca mecanismos para definir el orden del apellido en caso de desacuerdo entre los padres. Son pasos necesarios para que finalmente se permita elegir a todos los peruanos cómo quieren nombrar a sus hijos. Sin embargo, el primero y más importante lo dieron Marcelina y Jhojana desde Madre de Dios.
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