El término “caviar” se ha convertido en una palabra clave del vocabulario político peruano. Martha Hildebrandt explicó que, si bien refiere al exclusivo manjar extraído de las huevas del esturión, su uso local siempre ha sido irónico. “Caviar es símbolo de vida de lujo. Por eso, en tono de burla, se llama así a los representantes de las ONG”, explicó la lingüista a El Comercio en 2010. Añadió que el término se aplicaba, sobre todo, a los personajes de la izquierda peruana. Sin embargo, lo “caviar” parece tener diferentes connotaciones en el Perú de hoy.
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Según una encuesta urbano-rural de representatividad nacional encargada por 50+Uno a Ipsos, un tercio de los peruanos entrevistados (33,6%) manifestó haber escuchado alguna vez sobre los “caviares”. Pero más llamativas fueron las asociaciones que hicieron del término: el 29,1% que dijo conocerlos identificó al “caviar” completamente con las ideologías de derecha. En una escala del 1 al 5, donde 1 era “izquierda” y 5 era “derecha”, solo un 17,7% los vinculó de manera absoluta con la izquierda.
Otro 29% no pudo posicionar ni acercar a los “caviares” hacia una tendencia ideológica específica. “En una escala numérica del 1 al 5, como la que presenta esta encuesta, los entrevistados que se ubican en el número 3 son aquellos que no se atreven a etiquetar al “caviar” de manera directa. No significa que ven al “caviar” como alguien de “centro”. Por ejemplo, un 9,4% se posicionó en el número 4. Estas son personas que ven a los “caviares” más cercanos a la derecha, pero en la lógica de una derecha moderada”, explicó el analista político Carlos Meléndez.
Dinero y privilegios
Es difícil determinar el origen del término “caviar” en la política peruana. El consenso es que su probable punto de partida sea la llamada ‘gauche caviar’; término empleado en los años 80 para retratar –de manera peyorativa– a la izquierda francesa que buscaba luchar contra el orden social “con el símbolo de la riqueza”. Contradicción e ironía que cobró popularidad en los debates políticos del Perú del siglo XXI.
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De hecho, la percepción de que lo “caviar” está ligado a las élites económicas se ha sostenido con los años en nuestro país: un 49,4% de los entrevistados que reconocen el término opinó que los “caviares” peruanos eran “ricos”. Pero el término también representaría los privilegios que acarrearía esa riqueza monetaria: para un 36,7% de los encuestados que reconocen el término, los “caviares” resultaban unos “vagos”. Solo una minoría (9,2%) consideró que eran personas “trabajadoras”.
Connotaciones negativas
La encuesta también mostró que un 34,5% de peruanos que conocía a los “caviares” los describió como “autoritarios”; mientras que apenas un 9,9% señaló que eran “democráticos”. Por otro lado, una mayoría significativa (38,8%) no supo definirlos como “liberales” ni “conservadores”, aunque un 22% optó por ubicarlos en el liberalismo.
La misma tendencia se observó cuando un 41,9% de encuestados que identifican a este grupo prefirió no etiquetar a los “caviares” como “defensores de terroristas” ni “defensores de derechos humanos”. En tanto, otro 23,3% sí consideró que este grupo reivindicaba las acciones de Sendero Luminoso y el MRTA. Esto último se condice con que uno de cada cuatro entrevistados (25,1%) indicara que los “caviares” están “llenos de odio”.
Para el politólogo Arturo Maldonado, el vínculo que se establece entre “caviar” y “autoritario” respondería a la vieja asociación que se ha hecho de este grupo con la izquierda, y de esta última con la vertiente más autoritaria. “Si bien en la encuesta está presente la contradicción de considerar al “caviar” como alguien de derecha, es solo eso: un razonamiento contradictorio basado en que son personas con dinero. El término era banal desde el comienzo, pero hoy es un concepto inútil”.
Sacrosanta palabra
Durante su homilía del 9 de junio, el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, sorprendió con una particular reflexión sobre los “caviares”. “Hay una palabra bien fea que están diciendo últimamente. Los universitarios se han quejado: ‘me dicen caviar como un insulto’ […] Toda la gente buena es tachada de esa cosa”, dijo.
Por lo visto, el término ha llegado hasta la misa. Con sus diferentes variaciones, para una buena parte de los peruanos el “caviar” es hoy un personaje de clase alta, privilegiado, con tendencias políticas de derecha, y autoritario, según esta encuesta. Pero, sobre todo, alguien que genera cierto rechazo: no por nada, casi un 40% del total de entrevistados se consideró “lejano” a los “caviares”.
Meléndez concluyó: “En la disputa de narrativas, los ‘anticaviares’ se han impuesto porque lograron estigmatizar lo ‘caviar’ partiendo de algo que es rechazado por la mayoría de peruanos: su estatus de clase. Y también por la soberbia de haberse adjudicado el monopolio de la defensa de derechos humanos, entre otros temas.
Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país, ya que el símil del ‘caviar’ en Colombia son los ‘mamertos’; y en Chile los ‘red set’. En el Perú, la contraparte de los ‘caviares’ no necesariamente ha banalizado el término, sino que más bien se lo ha apropiado”.