“Montoya es capaz de irse con Cerrón”, me dijo un connotado fujimorista meses atrás sobre el portavoz de Renovación Popular (RP). Sin embargo, he indagado con fuentes fujimoristas y apepistas que llevaron las riendas de las negociaciones y me dicen que Montoya fue terco y esquivo a los entendimientos, pero no amenazó irse con la bestia negra de los vacadores. De la sangre que llegó al río, esta vez, Montoya no ha sido el primer ni único culpable.
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El más sangriento, cogiendo por sorpresa a propios y ajenos, fue el evangélico Esdras Medina quien, el lunes 25 cuando se cerró el plazo para presentar listas, encabezó una con Waldemar Cerrón de Perú Libre, la bancada magisterial y el grupo acciopopulista de ‘los Niños’. Extrema derecha, extrema izquierda y extrema corrupción. Vaya triunvirato. ¿Qué había pasado con Esdras? Era el flamante portavoz de RP. Acudió, en esa condición, a las reuniones que ‘el bloque democrático’ (así les gusta llamarse) hacía para establecer la mesa. Por APP participaban Richard Acuña (en su casa se realizaron las reuniones decisivas), Luis Iberico y el nuevo portavoz Alejandro Soto; Hernando ‘Nano’ Guerra García por FP y José Williams por Avanza País, entre otros.
Medina estaba de acuerdo en que la candidata fuese Lady Camones y quería representar a su bancada en la mesa. Se puso furioso cuando Montoya y sus colegas le dijeron que preferían romper el pre acuerdo y apoyar a Echaíz. Y se lanzó con las bestias negras de su grupo. Su ambición y la idea de que su agenda pro vida quedaba segura con esas juntas, han de haberlo cegado. Pero, valga anotar que, si RP y Avanza no hubieran apostado por Echaíz en vano, hoy Medina estaría en la mesa directiva. Alguien que participó en los cubileteos, me dice: “Hay que agradecer a Esdras, porque hizo ver al diablo calato”. Los extremos quedaron desnudos y chicoteando, como cables cortados.
Las bestias negras
Gladys Echaíz era la candidata favorita de la derecha, incluyendo a los fujimoristas. Algunos de estos se lo dijeron a ella en privado y lo dijeron en público como Alejandro Aguinaga y Patricia Juárez; pero Fuerza Popular, bancada y partido, decidió respetar lo que APP dijera. FP, desde que empezó el gobierno, depuso cualquier ambición de presidir el Congreso. Sabían que ello era inviable porque polarizaría demasiado y optaron por usar su disciplinado bloque de 24 votos, para definir quien preside el Congreso y escoger las comisiones que más les interesan, empezando por Constitución y Fiscalización.
Los fujimoristas decidieron, pues, respetar el acuerdo de palabra del que fueron parte en el 2021: que este año tocaba la presidencia a APP. Sabían que la relación de Echaíz con su bancada iba de mal en peor, pero mientras no se saliera de aquella, era una candidata viable y ellos hubieran podido presionar a Acuña y la dirigencia para aceptarla. Echaíz, novata en cubileteos políticos, cometió su primer error. Mandó un asesor suyo a hablar con el Miguel ‘Miki’ Torres, influyente en FP pero que no llevaba las riendas de las negociaciones. Si hubiera hablado –me explica una fuente de FP- con el secretario general Luis Galarreta, con el portavoz Hernando Guerra García o con la propia Keiko Fujimori, hubiera tenido más chance.
Cuando Echaíz renunció a APP, el 15 de julio, su suerte estaba echada aunque ella lo ignorara. FP de ninguna manera iba a apoyarla en contra de otro partido organizado. En esos días, ella sí habló con Guerra García y otros fujimoristas, pero ellos le explicaron su negativa. Montoya, quien más la respaldaba en RP, lo entendió y dijo que no sería su candidata. Pero, en la víspera de las definiciones, algo pasó y no fue en su nuevo grupo, RP. Media bancada de Avanza País le pidió que fuera candidata, animó a RP y, ¡zas¡, se lanzó con la esperanza de que los fujimoristas cambiaran de decisión. No fue así, no podía ser así, pues había ya muchas negociaciones comprometidas entre bancadas y partidos.
Williams, el vocero de Avanza, mantuvo su compromiso con los negociadores y, con otros correligionarios, no se plegó al entusiasmo que el resto de su bancada (Norma Yarrow, Alejandro Cavero, Adriana Tudela y Patricia Chirinos) tenía por Echaíz. Williams no había llegado a plantear quien era el candidato de Avanza a la mesa, pero los congresistas y dirigentes partidarios con los que he conversado, me cuentan que notaron que Juan Burgos, tenía la expectativa de participar. Pues Burgos ha renunciado a su bancada; así que anotemos estas dos bajas, la de este y la de Esdras Medinas, al ‘bloque democrático’ o ‘coalición vacadora’, como prefieran llamarla.
En resumen preliminar, APP le debe la presidencia al fujimorismo. Medio Avanza y medio Acción Popular (los ‘Niños’) decidieron mandar al traste el acuerdo del 2021 (no incluyo a RP, pues no participó de ese acuerdo sino que corrió sola con Montoya). La condición que puso el fujimorismo es que el candidato no fuera Eduardo Salhuana, a quien no le perdonaban su ambigüedad frente al gobierno (siendo portavoz de su bancada, votó a favor de la investidura a Aníbal Torres, desafiando el acuerdo interno de votar en contra). Hay otras condiciones que conoceremos cuando se sepa la composición de las comisiones.
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Si bien FP se comportó como el bloque más grande y disciplinado, mientras APP sufría las bajas de Echaíz y de Héctor Acuña (renunció para armar otra lista desde la izquierda de Cambio Democrático ex JPP); no fue un dechado de firmeza. Habían decidido no participar en la mesa, pero, provisionalmente, escogieron a Martha Moyano, para ocupar la tercera vicepresidencia en caso no se completara el bloque. Sin embargo, con la salida de RP y Avanza, encontraron que Somos Perú y Podemos, los otros aliados, no pesan lo que ellos y plantearon que Moyano, ex congresista en dos periodos, fuese primera vicepresidencia. Hicieron valer el peso de sus 24 votos.
Gladys no está muerta
Echaíz no está descartada para presidir el Congreso. La plancha de Camones ha firmado un compromiso de honor para renunciar en caso caigan Castillo y Dina Boluarte, y dejar a otra mesa y a otro presidente, la sucesión. Hay algo de abnegación, es cierto y encomiable; pero sobre consideraciones realistas e históricas. No he podido determinar a quien le surgió la idea durante las negociaciones actuales, pero recuerdo que Héctor Acuña, a inicios de junio, me contó que él iba a plantear un compromiso similar si APP lo escogía como su candidato. De modo que la idea ya estaba flotando cuando se les planteó a Camones y compañía. Un negociador me lo dijo con claridad: “la mesa vacadora no preside, recordemos que así pasó con Valentín Paniagua y con Francisco Sagasti, otros tuvieron que renunciar para que ellos fueran presidentes”.
Más de un congresista le ha dicho a Echaíz que se guarde para esa circunstancia. Ella ha quedado golpeada e iracunda con la otra lista y, según me cuentan, no le hizo gracia que Guerra García y Martha Moyano le ofrecieron por Twitter el lugar de FP en la primera vicepresidencia. ‘Miki’ Torres se lo ofreció personalmente, pero los tweets los tomó como faltos de elegancia. Pero, ciertamente, aún si a Camones le tentara romper el acuerdo, las circunstancias pueden desgastarla y obligarla a cumplirlo. Y, en ese caso, Echaíz u otro congresista que destaque en las siguientes semanas o meses, podría ser el sucesor de Pedro Castillo y Dina Boluarte.
Le pregunté a varios congresistas opositores si las broncas por la mesa han dejado heridas que dificultan el afán de sacar a Castillo. Guerra García me dijo, proyectándose a futuras elecciones generales: “creemos y sentimos que se ha volteado la página, que vamos a ver un bloque no solo para actuar ahora en el Congreso, sino, afuera, con los partidos, como fuerza electoral”. Alejandro Cavero, risueño, me contó que, durante el mensaje a la Nación, su bancada hizo las paces y se tomaron una foto juntos. Camones, escobita nueva, quiere contentar a todos aunque ello implique forzar algunos procedimientos parlamentarios. Montoya estuvo bromeando con algunos fujimoristas. Pero lo que se viene –vacancia, acusaciones constitucionales, ‘niños’ al descubierto, escándalos y broncas- los va a poner muy serios.
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