Mientras Lima espera que, tras la vacancia del alcalde Jorge Muñoz Wells, el teniente alcalde Miguel Romero Sotelo asuma el cargo por lo que queda del periodo edil, los aspirantes a la alcaldía de Lima Metropolitana se preparan para el primer paso en la carrera por alcanzar el sillón municipal: las elecciones internas.
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Para todos los partidos, salvo uno, los comicios internos son tan solo una formalidad, pues han presentado una sola lista que los militantes deberán ratificar a través de su voto en las internas que se llevarán a cabo el 15 y 22 de mayo. La única organización política que tendrá elecciones competitivas será Juntos por el Perú, con dos candidatos compitiendo por representar la camiseta izquierdista en la contienda electoral definitiva de octubre.
En total, son 14 los precandidatos a la alcaldía de Lima Metropolitana. Aunque distintos en ideología, experiencia y perfil, entre la lista de aspirantes predomina la falta de consistencia partidaria: la mitad de ellos se han relacionado con partidos políticos distintos a los que representan en el actual proceso, ya sea como militantes o como candidatos a cargos de elección popular.
Es el caso, por ejemplo, de George Forsyth, precandidato por Somos Perú al sillón municipal. En el 2010, el también exfutbolista fue electo regidor de La Victoria por el Partido Popular Cristiano (PPC). Ocho años más tarde, se convirtió en alcalde del mismo distrito, aunque esta vez postuló –al igual que en esta ocasión– por Somos Perú. Para las elecciones presidenciales, Forsyth se afilió a Restauración Nacional, partido de corte conservador fundado por el pastor Humberto Lay. Con miras a la elección, la organización fue renombrada como “Victoria Nacional” y, a pesar de haber reiterado múltiples ocasiones su compromiso a largo plazo con el partido, la aventura duró lo que tardó el proceso electoral.
Por su parte, el exvicepresidente de la República Omar Chehade –precandidato de APP–, fue congresista por el Partido Nacionalista en el periodo 2011-2016. Antes, entre los años 2005 y 2007, fue militante del partido Fuerza Democrática. En el 2020 fue elegido congresista con el partido de César Acuña y, hasta marzo pasado, figuraba en las planillas legislativas como asesor principal en el despacho del parlamentario andino Gustavo Pacheco (Renovación Popular).
Otro aspirante con un amplio abanico partidario es Gonzalo Alegría Varona, uno de los dos precandidatos de Juntos por el Perú. El economista y sociólogo ha militado en cuatro partidos políticos distintos: Juntos por el Perú (desde este año) Victoria Nacional (2020-2021), Alianza para el Progreso (2014-2015) y Acción Popular (2010-2013). Con este último postuló sin éxito, en el 2010, a la alcaldía de Lima. El año siguiente, fue electo representante ante el Parlamento Andino por el extinto Perú Posible.
Luis Molina, precandidato de Avanza País, fue elegido alcalde de Miraflores por Solidaridad Nacional (hoy Renovación Popular), cargo que ejerce en la actualidad. Antes de ello, se desempeñó en tres ocasiones como regidor del mismo distrito en representación de la alianza electoral Unidad Nacional.
Del mismo modo, Álvaro Paz de la Barra, precandidato de Fe en el Perú, alcanzó la Municipalidad de La Molina en el 2018 como candidato de Acción Popular.
Sin duda, el aspirante con el historial partidario más extenso es Álex Gonzáles Castillo, actual alcalde de San Juan de Lurigancho y precandidato por el partido Demócrata Verde, aún en proceso de inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Gonzáles ha postulado a cargos de elección popular en nueve oportunidades, siempre con camisetas partidarias distintas. En 1986 fue electo regidor distrital de San Luis por el Partido Aprista Peruano. Luego, postuló sin éxito al Congreso Constituyente por el Movimiento Acción Social Independiente (1992), al Parlamento por Perú Posible (2001), a regidor provincial por el movimiento regional loretano Voz Verde (2006) y a la alcaldía de Lima por Siempre Unidos (2010). Más adelante, intentó hacerse de un escaño ante el Parlamento Andino por Cambio Radical (2011), volvió a tentar la alcaldía de Lima por Democracia Directa (2014) y el Congreso de la República por Fuerza Popular (2016). Recién en el 2018 logró ser elegido alcalde de San Juan de Lurigancho, en representación de Podemos Perú.
Además de los cambios de camiseta política, hay otro dato que da cuenta de la falta de consistencia partidaria de los precandidatos a la alcaldía de Lima: seis de ellos (43%) llevan menos de un año afiliados a los partidos por los que postulan en el actual proceso. Estos son: George Forsyth (Somos Perú), Eduardo Liu (Juntos por el Perú), Gonzalo Alegría (Juntos por el Perú), Luis Molina (Avanza País), Alex Gonzáles (Demócrata Verde) y Álvaro Paz de la Barra (Fe en el Perú). Los partidos por los que postulan estos dos últimos, sin embargo, están activos recién desde el año pasado. Por otro lado, si bien Rafael López Aliaga está afiliado a Renovación Popular desde que se denominaba Solidaridad Nacional, el partido fue refundado y hoy en día es considerablemente distinto.
Del total, solo precandidatos 8 militan hace más de un año en la organización política por la que postulan.
Para Iván Lanegra, secretario general de la asociación civil Transparencia, las cifras muestran cómo en el país los partidos políticos no funcionan como tales, sino como “mecanismos electorales”.
“Los partidos no tienen una vida permanente, no se mantienen activos en periodos no electorales. Solo cuando hay elecciones es que se activan los incentivos para que las personas se incorporen a un partido, en muchos casos a última hora. Sin embargo, no tienen un compromiso completo con el partido y sus ideas, sino que es un simple mecanismo para poder postular”, indica.
“Muchos políticos independientes lo que hacen es buscar una agrupación con la cual surcar la ola electoral”, coincide el politólogo Mauricio Zavaleta. Según explica, el hecho de que los aspirantes a cargos públicos no tengan una vinculación a largo plazo con el partido por el que postulan suele resultar en un “tira y afloja” entre la organización y el candidato, si es que resulta electo.
“Tal vez el mejor ejemplo de los problemas que se pueden generar es el presidente Pedro Castillo. La dinámica es la misma: buscas un candidato que tenga algún nombre por su cuenta o que no esté tan desprestigiado y lo llamas a tu partido. Como la nueva ley dice que tiene que ser militante para postular, lo inscribes. Luego, cuando llega al gobierno, tiene una relación ambivalente con la organización”, sostiene.
Otros ejemplos de discordancia entre los partidos y sus candidatos son los casos de George Forsyth y Daniel Urresti. Mientras que el primero tuvo problemas con los miembros antiguos de Victoria Nacional (antes Restauración Nacional) durante la pasada campaña presidencial, el segundo protagonizó discrepancias públicas con José Luna Gálvez, fundador y presidente de Podemos Perú, partido con el que se hizo de un escaño en el Congreso.
Experiencia
De los 14 precandidatos al sillón municipal de Lima Metropolitana, 8 (57%) han ocupado –u ocupan en la actualidad– cargos de elección popular. Son los casos de Forsyth (exalcalde de La Victoria), López Aliaga (exregidor por Lima), Gonzalo Alegría (exrepresentante ante el Parlamento Andino), Daniel Urresti (excongresista) y Omar Chehade (excongresista). Por su parte, Luis Molina, Alex Gonzáles y Álvaro Paz de la Barra mantienen, en la actualidad, el cargo de alcaldes distritales.
Para Zavaleta, esto último no es un problema, sino algo deseable en una carrera política.
“Que haya candidatos que, en el momento de su postulación, sean funcionarios públicos en funciones es algo que sucede en todas las democracias. De hecho, en un mundo ideal, lo que se buscaría es que los políticos hagan una carrera como si fuera una escalera: primero eres regidor, luego pasas a ser alcalde distrital o provincial, luego postulas al Congreso. Vas construyendo una carrera de abajo hacia arriba y vas aprendiendo”, afirma.
Ello, según el politólogo, es aún más positivo en una ciudad con las características de Lima Metropolitana.
“En una ciudad como Lima, que lamentablemente tiene 43 distritos, la línea de carrera para llegar al sillón municipal más importante debería implicar tener experiencia en gestión edil en alguno de esos distritos”, señala.
En estos casos, sin embargo, Zavaleta considera que los órganos de control deben activarse para evitar una posible utilización de fondos públicos para la campaña electoral.
Deudas administrativas
Dos de los aspirantes a la alcaldía de Lima han tenido, a título personal, una deuda coactiva con Sunat. Uno de ellos es Eduardo Liu (Juntos por el Perú), quien registra un débito de S/2864 por un periodo tributario del 2019. Por su parte, Elizabeth León, precandidata por Frente de la Esperanza, registra una deuda coactiva por el total de S/ 4005, correspondiente a periodos tributarios del 2020 y 2021.
Si bien Rafael López Aliaga no registra deudas tributarias a título personal, el también excandidato presidencial ha sido denunciado públicamente por adeudar más de S/ 30 millones a Sunat a través de distintas empresas de las que es accionista.
Por otro lado, más de la mitad de aspirantes ha sido multado por infracciones al reglamento de tránsito. Todas estas deudas, sin embargo, han sido pagadas.
Según Lanegra, si bien estos datos dan cuenta del compromiso de los aspirantes a autoridades con el cumplimiento de la ley, debe evaluarse la magnitud caso por caso.
“Es un dato importante para evaluar cuál es el nivel de compromiso con la ley. Ahora, una cosa es que te hayan puesto una multa de tránsito en toda tu vida y otra distinta es que tengas multas cada cinco meses. Son distintos niveles y hay que evaluarlo caso por caso. Si hay un patrón consistente de no pagar sus obligaciones, evidentemente es una alerta roja”, señala.
* En la versión impresa de este informe, se colocó una fotografía que no corresponde a la precandidata Elizabeth León Chinchay, a quien le extendemos nuestras disculpas.
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