A los jóvenes congresistas electos que representan el voto juvenil que es el principal capital electoral de Hernando de Soto, se les pararon los pelos al ver a su líder expresar dudas sobre su voto en la segunda vuelta. Cuando se enteraron de que se consumó su reunión con Pedro Castillo, ya no podían más.
Alejandro Cavero dijo el viernes 30 en Canal N luego del tete a tete de Hernando y Pedro en Máncora: “Como bancada marcamos distancia de Pedro Castillo. Es clarísimo que representa una amenaza a la libertad y a la democracia en el Perú”. Ya días atrás, el 26, él y Adriana Tudela habían tuiteado que esta “es una elección entre la democracia y la dictadura” (Alejandro) y “votar por Keiko Fujimori es lo más responsable” (Adriana). El padre de esta última, el ex vicepresidente y canciller Francisco Tudela, fue más explícito: Renunció a Avanza País sin siquiera pedir explicaciones a su amigo Hernando.
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Estas manifestaciones no fueron de keikismo súbito y profundo; en realidad, la distancia no la estaban tomando de Pedro Castillo, que esa es obvia; sino de su líder De Soto que había dicho el domingo 25 en “Agenda Política” de Canal N que aún no se podía pronunciar sobre el par de candidatos, que quería “ayudarlos a mejorar sus propuestas” y a “evitar un choque de trenes dramático”.
Expresar dudas podía parecer políticamente estratégico; una reunión ‘presencial’ les pareció el colmo. Fuentes que conocen a De Soto me contaron que estaba impactado con la presión para que decida su voto. No solo de su virtual bancada o parte de ella; sino de su entorno social. Me cuentan, incluso, que llegó a sentir señales de abucheo público. De ahí que declaró el domingo 2 en “Sin medias tintas”, en Latina: “Personalmente, voy a votar por Keiko por lo que ví en el debate”.
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De Máncora a Chota
El round de Chota había sido un día antes; pero ese fue el pretexto que dio De Soto para evitar decir que fue su entorno el que lo llevó a tomar una decisión que hubiera postergado más. Mis fuentes me dicen que, pasada la primera vuelta, De Soto asumió que podía portarse como intelectual curioso, sin dejar de ser político. Se reunió dos veces con Keiko y le dijo que su discurso estaba demasiado atado al pasado y tenía que lanzar propuestas de cambio inclusivo, pues de lo contrario, campaña y gobierno pierden sentido. Pero más ganas tenía de develar el misterio de Castillo.
Le quería algo equivalente que lo que le dijo a Keiko, pero adaptado a la izquierda. Pero, sobre todo, quería auscultarlo. Había cruzado algunas palabras y gestos en el debate del JNE, cuando lo tuvo al lado. Luego –este me lo revelan mis fuentes- tuvo algunas breves conversaciones telefónicas con él, hasta que llegó la hora del encuentro en Máncora, que fue más promovido por Castillo que por él.
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Me cuentan que a De Soto le intrigaba saber qué tan secuestrado –esa fue la palabra qué usó- podría estar Castillo respecto de Vladimir Cerrón y de su radicalidad marxista leninista. Cerrón, por cierto, también ha conversado brevemente con De Soto. Hubo hasta cuatro personas que sirvieron de enlace y estuvieron al tanto de su viaje a Máncora a casa del polémico empresario Wilson ‘Cucho’ Gómez Barrios. Castillo planificó el tramo de su gira por Piura y Tumbes, de tal modo, que pudo hacer un espacio para desaparecer del ojo público a su paso por Máncora.
El encuentro no sirvió para que De Soto se hiciera una idea definitiva de Castillo, porque este fue más a escuchar que a dejarse auscultar. Y De Soto siempre tiene mucho que decir. Su exposición, me cuentan, se concentró en describirle a su oyente el país que encontrará el 28 de julio si ganase. Le dijo que cualquiera que fueran sus ideas fijas sobre lo que quería hacer tenía que empezar por conocer el Estado y evaluar lo que este le permitiría hacer. Le subrayó, además, que olvidamos que el mundo nos observa, y lo primero que un presidente tendría que hacer es dar señales de estabilidad y apertura al comercio. Sin embargo, el primer anuncio es que el Perú replanteará sus reglas de juego, pues hará una nueva constitución.
Castillo escuchaba atento, pero ni De Soto ni nadie sabe cuánto de lo que oyó podría o querría asimilar si llega al poder. La posibilidad de que ese encuentro sirviese para sellar una colaboración como la que De Soto tuvo con Alberto Fujimori en 1990, es escasa. Ambos eran conscientes de que la cita se limitaba a un gesto y a una exploración.
Es cierto, que muchos indicios nos hacen suponer que Castillo necesita con urgencia respaldo técnico, pero antes que de Hernando de Soto, tan distinto y distante de su entorno; ya venía trabajando en una confluencia con Verónika Mendoza. Es muy probable que ahí encuentre los técnicos que le hacen falta. En el 90, De Soto se acercó a Fujimori cuando ya era presidente electo en una campaña de otras dimensiones, cuando se podía llegar al poder tras un solo debate y sin que a los candidatos se les exija con insistencia el sustento de lo que predican. Por supuesto, aunque remota, no podemos descartar la posibilidad de que Castillo gane y quiere dar una sorpresa liberal llamando a De Soto o a otros personajes fuera de la órbita de la izquierda.
De Soto y su gira
Ya cantado su voto por Keiko, De Soto, según mis fuentes, tomó la decisión de hacer una gira por Washington y Bruselas, para reunirse con cabezas de fundaciones y autoridades multilaterales, y exponerles la situación y los apremios del Perú. Mientras López Aliaga hace su caravana de la esperanza nacional; De Soto quiere volver a sus fueros internacionales.
En esa gira lo acompañarían los generales en retiro, José Williams y Marco Miyashiro. Son los dos de su lista congresal por Lima con los que ha hecho buenas migas. A Williams, incluso, lo ha designado para que sea su enlace con una bancada a la que no dedicará el tiempo que le han dedicado a las suyas, políticos como Keiko Fujimori o Julio Guzmán, pero de la que tampoco quiere desentenderse.
El grupo quizá se amplíe con otros dos integrantes del entorno de su campaña, pero no de la lista congresal. Una de las fuentes me dijo que los militares entendieron mejor las ganas de De Soto de conversar con Castillo, porque han leído “El arte de la guerra” de Sun Tzu, en especial, el tip de que hay que conocer al enemigo. Y De Soto ve en ellos un gusto por la estrategia que no encuentra en muchos civiles.
La segunda vuelta es un show de a dos y es probable que las notas que mande el líder de Avanza País –el fundador del partido, Pedro Cenas, falleció el miércoles 5- sobre su periplo, sean referencias lejanas para candidatos y ciudadanos. Estaremos concentrados eligiéndolos y mirándonos el ombligo.
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