El politólogo de la PUCP Martín Tanaka realiza un balance sobre el discurso del primer ministro, Guido Bellido, ante el Congreso, donde solicitó el voto de confianza. El también investigador del IEP consideró que el mensaje ha tenido el “gran mérito de tener un tono conciliador” y evitar tocar temas controversiales, como la asamblea constituyente. Pero aún así, subrayó que no es suficiente para despejar las dudas que existen sobre el gobierno de Pedro Castillo.
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— Durante las últimas cuatro semanas, diferentes sectores le pidieron al presidente Castillo realizar ajustes en el Gabinete Ministerial, pero solo hubo un cambio: el de Héctor Béjar en la Cancillería. ¿Qué tipo de mensaje ha dado el Ejecutivo al solicitar la confianza con Bellido a la cabeza?
Hay muchos elementos en juego en esa decisión. De un lado, el gobierno tomó medidas sin tener un buen diagnóstico de la situación que enfrentan, tener ministros cuestionados se tradujo en la caída de Béjar. Pero, otro lado, la oposición sabe que si le niegan la confianza a Bellido se pone a un voto de confianza para que el presidente Castillo tenga habilitada la opción de disolver el Parlamento. Entonces, ahí hay un juego de ajedrez, donde cada uno mide hasta dónde puede llegar. Tal vez la solución sea hacer algunos cambios después de la presentación.
— Por ejemplo, el ministro de Trabajo, Iber Maraví, fue relacionado a atentados terroristas en 1981 y 1982, de acuerdo a atestados de la Policía. ¿Su presencia no debilita al Gabinete Ministerial?
Claro, lo debilita desde el punto de vista que es cuestionado, ahí la pregunta es: cuál es la posición del gobierno. [El presidente Castillo] puede decir “bueno, como es cuestionado lo voy a cambiar por alguien que inspire confianza y mejore la relación con el Congreso”, ese es un camino. Y lo otro es que diga “oigan, yo estoy convencido de que este es un buen ministro, lo voy a defender, lo he puesto porque tengo convicción y me la juego por él”. Pero no queda clara la posición del gobierno, queda una interrogante si finalmente lo van a defender [a Maraví] o si lo dejarán caer.
— El presidente Castillo- según fuentes de El Comercio- le pidió su renuncia a Bellido el último fin de semana, pero luego dio un paso atrás para evitar una ruptura en Perú Libre. ¿Esta es una muestra del poder que tiene Vladimir Cerrón sobre el mandatario?
Si bien es cierto que Bellido tiene cuestionamientos, y es cierto que es problemático que siga, pero también lo era que se vaya faltando tan poco para la presentación en el Parlamento. Me imagino que el presidente ha optado por una salida, entre comillas, más práctica que es ganar un poco más de tiempo confiando en que el Congreso le va a dar la confianza [al Gabinete] para no exponerse, para no facilitar el escenario de una disolución, y luego negociar una recomposición parcial, manteniendo a Bellido como primer ministro hasta donde se pueda. Y también para tener tiempo para definir qué tipo de presidente quiere ser, hacia dónde quiere llevar al país y qué clase de gobierno quiere hacer.
— La marcha atrás de Castillo con Bellido fue para impedir el fraccionamiento del oficialismo…
Si [Castillo] ya está una situación precaria en el Parlamento con dificultades para armar una mayoría, perder congresistas lo complicaría todavía más, es una decisión muy difícil. El presidente tiene un camino que existe, pero que es estrecho, él tiene que conseguir un camino donde mantenga la unidad de su bancada y de sus aliados, como Juntos por el Perú, pero al mismo tiempo pueda armar mayoría. Para lo cual necesita los votos de Acción Popular y de Alianza para el Progreso, él tiene que encontrar un camino que pueda satisfacer a todos estos actores y eso es lo que le va a permitir gobernar, sino estamos bajo la amenaza de proyecto de ley que no se aprueben, de censuras a ministros, entre otros.
— Según informó el portal Sudaca, Castillo está incómodo por la presión que ejerce Cerrón en los medios de comunicación. Incluso, refirieron que estuvo a punto de pedir licencia de Perú Libre. ¿Es posible una ruptura? ¿O el presidente es dependiente del exgobernador regional de Junín?
Tiene una relación complicada, de tensión y de conflicto [con Cerrón], pero al mismo tiempo la necesidad es mutua. Es público que se han pelado, es público que Cerrón ha criticado las decisiones del presidente Castillo y, obviamente, eso no le debe haber gustado, pero al mismo tiempo pelear una ruptura debilita al presidente. El presidente Castillo tiene que meditar muy bien qué tipo de gobierno quiere hacer, y cuáles son los aliados, la coalición que lo va a sostener en el gobierno. El gran drama de este gobierno es que no tiene claridad, no es claro qué piensa el presidente, y en qué sentido va a ir, ese es el gran drama que estamos viviendo.
— Un sector del Congreso le reclamó a Bellido por exponer en quechua. ¿Cómo se puede interpretar esta actitud de la oposición?
Si queremos tomar en serio ese asunto, creo que de los dos lados se podría haber hecho mucho. Si el presidente del Consejo de Ministros quería hablar en quechua y que todo el país lo entienda debió haber coordinado con la presidenta del Congreso para tener una traducción. Y del otro lado, la reacción de un sector del Congreso fue desproporcionada. Yo creo que acá hay un problema de los dos lados. Está muy bien que quiera hablar en quechua y en aimara, pero hay que asegurarse de que la transmisión llegue a todos.
— ¿Cómo evalúa el discurso de Bellido ante el Parlamento? ¿Ha sido suficiente para despejar las dudas sobre la administración de Castillo?
No, para nada, yo diría que ha sido un discurso que por lo menos ha tenido el gran mérito de tener un tono conciliador. Ha evitado tocar los aspectos más controversiales y polémicos. Por ejemplo, no se ha hablando de la asamblea constituyente para nada. Pero al mismo tiempo ha sido un discurso muy general, todavía no tienen claro los lineamientos que van a seguir. Y al haber ministros cuestionados, que no saben si van a seguir o no, hay mucha imprecisión.
— Precisamente, Bellido no mencionó la asamblea constituyente en su discurso, pero eso no significa que Perú Libre ha renunciado a este proyecto. Hoy iniciaron un proceso de recolección de firmas. ¿Se viene un nuevo choque entre el Ejecutivo y el Congreso por este punto? ¿Hasta dónde puede escalar?
Es parte de esta falta de claridad y de estas contradicciones de las que estamos hablando, el gobierno no tiene una posición respecto a esto, pero un sector del partido [Perú Libre] está empujando abiertamente esa agenda y obviamente la oposición puede mirar con desconfianza al primer ministro. Y decirle: “usted no habla de esto, pero su partido sí lo está empujando, entonces de qué hablamos”. Pero esto es una expresión de la falta de claridad y de rumbo. En medio de esta incertidumbre, los diferentes actores se empujan, tratan de meter el carro para ganar la intersección y pasar antes que los otros.
— El presidente Castillo, en su mensaje de 28 de julio, dijo que cualquier reforma a la Carta Magna para viabilizar una asamblea constituyente debía pasar por el Congreso. Pero desde Perú Libre ya están recolectando firmas. ¿Existe un doble discurso?
Yo no hablaría de un doble discurso, porque lo que yo creo que hay es confusión, es falta de rumbo y [en ese contexto] diferentes sectores con posiciones diferentes están empujando cada uno su agenda […] Hay un pulseo abierto entre los diferentes sectores.
— Si el Congreso termina dándole el voto de confianza al Gabinete, ¿es igual necesario un reajuste? ¿En qué carteras?
Yo sospecho que la oposición va a interpelar y eventualmente censurar a algunos ministros, seguramente ahí tendrá que haber una negociación para ver qué concesiones puede hacer el gobierno para mejorar la relación con el Congreso.
— Si el Congreso da el voto de confianza, ¿es posible moderar a un Gabinete que está liderado por Bellido?
Bueno, esa es la negociación que se tiene que establecer. Aparentemente, si es que el Consejo de Ministros consigue la confianza habría la posibilidad de hacer eso, de mantener al señor Bellido y hacer algunos cambios en algunas carteras. Pero ahí depende de la negociación política y de la claridad de objetivos. Es decir, hasta donde está cada uno dispuesto a ceder. Para eso, cada uno [Ejecutivo y Congreso] tiene que tener en claro qué es lo que quiere, qué es lo más importante en su agenda.
— ¿Qué significa un voto de confianza del Parlamento al Gabinete Bellido en este contexto? ¿Es no usar una primera “bala de plata”?
Yo creo que fundamentalmente es esto, si la Constitución dijera que el presidente puede disolver el Congreso después de cinco censuras, definitivamente el Congreso votaría por la censura. Me parece que, a juzgar por las opiniones de las diferentes bancadas, yo creo que esa sería la conducta del Parlamento. Entonces, tan como está estipulado el juego constitucional de la relación entre poderes, obliga a la moderación al Congreso en este caso. Ojalá que el gobierno aproveche eso en el buen sentido y busque un entendimiento político que permita mantenernos en los aspectos centrales de su agenda y al mismo tiempo de la mayoría en el Parlamento, sino será muy difícil que pueda gobernar.
— ¿Y si el Parlamento no le da el voto de confianza, qué escenarios son los que se abren? ¿Puede haber una moderación en un segundo Gabinete?
El presidente Castillo tendrá que evaluar cuál camino se sigue. Un camino es: “caramba, me equivoqué al designar a Bellido, voy a armar un Gabinete mucho más conversado con el Congreso, yo gané la elección, pero no tengo mayoría y tengo que intentar construir una mayoría en el Parlamento. Entonces tengo que conseguir un Consejo de Ministros que pueda ser apoyado por Perú Libre, pero también por Acción Popular y Alianza para el Progreso y que mínimamente contenga a la oposición más radical”.
Y el otro camino es que vaya a la confrontación y al choque. Es decir, jugar la carta de la disolución del Congreso y convocar a nuevas elecciones, tras hacer otro Gabinete repitiendo la línea del de Bellido para forzar una nueva censura. Ojalá que no lleguemos a eso, por supuesto.
— Ha pasado casi un mes desde que Castillo juró como presidente y hasta el momento no ha dado una sola entrevista. ¿Es el silencio es su principal debilidad?
Yo creo que el silencio [de Castillo] es consecuencia y expresión de su falta de claridad, si tuviera las cosas claras saldría a decirlas, yo creo que el silencio tiene que ver con el hecho de que él no sabe qué hacer todavía, está dudando entre diferentes opciones y por eso es que no se expone a brindar declaraciones.
— ¿Y este silencio le da un margen de acción a Cerrón que no tuviera si Castillo pusiera la agenda?
Y en el silencio del presidente todos ocupan ese especio, lo ocupa Cerrón, lo ocupa Jorge Montoya, lo ocupa Keiko Fujimori y los medios de comunicación, la agenda la marcan otros. Los ministros no saben si tienen respaldo o no, nadie está seguro sobre qué es lo que va a hacer el gobierno, si vamos a tener o no una asamblea constituyente, si Pedro Francke se queda o se va, si va a seguir un camino radical o moderado, si va a llegar a un acuerdo con el Congreso o no, y como nadie sabe nada, todos empiezan a empujar el carro, estamos en una intercepción, no hay semáforo y todo el mundo mete el carro para pasar primero, eso es un poco lo que estamos viviendo.
— Usted refiere que al presidente Castillo le falta claridad, ¿en la oposición la tienen?
Hay dos sectores [en la oposición], el duro, que tiene como principal referente al almirante Montoya, yo creo que ellos la tienen clarísima, hace un rato le escuché decir que “nos vamos a un Estado totalitario”, yo creo que exagera muchísimo, pero su estrategia es ir al choque con todo. Pero no me queda claro a qué juega Perú Libre, donde hay dos sectores y tampoco los partidos de centro, como Acción Popular y Alianza para el Progreso, que hoy son muy importantes. El centro sufre mucho en un contexto de incertidumbre como esta, los polos, los extremos se vuelven más fuertes, Montoya y Cerrón la tienen clara, pero mientras el presidente [Castillo] no tenga una línea bien definida es difícil construir un camino en medio de los extremos.
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