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Extenso, sin autocrítica, ni anuncios importantes: Especialistas analizan el mensaje a la Nación de Dina Boluarte
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El mensaje a la Nación por Fiestas Patrias de la presidenta Dina Boluarte fue extremadamente largo, careció de un anuncio principal, mea culpa y empatía hacía los ciudadanos, en especial con los familiares de las víctimas de las protestas. Así lo señalaron los analistas políticos José Carlos Requena, Diana Seminario y Arturo Maldonado a El Comercio.
Opinaron, además, que la mandataria debió mencionar de qué manera apoyará a los entes electorales de cara a los comicios del 2026.
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Héctor Villalobos analiza a fondo los hechos políticos que definen la agenda, cada miércoles.
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José Carlos Requena: “Absolutamente intrascendente”
Fue un mensaje previsible, coherente con las cosas que había mostrado antes la presidenta. Absolutamente intrascendente en términos de marcar agenda y pauta política. Fue un mensaje burocrático, en el que ha querido llenar al auditorio de cifras y empapelarlo.
La presidenta tiene la percepción de que el país no le es lo suficientemente grato con lo que ella considera que fue el deber cumplido. En consecuencia, haber enfrentado esta crisis tan fuerte entre diciembre del 2022 y marzo del 2023, como que le diera una carta para no rendir cuentas y no mostrar avances reales. Esa mención [sobre las protestas] ya no corresponde al momento actual, ya han pasado algunos años de la superación de esa crisis y ahora se está mirando al proceso electoral del 2026.

Se atribuyó y recurrió a la gobernabilidad frente a todas las presiones que tiene a su gobierno, las irregularidades, falta de resultados y pactos. Se olvida que no solo fue parte del gobierno de Pedro Castillo sino de su elección, ella participó como integrante del equipo técnico. Todas estas fugas de capitales que mencionó fueron parte de la elección y haber abrazado un programa como el que presentó Perú Libre.
Las ausencias principales son respecto a resultados tangibles. En seguridad ciudadana, la mención se refiere a la cantidad de operativos y no, por ejemplo, en la mejora de los índices de seguridad que se presentan. Y otro tiene que ver con el proceso electoral en el que ya estamos, que la propia presidenta convocó y que va a requerir garantías de seguridad, entre otras, para poder tener una campaña medianamente apacible, sin eventuales problemas contra la integridad de candidatos. Esto ha sido algo absolutamente ausente que pudo haber sido mencionado, sobre todo estando en un proceso que la propia presidenta ha convocado.
Es difícil identificar un anuncio principal en toda esta maraña de cifras que ha dado y proyectos de inversión que ha mencionado. La oportunidad perdida fue un mínimo ánimo de enmienda y cambio de curso, que hubiera mejorado su último año como presidenta en funciones.
La duración del mensaje uno no sabe si es por una vocación a empapelar, marear, confundir y no dejar nada o si es más bien por un ánimo ‘chancón’, de decir que la critican mucho pero miran todo lo que ha hecho o si es una enajenación de la realidad política que recurrentemente se ha criticado.
Lo más efectivo de un mensaje es que sea conciso que deje un eje y un planteamiento claro, un norte, un titular, nada de eso quedó en el mensaje de hoy.
Diana Seminario: “Le faltó hacer un mea culpa”
Los primeros quince minutos del mensaje presidencial fueron políticamente buenos. Hizo un deslinde total y final del partido que la lleva al poder, eso me parece lo más valioso políticamente hablando. Cuando dice el Perú sería un país inviable si Pedro Castillo hubiera continuado en el cargo o la mención a los ríos de sangre de Aníbal Torres y cuando habla sobre la “partera de la historia”, en referencia a Sendero Luminoso. Boluarte, en su último discurso, marca la ruptura total con el movimiento que la llevó al poder. Es positivo porque marca una ruptura con el socialismo. Políticamente es el discurso más potente que ha tenido.
Me pareció negativa la mención a la publicidad estatal porque los medios de comunicación no investigan sus acciones en base a eso sino porque es un deber fiscalizar el poder. No me pareció adecuado. Además, le faltó hacer un mea culpa, primero por el tema de las protestas. Todos sabemos cómo se dieron las protestas, pero hay más de 50 personas muertas. Faltó condolerse, por lo menos con las personas fallecidas y decir que lamenta que hayan muerto en esas circunstancias, más allá de si asume o no la responsabilidad. Faltó que mostrara empatía. Hubo victimización. Le faltó condolerse con las personas afectadas por lo ocurrido con Qaliwarma, que ha sido el gran escándalo de su gobierno. Y también con las víctima de la criminalidad, como los conductores de transporte público y bodegueros. No ha habido identificación con el ciudadano.

No hizo un corte con respecto a todo lo que se ha involucrado a su familia, cuando hemos visto que su hermano ha estado en prisión preventiva.
Además, en el tema de la criminalidad tampoco asume ninguna responsabilidad. Habla de la migración descontrolada desde el 2017, pero han pasado 8 años de eso, ahí faltó mencionar qué hará.
Los ciudadanos esperábamos mayor contundencia en el tema de la lucha contra la minería ilegal y también la seguridad de que las próximas elecciones van a ser limpias.
Ha sido bastante optimista en materia económica. Ella lo pone como un logro de este gobierno, pero no es consciente que la estabilidad económica que tenemos se da en los últimos 20 años. Que no se olvide que Julio Velarde ingresa al Banco Central de Reserva (BCR) en el año 2006. Me parece bastante injusto asumir el crecimiento económico- si es que lo hubiera, que no lo hay -como si fuera propio.
Ha faltado hablar sobre una reforma para hacer más eficaz la aplicación de las normas en cuanto al tema de la criminalidad. Tampoco dijo nada sobre Petroperú, era un buen momento para cerrar cualquier discusión con respecto al tema.
No hubo anuncios que se puedan destacar, quizás la modernización en el sector Defensa, que no desarrolló mucho. Fue un mensaje de despedida y justificar cómo llega al poder y cómo corta con el socialismo. Dudo que en un año pueda completar algo adicional.
Es una de las presidentas que más menciones ha hecho al turismo, pero todavía no llegamos a recuperarnos a los niveles prepandemia. Ha faltado la joya de la corona que es Machu Picchu y decir que están haciendo todo para corregir lo irregular.
Perdió la oportunidad de hacer la reconciliación ella con el país. El gran ausente fue la autocrítica. De un mensaje de 97 páginas, nada hubiese costado hacer una autoevaluación crítica.
Un mensaje de cuatro horas es completamente innecesario.
Arturo Maldonado: “Fue un mensaje repetitivo y similar al anterior”
Fue un mensaje repetitivo y similar al anterior, lo cual habla mal de la presidenta. La parte más interesante fueron los diez primeros minutos, en los que intentó posicionarse como una representante del sector político que la apoya en el Congreso.
Se presentó como si ella hubiera sido quien salvó la democracia en el Perú y si no hubiera gobernado estaríamos como Venezuela, Cuba o Bolivia. Lo cual no es que sea algo falso, pero llama la atención que recalque tanto los hechos del inicio de su gobierno habiendo pasando varios años para presentarse como una más de este sector político de derecha conservadora.
Al inicio incluso dio unas posiciones que lindan con el sector hispanista de decir que no hubo conquistadores y conquistados. Ahí hay un posicionamiento de ella de cara a dicho sector.
Si revisa su discurso, la única reforma que menciona es la del sistema de justicia, en un contexto tal peligroso como este. En cambio en otros discursos, incluyendo los de Castillo, esta palabra se menciona mucho más. Esto habla sobre qué visión de país tiene la presidenta. No hay cambios estructurales en su discurso, careció de ideas. La señora no trasciende de la minucia y por eso los discursos son tan largos y no puede pasar al segundo y tercer nivel, que es donde se ubican los mandatarios y estadistas.

No hubo un anuncio principal y más allá de la lluvia de datos y números no hay mucho que resaltar.
La víctimización y ser mujer y provinciana es una carta que siempre juega. Ella quiere presentarse de esa manera y no le funciona. Si ella habla de que fue defensora de la democracia, tendría que hablar de los más de 50 muertos que hubo al inicio de su gobierno, pero es incapaz de hacer esa autocrítica. Lo que logró mencionando ese tema es repolitizar el tema.
Como ha ocurrido con todos los presidentes peruanos, hubo ausencia de mea culpa en su mensaje. En este caso, lamentablemente, hay ciertos temas sobre los que ella pudo reconocer que se pueden hacer mejor como la minería ilegal, la delincuencia y explicaciones claras sobre temas frívolos como el Caso Rolex, entre otros. No hubo eso y la ciudadanía la desvalora mucho más.
La principal ausencia fue el tema electoral, estamos a 9 meses y no ha mencionado nada. Solo ha dicho que traspasará el mando. No dijo que apoyará a los entes electorales. Eso teniendo en cuenta que serán elecciones bastante complicadas. Pareciera que para ella las elecciones están a un horizonte lejano, pero en realidad están a la vuelta de la esquina.
Gabriela Vega: “Es una sensación de estar escuchando una ficción que no se condice con la realidad del Perú”
Una sensación de incomodidad de haber escuchado por más de cuatro horas el discurso, pero además de haberlo escuchado acompañado de otras imágenes en diferentes lugares de nuestro país, de movilizaciones y protestas sobre las palabras dichas o no dichas por la presidenta. Es una sensación de estar escuchando una ficción que no se condice con la realidad del Perú y una presidenta que cuenta con casi 97% de desaprobación. Con lo cual, este discurso con un inicio triunfalista, combativo y reescribir la historia, nos genera un poco de disonancia frente a quienes seguimos la realidad peruana.
Este ha sido un discurso delirante, de desapego de la realidad, que es algo que nuestra presidenta viene haciendo cuando una y otra vez habla de este pedido pacífico en comunicaciones y encuentros internacionales. Estamos acostumbrándonos a una política que elige de la realidad lo que quiere contar y cuando no hay que contar elige de otros, como el caso de la estabilidad y el BCR o creo una nueva narrativa. Además, tiene que ver de una presidenta que elige cada medio año dirigirse a la prensa, que es otra de las cosas fundamentales que tiene la democracia.
Es muy difícil seguir un discurso durante cuatro horas, sus propios familiares en el balcón tendrían que haber estado desconcertados. Por que lo que hace una persona hablando durante cuatro horas sin parar es desconcertar y confundir, es buscar que tu interlocutor no pueda procesar la información que le estás dando.
Las primeras diez o quince páginas fueron retóricas y, desde el lado político, es fundamental que un discurso tenga espacio técnico y de mostrar los logros. Esa parte retórica, que en este casa ha sido la de un combate, en la que ella ha contado […] cómo había entrado en este rol hidalgamente como una heroína que ha sido victimizada y ha tenido que enfrentar problemas y sale airosa, como ha salido del hemiciclo.
Hemos estado escuchando casi dos horas de discurso sin ninguna mención sobre la inseguridad y las economías ilegales, no es solo la minería ilegal. Que la presidenta de nuestro país dé su discurso y no haga una mención de cómo debemos blindar al Estado ¿Cómo sentirse satisfecho de algo que no aborda?
En definitiva hay un mensaje polarizante, una descripción de un ellos, que incluye golpistas, odio, lucha de clase, insanos, violentos, destrucción, etc. [...] Hay más de 30 menciones a calificativos positivos autodescriptivos. Hubo una exaltación de la figura presidencial.










