“Matrimillas” en Netflix: ni la magia de Luisana Lopilato salva una película olvidable | RESEÑA

La idea de que siempre una de las partes en toda relación da más que la otra es algo común. Solucionar esta ‘inequidad’ puede requerir no solo un férreo propósito de cambio, sino incluso en ocasiones terapia de pareja por mucho tiempo. Porque si hubiera una aplicación que propiciara comportamientos equitativos, y por ende asegurase un vínculo feliz, probablemente todos ya la habríamos descargado en nuestros teléfonos móviles.

Una película argentina que acaba de estrenarse en Netflix se atreve a plantearnos un escenario parecido al descrito. Se trata de la comedia romántica “Matrimillas”, dirigida por Sebastián De Caro y que tiene como protagonistas a la famosa actriz Luisana Lopilato en el papel de Belén y a Juan Minujín, interpretando a Federico.

Con 90 minutos de duración, la cinta cuenta la historia de un joven matrimonio que, ya con dos hijos a cuestas y una rutina claramente establecida, empieza a mostrar signos de desgaste. Ella, una diseñadora de juguetes para niños, y su esposo, un dentista cuya verdadera vocación es la cocina, no piensan lo mismo con respecto al estado de su vínculo afectivo.

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Aunque ya ha interpretado papeles de importancia en series como “El marginal”, seguramente a pocos les sonará conocido el actor Juan Minujín. Todo lo contrario ocurre con Luisana Lopilato, quien traspasó fronteras hace dos décadas con roles como el de la adinerada Mía Colucci en el éxito juvenil “Rebelde Way” o –algunos años después-- interpretando a la extrovertida Paola Argento en el remake argentino de la exitosa sitcom “Matrimonio con hijos”.

En “Matrimillas” Lopilato debe interpretar a una mujer, micro empresaria y madre de familia que busca mantener todo en orden dentro de casa. Todo indica que su obsesión por esto último ha motivado que su esposo relativice todo lo que esta le dice, pide o explica. Por eso en más de una ocasión, cuando ella llena su celular de mensajes con largos “recordatorios”, Federico no les presta atención, y termina olvidándose de todo.

La desesperación de Belén al sentir que ya nada es igual hace que cuando la pareja recibe el consejo de unos familiares sobre acceder al programa “Equilibrium”, el cual ofrece dos aparatos que deben usarse para mejorar la relación, ambos acepten. Estas ‘balanzas’ (con toda la apariencia de un smartwatch) van sumándole puntos al hombre o a la mujer de acuerdo a los esfuerzos que hagan por complacer al otro. ¿Cómo se miden los avances? Como si se tratase de una aerolínea: por millas.

Es la propia Belén quien cuestiona lo inexplicable del invento “igualador”. La vendedora del producto ensaya una respuesta que ciertamente nos deja a todos más confundidos que al comienzo. Pero aún incluso si esto es una concesión a la mínima verosimilitud que uno espera tenga una ficción, el camino que sigue “Matrimillas” es irregular y en ocasiones decepcionante.

Antes de continuar con el análisis, vale decir que ya el cine argentino ha intentado presentar propuestas extrañas que, amparadas en la ciencia ficción o en lo fantástico (llámelo como usted prefiera), han tenido resultados no siempre buenos. Quizás el mejor ejemplo aquí es “Granizo” (Netflix), la primera incursión de Guillermo Francella en el streaming. En esta película de inicios de 2022, el famoso actor interpreta a un acertadísimo meteorólogo que, de la nada, falla una predicción y ocasiona que su país termine de cabeza. El argumento era débil, pero el esfuerzo de su protagonista convirtió la experiencia en algo digamos llevadero.

Volviendo al análisis de la cinta, cuando Belén y Federico se colocan los ‘relojes-balanzas’ y comienzan a medir sus progresos descubren la baja cantidad de “puntos” que logran por cada cosa que hacen para complacer al otro. En este momento se desata una competencia primero lenta y hasta curiosa, pero luego tan veloz como absurda por saber quién logra más puntos. Así pues, pasamos de llevarle el desayuno a la cama a la pareja, a generarle un orgasmo, para finalmente inventar un robo con arma de fuego y ‘salvar’ al otro.

Como la regla número uno al usar este dispositivo era no sacárselo por treinta días, seremos testigos del día a día de la pareja bajo este “sistema”. La vida en casa de Fernando y Belén gira alrededor de las millas, los niños del hogar son puestos a un lado (y aunque en algún momento hay un atisbo de drama cuando la niña y luego el niño increpan respectivamente a sus papás exigiéndoles más atención para ellos) esto rápidamente se desactiva y volvemos a ver esta especie de ‘reality show’ de quién logra más millas.

Así pues, aunque 90 minutos es un tiempo promedio para mantener la atención en una película, la propuesta de Sebastián De Caro se torna tan redundante que a veces parece durar el doble. Si dijimos que los niños son opacados en casi toda la historia (solo recordamos que a la menor se le llama la atención en la escuela y luego al niño golpeando contra el suelo un balón de básquet), la situación es todavía más notoria si hablamos de los inocuos amigos de Fernando, con quienes supuestamente tenía todo listo para la idea del soñado “viaje” que inició todo.

Aunque por ratos sí percibimos algo de química entre Minujín y Lopilato, su trabajo conjunto termina ensombrecido por un guion que nunca sabemos si corresponde a una comedia romántica o a una amarga parodia sobre la búsqueda del amor ideal en tiempos de smartphones y redes sociales. Paradójicamente, es cuando no se habla de millas que la película se torna algo más presentable, tal vez porque podemos ver los rasgos más humanos de una pareja que, sin aplicaciones absurdas de por medio, bien podría reflejarnos en la vida diaria.

MATRIMILLAS/ NETFLIX

Director: Sebastián de Caro

Elenco: Luisana Lopilato, Juan Minujín, Cristina Castaño, Andrea Rincón

Sinopsis: Un matrimonio en crisis encuentra esperanza en una divertida app que recompensa las cosas buenas que hacen por el otro, hasta que la obsesión por ganar puntos se apodera de todo.

Duración: 90 minutos

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