En su regreso a las pantallas, “Luis Miguel, la serie” ofreció eso que ya le conocíamos: diálogos redundantes, licencias que contradicen la realidad... pero una puesta en escena impecable desde el vestuario hasta los decorados. Recién en el segundo episodio de esta temporada es cuando la serie ofrece un momento brillante, y sin ningún Luisito Rey de por medio.
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Ante todo, contexto (y SPOILERS)
En esta segunda temporada de “Luis Miguel, la serie”, el ‘Sol’ (Diego Boneta) sigue obsesionado en descubrir qué pasó con Marcela Basteri, su madre. Sus pesquisas lo llevan a poner la mira sobre Tito, el primo de Luisito Rey, quien asegura bajo amenaza que el padre del cantante la mató y enterró el cuerpo en la casa de Las Matas (Madrid, España).
Por semanas Luis Miguel consideró seriamente entrar a Las Matas y buscar el cadáver, para lo cual estuvo cerca de comprar el inmueble e incluso perjudicar a los nuevos dueños del inmueble para que le dejaran el camino libre para la exploración. Pero el cantante da marcha a atrás luego de una conversación con su mánager Hugo López (César Bordón), quien le aconseja enfocarse en lo que de verdad importa.
La escena
En casi toda esta temporada, el Luis Miguel de Boneta aparece entre sombras. En la iglesia, al enfrentar a su tío y, claro, en los conciertos. Eso cambia en la escena final del segundo episodio de la temporada dos, cuando va a casa de Sophie (Pilar Santacruz), la madre de su hija Michelle a la que jamás ha visto. Luismi observa a todos lados, sonríe (cosa rara esta temporada); incluso rechaza el alcohol.
En la escena se insertan, de manera paralela, momentos en los que Luis Miguel graba “Hasta que me olvides”; tema que hizo suyo con una interpretación notable en los años 90 y que llega a él justo cuando intenta hacer este cambio en su vida, el olvidar las desgracias de su infancia y mirar al futuro; pero sin olvidar a la madre ausente.
El Luis Miguel seguro de sí mismo, el gallo del gallinero, desaparece en casa de Sophie. Lo vemos dudar en el umbral del jardín cuando pregunta si su hija lo odia. Y ya en la habitación de la niña, intenta no concentrarse en ella. Habla del regalo que le trajo, parece hasta jugar con la envoltura. Es alguien fuera de su elemento, hasta arrodillado, como no se acostumbra a verlo.
Los diálogos de esta serie no son brillantes. Redundan en cosas que ya se mostraron en escenas previas, lo cual más parece una herencia de la telenovela; en cambio son las acciones las que están más logradas. La mayor de todas las acciones es cuando la pequeña Michelle abraza a su papá, al que ve por primera vez en persona; un momento poderoso que deja a ‘Luismi’ sin palabras, quien sorprendido mira al vacío que ha sido su vida.
Esta escena no funcionaría si no fuese el trabajo de Boneta, y de los escritores, para mostrar a Luis Miguel como un sujeto con dificultades de establecer vínculos duraderos. Algo que no cambiará, pues la serie salta desde los años 90 al 2005; donde lo vemos en una espiral de mala suerte sin su apreciado mánager Hugo, quien es el núcleo moral de la serie. Su anunciada muerte promete ser otro de los puntos de inflexión de una temporada que necesitará todos los trucos del libro ante la ausencia de su villano Luisito Rey.
Dato
Puedes ver nuevos episodios de “Luis Miguel, la serie” temporada 2 los domingos por Netflix.
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