Jorge Chávez Noriega

Desde que debutó como novillero hace once años, no han sido pocas las veces que Andrés Roca Rey (27) ha visto de cerca la muerte. En 2016, el torero peruano sufrió una espeluznante cogida en Palencia, que le ocasionó una conmoción cerebral de “pronóstico grave”; mientras que, en 2023, terminó con las costillas rotas en Santander por la misma causa. La última ocurrió hace un par de semanas, el pasado 6 de octubre, en la plaza de Las Ventas, en la capital española, cuando un toro de lidia lo hizo volar por los aires tras una fuerte arremetida. El resultado: una herida de quince centímetros en el muslo posterior derecho, que comprometió los músculos isquiotibiales y el nervio ciático. El pronóstico era reservado. Roca Rey había arriesgado su vida una vez más y el desenlace pudo haber sido fatal.

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