Marzo está por llegar nuevamente y todo se pensó hace un año, cuando empezó la pandemia, menos que los niñas, niños y adolescentes peruanos iban a estar tanto tiempo sin regresar a sus colegios. Útiles recién comprados, mochilas empacadas: todo en stand by hasta el sol de hoy. Una situación similar se ha vivido en toda América Latina, con excepción de Uruguay. Sin embargo, noticias recientes reportan que Chile y Argentina ya se encuentran vacunando a sus maestros para que las escuelas abran sí o sí en las próximas semanas. Muchos expertos señalan que el daño ocasionado en los menores al dejar de asistir a clases presenciales es peor que los que se puedan derivar de la misma COVID-19. Este es un pensamiento que comparten países del primer mundo como Estados Unidos y muchos de Europa, de ahí que en varios de estos sitios las lecciones ‘en vivo’, y no por streaming, se hayan restablecido hace meses. Teniendo en cuenta que las realidades allí son diametralmente opuestas a las del Perú, conversamos con padres de familia radicados fuera para que nos compartan sus experiencias, el día a día de cómo es llevar todos los días a los chicos en medio de la peor emergencia de salud que el mundo haya sufrido en la época contemporánea.
“La claves están en las ‘burbujas’ que se forman con los chicos de un mismo salón”
Leonor Balbuena Palacios. Mamá de Luc (4) y Leia (8 meses)
Barcelona, España
Nosotros estuvimos confinados también en el 2020, pero después los chicos volvieron a la escuela en setiembre. Mi hijo Luc, de cuatro años, regresó feliz. La verdad es que ha sido una manera bastante inteligente cómo han pensado en Cataluña el tema de los protocolos. Aquí lo que hacen es grupos de convivencia o ‘burbujas’. Entonces en las primarias han dividido las clases en dos. Si era un salón de 30 estudiantes, ahora son dos de 15. Entonces cada vez que se detecta un posible caso positivo dentro del grupo, no cierran la escuela, pero sí mandan de cuarentena dos semanas a toda la burbuja. Les hacen pruebas y todo y no se perjudica al resto. Eso viene funcionando de maravilla. ¿El día a día? Bueno, al entrar a los chicos les ponen gel en las manos. Los padres nos quedamos fuera siempre con mascarilla. Dentro los hacen pasar a las aulas siempre por caminos ventilados, y en los salones las mesas están un poco más separadas de lo habitual. Y nunca cierran las ventanas, así sea invierno. Eso es bien importante. Se los viste por capas y a veces toman la clase con el abrigo puesto. Los profesores sí usan mascarilla, pero los niños hasta los seis años no lo tiene como un tema obligatorio. Yo creo que todo funciona bien por las ‘burbujas’. Los niños y niñas que integran la de Luc no se mezclan con otras ni para comer, ni en el recreo, ni en la entrada. Ni siquiera en la salida porque esta ha sido programada con horarios escalonados. Hay, además, un entendimiento y compromiso en los padres de respetar las burbujas. Todos sabemos que ésta es la mejor manera de asegurar que sigan yendo a clases. No ha habido ningún infectado en el salón de Luc, mas sí en otras aulas del cole, tal vez hayan sido cinco casos en lo que va del año. Solo las ‘burbujas’ de estos niños se van de cuarentena dos semanas y siguen en clases virtuales. No se perjudica al resto de la escuela.
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“Hay una serie de medidas sobre qué hacer si tu hijo tiene síntomas o si algún compañero se reporta enfermo”
Elise Abbes. Mamá de Valentina (9), Amalia (6), Samuel y Thiago (4 meses)
Bruselas, Bélgica
Soy Elise, mamá de cuatro hijos. Dos de ellas asisten a un colegio público: Valentina (9) que va a cuarto de primaria y Amalia (6) que cursa el último año de inicial. Este estuvo cerrado para la mayoría desde marzo hasta mayo del 2020, solo asistían entonces los hijos de personal de primera línea que no podían cuidarlos en casa. Luego hubo una primera fase de retorno en donde se incluyó a los chicos de primaria porque se consideró que ellos podían ser de los más perjudicados quedándose en casa. Nosotros decidimos mandarlas después de una semana de iniciado este proceso, como vimos que todo parecía estar controlado continuamos. Pasaron las vacaciones y volvieron en setiembre. Entonces nos manejábamos según un código naranja. Todos los chicos volvieron cinco días a la semana. Los menores de 12 años no tenían que usar mascarilla, pero sí los padres y los maestros. Cualquier comunicación entre los últimos se daba por teléfono o correo. A mediados de octubre llegó la segunda ola y activaron el código rojo con medidas más duras y son las que tenemos al día de hoy. A mi hija de 6 ya no la puedo dejar en el aula, solo llego al patio. Contrataron monitores para controlar que los padres no nos quedáramos conversando a la salida del cole. También hay una serie de medidas sobre qué hacer si tu hijo tiene síntomas o si alguien se reporta enfermo. Si tienen dos síntomas, los chicos se quedan en casa, se hacen la prueba. Aquí la regla es que se el aula se cierra si hay dos niños positivos verificado con test. La ‘burbuja’ se va a cuarentena dos semanas y sigue con clases virtuales, estas nunca se pierden. En mi experiencia, solo una vez desde setiembre mandaron a la casa a toda la clase de una de mis hijas. La verdad es que, por más que tengan estas restricciones aplicadas, nos alegra que vayan a la escuela. Están acostumbradas a lavarse las manos muy seguido, a no darse besos y abrazos con los amigos y a no ir al comedor. Los profesores han sido bastante positivos y constructivos con todo esto porque es vital que las clases no se detengan. Estamos contentos que este año puedan tener un ritmo más normal. Las reglas para los adultos siguen siendo bastante estrictas, pero ellas sienten que no viven para nada en cuarentena porque su dia a dia se ha vuelto como más normal. Felizmente.
“En cinco meses solo hubo dos incidentes por lo que cerró el preescolar”
Adolfo Navarro. Papá de Iker (3)
Nueva Jersey, Estados Unidos.
Mi esposa y yo tenemos un hijo de tres años y medio. Se llama Iker. Él hoy atiende al pre kinder de una escuela pública llamada Children’s Studio. Hace casi un año, en marzo, esta zona fue muy afectada por el COVID-19. Se cerró casi todo. Entonces nosotros ya habíamos empezado los trámites para que el niño ingresara en setiembre a estudiar allí. Aquí en Estados Unidos el año escolar empieza ese mes y acaba en junio. Aunque inicialmente nos dijeron que las clases serían virtuales, luego nos avisaron de un plan piloto de lecciones presenciales para los que estuvieran de acuerdo. Mi esposa y yo accedimos porque había un plan con todas las medidas respectivas. Lo que hace Iker, por ejemplo, es tener un par de zapatillas que solo usa dentro del centro educativo. Además debe utilizar mascarilla. Los padres, al dejarlo, también debemos portarla. Todos los días nos toman la temperatura y nos hacen responder un cuestionario sobre si hemos tenido contacto con alguna persona que haya padecido de Covid-19. Asimismo los padres podemos acceder a una aplicación donde se publica un video con 30 o 40 minutos de lo que hacen en clases y allí observamos, con honestidad, que ellos no tienen distanciamiento social, pero que sí portan permanentemente la mascarilla. Es algo de lo que están muy pendientes las maestras. Además les han generado el hábito de lavarse siempre las manos, tanto que lo hace en casa todo el tiempo. En cinco meses solo ha habido dos incidentes por los que cerraron las tres aulas del centro (de entre 8 y 10 alumnos cada una) debido a que alguien se reportó síntomas. Con el primero clausuraron por dos semanas, mientras que continuaron las clases virtuales. El otro está ocurriendo ahora. Iker volverá el 1 de marzo.
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“El preescolar y la primaria tienen clases presenciales, pero no secundaria y la universidad”
Daniel Olin. Papá de Rufus (12) y Elsa (9)
Helsinki, Finlandia
Mi nombre es Daniel y el de mi esposa es Anne. Tenemos dos hijos: Rufus (12), que está en sexto grado de primaria, y Elsa (9), quien está en un grado menor. Hoy estamos lidiando bien con la pandemia, afortunadamente. La razón es que el gobierno puso restricciones muy estrictas en la primavera, entonces el virus no se diseminó tanto como en otros países. Los finlandeses hemos sido muy respetuosos de ellas. Los colegios aquí cerraron por dos meses en marzo del 2020 en todo el país, aunque no los kindergarden. Al principio fue divertido para ellos no levantarse tan temprano, no tener tantas tareas, pero con el tiempo comenzaron a frustrarse por tener que estar tanto en casa. La escuela a la que ellos asisten, que es pública –en Finlandia no hay colegios privados- organizó clases por equipos con sus profesores a través de videollamadas. Luego en mayo volvieron a clases. Este nuevo año también han asistido. Hoy el gobierno ha dicho que aunque la situación de la COVID-19 esté más dura en Finlandia, ellos no van a cerrar los colegios porque ven demasiados perjuicios haciéndolo. Allí aprenden, están con sus amigos. La única restricción que hay es que los alumnos que tienen más de 12 años tienen que usar una mascarilla. Rufus la usa; Elsa, no. Y bueno no mezclan a los alumnos de distintas aulas (el sistema burbuja) y no hacen tanto deporte. Eso sí, las secundarias y las universidades están clausuradas. Todos ellos tienen clases a distancia.
“Hay un compromiso grande de los padres de no tener a los niños en otras casas o de no enviarlos al colegio enfermos "
Laura Patiño. Mamá de Paulina (13), Valentina (10) y Lucía (5)
Miami, Estados Unidos
Nosotros apenas llevamos dos meses en Miami. Antes vivíamos en Madrid. Ellas asistían allí de forma presencial desde setiembre y fue lo mejor que les pasó. Esta pandemia va para largo y en mi familia creemos que hay que adaptarnos a la nueva normalidad. No podemos estar para siempre en un periodo de stand by porque los niños son los que mas sufren. ¿Qué incluye esto? Un compromiso muy grande de los padres de ser muy responsables en temas de contacto con otras casas y de no mandar a los niños enfermos. Y el compromiso del colegio en asegurar los dos metros de distanciamiento dentro de la clase. Aquí en Miami puedes escoger el sistema al cual acceder: clases 100% presenciales, 100% virtuales o un híbrido, unos días van y otros no. Como teníamos la experiencia positiva de España, nosotros las mandamos todos los días. Ellas usan mascarilla todo el tiempo, hay lavado de manos constante, piden certificaciones de pruebas si la familia ha viajado. Hay una nueva normalidad muy saludable. Lo que no hay son actividades después del colegio allí mismo, pero sí en los parques, donde están al aire libre. Hasta ahora no ha habido casos positivos en el colegio. Y si lo hay, tomaríamos la modalidad virtual, pero siempre teniendo claro que luego regresan de forma presencial. Creo que cada familia debe decidir qué dinámica es la mejor para sus hijos en función a su realidad: si viven con personas mayores o no, si tienen con quién dejarlos o no, etc. Me parece que tener estas opciones es básico mientras continuemos en esta situación.//
VIDEO RELACIONADO
Así fue el regreso a clases en España en setiembre del 2020.
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