Una cafetera eléctrica americana de los años 50 que se conectaba al encendedor de los autos Cadillac. Una indestructible ‘cezve’, joya turca de cobre que compró en una ‘cachina’. Una recia cafetera rusa, cuyo dominio exige cierta tolerancia al calor en las manos, o una elegante prensa francesa de bordes dorados. Accesorios de origen inglés, de la China, pequeño tesoros de metales aleados creados en la Europa de entreguerras, telares de la India con escenas relacionadas al momento sagrado en que se toma café.
Rolando Ruiz colecciona todos estos objetos en una habitación donde básicamente se respira café. Tiene otros repartidos entre Cusco y en Chanchamayo, donde espera fundar el Museum of Peruvian Coffee, Mupeco para simplificarlo.
Es difícil describir su verdadero oficio, pero diremos que es inventor. Estaba en Pichanaki, durante uno de sus viajes de exploración, cuando los moradores de una humilde comunidad le mostraron el café que hervían para consumir. Rolando quería filtrarlo, pero no había cómo. Miró a su alrederor, vio la mitad de una cáscara de naranja seca y endurecida, le hizo huequitos en la parte convexa, y creó una. De regreso a Lima, hizo la misma figura pero en cerámica y ahora es la primera cafetera formalmente inventada en Perú: la mupeco.
EXPERTOS EN CASA
La pandemia forzó situaciones cotidianas: trabajar en pijama, reunirse con el jefe por Zoom, cocinar a diario. Tomar café, algo que muchos hacían camino a su oficina o en el Starbucks a la vuelta, se volvió una respetable rutina casera. La cuarentena obligó a buscar en internet dónde se vendía el buen café de especialidad, y dónde podían encontrarse cafeteras de acuerdo a los gustos.
Empresario de distintos rubros, y cafetero impenitente, hace pocos años Alfredo Vargas abrió Cafeteína, una tienda virtual que ofrece equipos para distintos métodos de extracción, molinillos manuales y eléctricos, balanzas, termómetros, recipientes para distintos usos, filtros y, por supuesto, cafés de especialidad.
“Finalmente, la idea es probar y probar”, dice Alfredo. Tomar café, costumbre inamovible, es a la vez un experimento constante.
¿EL NUEVO BOOM?
En el primer recuerdo cafetero de Yoli Nieto aparece su abuelo con una moka italiana que esparcía el aroma por toda la casa. Años después, cuando estudiaba arquitectura, tuvo su propia cafetera italiana –compacta, verde, sólida, hermosa– que le permitió alejarse por fin de las insufribles máquinas de café que veía en la universidad, pero además la ayudó a familiarizarse con el buen café.
Digna representante de la generación Y, encontró en internet su propio lenguaje. Abrió un blog, donde comentaba sobre los distintos tipos de cafés de especialidad que iba probando, y que en el Perú abundan. Después visitaba cafeterías y publicaba reseñas. Luego, a pedido de sus lectores, comenzó a ‘subir’ consejos y datos que iban desde cómo preparar elaboradísimos procesos hasta por qué el café instantáneo no es la mejor idea.
Su blog, Lima con Cafeína, se convirtió en una web donde vende distintos tipos de café, pero también cafeteras diversas (los expertos le llaman a eso ‘métodos de extracción’). Pero es ella misma quien aparece en sus redes sociales probando estos equipos, enseña cómo usarlos, ofrece tips para cada uno. Tiene más de 180 mil seguidores en TikTok, casi 20 mil en Instagram y en Facebook fundó el club Amantes del Café Perú, que alcanza 33 mil integrantes. Si existe el boom gastronómico, ¿podemos hablar ya del boom cafetero?+
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