Los primeros pasos siempre son los más importantes. En la vida, el inicio de la independencia de los más pequeños del hogar comienza con la etapa del nido, un espacio dedicado a la formación integral de las futuras generaciones.
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Aunque el hogar representa un importante punto de partida para la educación, la inclusión de los niños y niñas en un kínder resulta necesaria, pues es en este lugar donde podrán afianzar la convivencia con pares, enfrentar la resolución de problemas y, por qué no, aprender a través del juego. Para Adriana Contreras, directora del nido Casuarinas, este factor es primordial. “Es nuestra matriz. Pero, para que un juego pueda ser realmente una oportunidad de aprendizaje, tiene que cumplir con ciertas condiciones, como despertar la curiosidad del niño, impulsar la toma de decisiones y ser también un agente activo, que permita estimular la creatividad”, explica.
En el nido Casuarinas, una de las opciones más destacadas de la capital y con más de 50 años de experiencia, sobresale también la educación bilingüe, pilar importante consolidado por su fundadora, la educadora Pilar Deza.
“Ella tuvo la visión de querer enseñar Inglés a niños pequeños. Fue una pionera, cuando empezó con cinco niños en el garaje de su casa. Gracias a su legado, hoy nos distinguimos por ser un nido bilingüe, con un plan curricular que parte en un 80% de educación en inglés”, indica Contreras, demostrando que los más pequeños también pueden aprender otros idiomas, sin dejar de lado el desarrollo de la lengua materna.
El juego también es importante en el legendario nido La Tía Carmela. Con más de 40 años en su haber, este centro educativo nace con el objetivo de crear un espacio acogedor para los más pequeños del hogar, donde puedan desarrollar sus aptitudes en una de las etapas más importantes de la vida.
“En nuestras sedes, todo está pensado para ellos. Desde los dibujos hasta el mobiliario a su nivel y la inclusión de curiosidades como mesas de luz y espejos. La idea es conectar con sus sentidos, pues la parte sensorial es clave para que se relacionen con el mundo. Ensuciarse, explorar y sentir texturas es crucial para lograr este vínculo increíble durante los primeros años”, explica María Inés Castro Mendívil, una de las directoras del nido e hija de Carmela Pinillos, la Tía Carmela.
En tanto, Daniela Delgado Ehni, socia de Castro Mendívil, apunta también la importancia de la convivencia con pares para el desarrollo social y cognitivo. “El vínculo entre niños es importantísimo. Ellos se acompañan aprendiendo a hablar, a dejar el pañal, a comer nuevas cosas. Por supuesto que la relación de un niño con un adulto fomenta el desarrollo, pero no hay nada igual que la interacción entre niños, pues activa muchas áreas de aprendizaje”, dice.
Sobre las metodologías que imparten, al igual que en los demás nidos, ambas expertas precisan que rescatan lo mejor de cada una. Por ejemplo, emplean algunas técnicas de Reggio Emilia, pero también de Montessori y Play-based learning.
La Tía Carmela
Este nido cuenta con tres sedes: dos en Chacarilla y una en San Isidro. Están especialmente diseñadas para los más pequeños del hogar. Más información en www.nidolatiacarmela.edu.pe.
Nido Casuarinas
Ubicado en calle Las Acacias 163, Surco, este nido propone una educación bilingüe con aprendizajes a través del juego. Encuentra más detalles en nidocasuarinas.edu.pe.
Nido Caritas
Se encuentra en Doña Catalina 382, Surco. Aquí se priorizan las metodologías Piaget y Montessori, complementando la educación actividades extra como danza, música y taekwondo. Más datos en nidocaritas.edu.pe.
UN SEGUNDO HOGAR
La transición del hogar al preescolar puede ser complicada para grandes y pequeños. Después de todo, es la primera separación que se da vinculada al aprendizaje. Para llevarla a cabo de manera respetuosa, en el nido Caritas recomiendan hacerlo progresivamente.
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“Buscamos que cuando los niños ingresen al nido, sientan el cariño y dedicación que perciben en su hogar, que seamos una prolongación de ello. Por eso, en nuestro caso, permitimos a los papás acompañarlos durante una semana hasta que se consolide la confianza y el niño pueda ingresar por su cuenta”, indica María del Carmen Brown, directora del kínder.
Con más de veinte años de trayectoria, este nido ubicado en Surco, conserva la visión de componer espacios amigables y confortables para niños y niñas, donde su desarrollo se lleve a cabo de manera natural. Por supuesto, una vez más, el juego representa un rol activo e importante.
“Para el aprendizaje, tomamos lo mejor del constructivismo de la metodología de Piaget, que permite al niño construir a través de la experiencia real y directa con el mundo. A su vez, Montessori potencia esa independencia, invitando a los pequeños a arriesgarse a elegir, que pueda proponer y la profesora asumir el rol de orientar”, explica Brown.
Asimismo, invita a los más reacios a ver el juego como una oportunidad valiosa para el crecimiento, pues permite a las nuevas generaciones desarrollar sus aptitudes por completo.
“Por ejemplo, para que un niño llegue a pintar usando su habilidad motora fina, primero debe explorar su habilidad motora gruesa. Esto, se incrementa a través de dinámicas, bailes, juegos”, concluye. ¿Listos para dar los primeros pasos? //
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