A menudo las cifras de accidentes de tránsito pueden parecer distantes por la lamentable frecuencia con la que se presentan. Detrás de cada número, sin embargo, se esconde una tragedia familiar. Más de tres mil hogares peruanos enfrentaron el año pasado la devastación de despedirse de un ser querido debido a la triste realidad de la falta de educación vial y una infraestructura deficiente. Es por contextos así que se creó el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico, que se conmemora cada tercer domingo de noviembre. Las Naciones Unidas la impulsan desde el 2005 con el fin de sensibilizar y promover medidas preventivas, y honrar de manera conmovedora las vidas perdidas.
El impacto de estos accidentes no debe subestimarse; sin embargo, parece que nos hemos habituado a ellos. Con frecuencia, los turistas que visitan el país son los primeros en sorprenderse ante la aparente falta de reglas y el caos en las calles peruanas. Somos una tierra sin ley, donde los carriles no son respetados y los pasos peatonales se convierten en zonas de aceleración en lugar de áreas seguras. “Hola Lima, en serio, ¿quién maneja esos malditos autos?”, fueron las palabras con las que Billie Joe, vocalista de la banda de rock Green Day, abrió su concierto en el Estadio de San Marcos en 2010. No solo fue una disculpa por el retraso, sino también una expresión de asombro por las conductas de manejo en nuestra sociedad. Un informe reciente destacó que Perú está solo detrás de Tailandia en el vergonzoso ranking de los peores conductores del mundo.
Los resultados de la encuesta Esra 3, realizada por el instituto VIAS y Fundación MAPFRE, revelaron datos preocupantes sobre los hábitos de conducción en Perú. Seis de cada 10 peruanos admitieron hablar por celular mientras conducen, y cuatro de cada diez lo hicieron sin utilizar un dispositivo de “manos libres”, lo que incrementa el riesgo. Además, el estudio mostró que el 41.6% supera el límite de velocidad en áreas urbanas, y el 43.1% lo hace en autopistas. Sorprendentemente, el 22% de los conductores admitió haber manejado bajo los efectos del alcohol en los últimos 30 días, infringiendo incluso los límites legales de consumo en un 17%.
La encuesta no solo examinó a conductores de autos, sino también a ciclistas. El 73.9% de los ciclistas admitió usar audífonos mientras conducían, disminuyendo su atención y aumentando el riesgo de accidentes. Además, el 65% no usa casco y el 35% ignora las luces rojas, actitudes que han sido criticadas por los peatones. En cuanto a estos últimos, el 75% no cruza por los pasos de peatones y camina utilizando el celular, según el informe de seguridad vial. Es importante señalar que en casi todos los acápites estamos mucho peor que la media general.
Estas conductas irresponsables no son desconocidas para los conductores peruanos. “Los resultados de la encuesta ESRA3 muestran un comportamiento irresponsable por parte de algunos conductores peruanos, que a pesar de considerar estas acciones negativas, las realizan”, indicó Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE. Por ejemplo, el 82% está de acuerdo en no utilizar el teléfono mientras conducen, un 87% apoya el uso de casco para ciclistas y el 82% respalda la tolerancia cero al conducir bajo la influencia del alcohol. Entonces, ¿por qué actúan de esta manera si saben que está mal? Esta es la gran pregunta que debemos responder.
Según el experto en estos temas, Luis Quispe Candia de la ONG Luz Ambar, los peruanos son malos conductores por dos motivos: la mala educación vial y un sistema de sanciones que carece de legitimidad. Quispe Candia señala que “en España, los niños reciben formación en seguridad vial desde la primaria, y al finalizar el bachillerato están preparados para obtener la licencia de conducir. Eso no hay acá. Se habla de incluir cursos de contabilidad en la curricula, sería bueno que se incluya también educación vial”.
El otro problema es que el sistema parece hecho para que nadie se sienta obligado a respetar las leyes. “En nuestro país las sanciones son una broma de mal gusto, les ponen papeletas, que son sanciones administrativas, que nadie toma en serio. Si se apela, se tiene hasta tres meses hasta que el caso llegue al Poder Judicial. En algunos estados de Estados Unidos, una papeleta es de frente una citación a la corte. En España las multas se dan en forma virtual y se pagan de inmediato. En nuestro país hay ese tedio, esa laxitud de las autoridades”.
La ONG Luz Ambar ha desarrollado una serie de actividades para el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas de Accidentes de Tráfico. Empezaron con una vigilia el sábado 18 y el domingo 19 habrá una mención especial en las misas dominicales. También tendrán una actividad principal en la Plaza de Armas, con coros de niños y liberación de palomas. Una fecha así nos insta a recordar, aprender y actuar. Recordemos a quienes han perdido la vida, aprendamos de sus historias y experiencias, y actuemos para prevenir futuros accidentes. //
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