Es la primera vez que, en más de 100 años de historia, la Bienal de Venecia designa como curador principal a un latinoamericano. El elegido fue el brasileño Adriano Pedrosa (Río de Janeiro, 1965) quien, como una forma de romper con la tendencia eurocentrista del importante encuentro artístico, estableció una temática que ha despertado una animada conversación, con sanas polémicas incluidas: “Extranjeros en todas partes” es el enunciado que marca la pauta de la edición 60 de la bienal, que se inaugura el próximo sábado 20 de abril.
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En esa línea, la conformación de los pabellones artísticos de esta bienal estará, más que nunca antes, definida por las diversidades, por la presencia indígena, y por todas aquellas manifestaciones habitualmente empujadas hacia los márgenes. Destaca, por ejemplo, que el pabellón español esté llevando como representante —también por primera vez en su historia— a una artista no nacida en España: la peruana Sandra Gamarra Heshiki (Lima, 1972) con su “Pinacoteca migrante”. Un giro inédito dentro del tan amplio y complejo proceso de descolonización en el que ha incidido la obra de la artista.
En el pabellón peruano, el proyecto “Huellas cósmicas” tiene como base uno de los fotogramas monumentales de Roberto Huarcaya (Lima, 1959), desarrollado en la selva de Tambopata. Con ello postula una reflexión sobre lo extranjero a partir de la dicotomía entre lo “civilizado” (nosotros) y la naturaleza (lo otro).
Además de Gamarra y Huarcaya en sus respectivos pabellones nacionales, la exposición internacional de la bienal —la que cura, justamente, Pedrosa— incluirá obras de otros seis artistas peruanos. Tres figuras históricas: Julia Codesido (1883-1979), José Sabogal (1888-1956) y Elena Izcue (1889-1970); y tres contemporáneas: Santiago Yahuarcani (Pebas, 1960), su hijo Rember Yahuarcani (Pebas, 1985) y Violeta Quispe (Lima, 1989).
NUEVOS DISCURSOS
“El tema que ha elegido Pedrosa, en torno a ser extranjero en todas partes, calza perfecto con la forma en que las comunidades indígenas se han sentido en los últimos 500 años, por su impacto con el mundo occidental”, afirma Rember Yahuarcani. “Si de por sí existe una discriminación cotidiana y una segregación institucionalizada desde el Estado, no hablemos de la situación del arte contemporáneo, en la que los artistas indígenas muchas veces no tenemos un espacio en la academia o en el mercado”, agrega.
Yahuarcani hijo llevará a Venecia algunas obras con fuerte carga política: en una, “El río”, denuncia cómo las grandes potencias del mundo —Estados Unidos, Rusia, China o la Unión Europea— pueden discrepar en sus ideologías, pero coinciden todas en su desprecio por las comunidades nativas; en otra, titulada “Aquellos otros mundos”, alerta sobre los asesinatos de líderes y activistas indígenas.
El padre de Rember, Santiago Yahuarcani, también incluye la denuncia en sus obras de enorme formato. En una de ellas, “Aquí está caliente”, representa el mito uitoto del Jusiñamuy devorándose “a aquellos que se portan mal”. “Allí aparecen los que roban, los que maltratan a la naturaleza, los vagos. Pero ahora he integrado a personajes más contemporáneos, que directamente representan a la política peruana”, cuenta el artista.
Violeta Quispe, en tanto, lleva el arte de las tablas de Sarhua —tradición ayacuchana cultivada por su familia— un paso más allá: lejos de los conservadurismos típicos de la comunidad, ella apunta a quebrar una serie de estereotipos ligados a la identidad. “Muchas veces cuando me preguntan de dónde soy, no puedo definir un origen con claridad. Yo me siento más sarhuina que limeña, pero tampoco puedo decir que soy completamente andina. En mi propia comunidad soy a veces una desconocida”, explica Quispe sobre su noción de lo extranjero.
Las cuestiones de género también están fuertemente enraizadas en su obra. Entre las piezas que exhibirá la bienal está un “Ekeke” —versión ‘queer’ de los populares ekekos—; “El matrimonio de la chola” —que reversiona la pintura colonial “El matrimonio de la ñusta”—; y una tabla de gran formato que, entre otras figuras, muestra a apus femeninos y a seres hermafroditas en audaces intercambios eróticos. Porque no hay nada más tradicional que hacer estallar la tradición.
La edición 60 de la Bienal de Venecia se llevará a cabo en los Giardini y el Arsenale de la Ciudad de los Canales, del 20 de abril al 24 de noviembre. Comisariada por el curador brasileño Adriano Pedrosa, tiene como temática el concepto “Extranjeros en todas partes”. Bajo esa premisa, se abre a propuestas artísticas que pongan énfasis en lo diferente, lo desconocido y lo marginal, para aproximarse a creaciones que rompan los moldes de lo establecido.
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