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Una corre maratones para dar lo mejor de su voz: la historia de las tres sopranos peruanas que se abren paso en los escenarios más exigentes del mundo
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Una corre maratones para dar lo mejor de su voz: la historia de las tres sopranos peruanas que se abren paso en los escenarios más exigentes del mundo

Una corre maratones para dar lo mejor de su voz: la historia de las tres sopranos peruanas que se abren paso en los escenarios más exigentes del mundo

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La voz humana es el instrumento musical más antiguo y —probablemente— el más poderoso que existe en todas las culturas del mundo. Notas debidamente articuladas pueden sacudir emociones y golpear fibras desconocidas que, dicen algunos, son capaces de provocar milagros. Entre todas, las voces femeninas han tenido siempre un estatus especial. Los antiguos hablaban de hechizos envueltos en cantos, como el de las sirenas, cuya fuerza temían porque nadie podía escapar de ella. Ese es uno de los poderes de la voz femenina. También se cuenta que hombres recios se quebraron al escuchar la intensidad vocal de María Callas.

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En la llamada música académica o “clásica”, y dentro de la exigente técnica del canto lírico, las sopranos son las verdaderas protagonistas del espectáculo: suelen tener las partes más desafiantes, más vistosas y también las más recordadas. Son las que cantan más agudo, tanto que su timbre puede atravesar una orquesta de 80 músicos y flotar por encima con una autoridad emocional que impone respeto y conmueve.

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Juan Carlos Fangacio

Para ser soprano se necesita una voz femenina aguda, capaz de alcanzar las notas altas con gracia y expresividad. También son necesarias dotes interpretativas que añadan emoción a lo que, en esencia, es un conjunto de palabras y notas cifradas. Si se trata de una soprano lírica de ópera, los conocimientos de actuación resultan indispensables. En el Perú, tres voces femeninas han hecho de ese privilegio un camino de exploración: , y (nombre artístico de Lilian Cornelio). Cada una se alza desde distintos territorios estéticos, pero todas desde la cima del registro vocal femenino.

Con solo 20 años, Adriana Nube estudia ópera en la Berlin Opera Academy gracias a una beca. Ha grabado junto a Juan Diego Flórez y sueña con ser la soprano peruana más reconocida del mundo. (Foto: archivo personal)
Con solo 20 años, Adriana Nube estudia ópera en la Berlin Opera Academy gracias a una beca. Ha grabado junto a Juan Diego Flórez y sueña con ser la soprano peruana más reconocida del mundo. (Foto: archivo personal)

Adriana Nube, la más joven del conjunto, tiene 20 años y se encuentra en Alemania, estudiando ópera durante dos meses en la Berlin Opera Academy gracias a una beca obtenida por mérito. Comenzó cantando en un coro de iglesia y luego pasó a Sinfonía por el Perú, donde conoció al tenor Juan Diego Flórez. “Ahí canté por primera vez con una orquesta sinfónica canciones como “El cóndor pasa” u “Ojos azules”, pero en versión lírica. Me fascinó. Fue cuando empecé a investigar sobre ópera”. Su carrera la llevó a grabar junto a Flórez el disco “Zarzuelas”, y este año espera debutar en “La coronación de Popea”, de Claudio Monteverdi. Prepararse vocalmente para ser soprano requiere una constancia casi atlética. Nube ha corrido ya dos medias maratones, solo para mantener su forma física y dar lo mejor de su voz. “La voz lírica es un instrumento, pero también somos actores. Hay que proyectar sin micrófono en un teatro con tres mil personas y una orquesta debajo. Es un deporte de resistencia”.

La soprano que cantaba desde la ventana

Radicada en Milán, Camila Salazar canta con igual soltura un aria de Mozart o un vals criollo. Su camino comenzó en el coro del colegio y la llevó al Conservatorio Nacional, luego de vencer una férrea oposición paterna. Finalmente llegó a Italia, donde se formó entre los mejores.

Camila Salazar. Radicada en Milán, cantó desde su ventana durante la pandemia. Hoy fusiona el canto lírico con la música peruana y cree que esa mezcla puede conquistar nuevos públicos. (Foto: archivo personal)
Camila Salazar. Radicada en Milán, cantó desde su ventana durante la pandemia. Hoy fusiona el canto lírico con la música peruana y cree que esa mezcla puede conquistar nuevos públicos. (Foto: archivo personal)

Probablemente muchos la recuerden como la soprano que, durante la pandemia, salía todos los días a cantar desde la ventana de su casa para animar a sus vecinos y alejar el tedio del encierro. Esa rutina, que duró casi un año, también le permitió conocerse mejor. “Al comienzo cantaba repertorio clásico, el ‘Ave María’, algunas arias, pero luego fui derivando a canciones populares, como las de Elvis Presley. Ahí me di cuenta de que me encantaba cantar géneros distintos, hasta boleros, con técnica lírica”.

El mes pasado, Salazar regresó a Lima para ofrecer en el teatro Segura una muestra de su actual búsqueda: música peruana interpretada desde la voz lírica de la soprano, con un ensamble que no necesariamente es orquestal. “Veo que fusionar música peruana con canto lírico funciona muy bien. Tenemos que exportar eso. Es hermoso”. En su último concierto cantó “Regresa”, “José Antonio” y “Cariño bonito” con voz de soprano. “La clave está en la flexibilidad vocal y en que te guste hacerlo. Si no lo disfrutas, se nota al toque”.

Las destrezas vocales de Hatun Killa

En el mundo de las sopranos hay distintos tipos: ligera, lírica, dramática y de coloratura, estas últimas especializadas en notas rápidas y adornos vocales de gran virtuosismo. El ejemplo más legendario es Yma Súmac, figura clave de la música del mundo y el jazz internacional. En el Perú, una soprano de coloratura que se abre camino es Hatun Killa, que no se formó en conservatorios, sino en la vida. Descubrió su voz por accidente, en un taller de guitarra, cuando olvidó la letra de una canción y comenzó a imitar con la boca una flauta. “No sabía que eso era canto. Solo imitaba la flauta porque me olvidé la letra”.

Aquella imitación reveló una voz extraordinaria, capaz de trinos y vuelos propios de una soprano de coloratura. Desde entonces ha cantado en quechua en Sicilia, Corea del Sur y el Kennedy Center de Washington. En su voz, conviven lo ancestral y lo sinfónico. Su registro alcanza más de seis octavas y media. “Mi voz cambia de color según el clima. En invierno es una, en verano es otra. Siento que la voz me sale por todos lados, hasta por la nariz. Era difícil de controlar”.

Hatun Killa ha trabajado en proyectos de cine y recientemente en el espectáculo “Morricone trascendental”, donde interpretó partes tanto de soprano como de mezzo con solvencia. “Cuando tienes un don, hay que administrarlo. No copiar. Ser honesta. Yma Súmac es nuestro faro, pero cada quien debe encontrar su propio sonido”. //

Yma Súmac

Mítica soprano peruana de coloratura, deslumbró al mundo con su registro vocal de cinco octavas y su presencia hipnótica. Es el faro que aún guía a las nuevas generaciones de voces femeninas.

(Foto: Getty Images)
(Foto: Getty Images)
/ De Carvalho Collection

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