El Gobierno chino ordenó a toda la administración pública de ese país a quitar todas las computadoras y eliminar todo el software extranjero de sus oficinas en un plazo de tres años, según informa el Financial Times.
La medida apunta a reducir la dependencia de China de componentes tecnológicos extranjeros (aún si finalmente están fabricados en ese país) y a lograr la independencia tecnológica total, en medio de la disputa comercial que tiene con Estados Unidos. En el área informática, su efecto más visible es la prohibición de empresas estadounidenses de venderle tecnología a Huawei, mayor fabricante de equipamiento de telecomunicaciones del mundo y segundo mayor fabricante de celulares.
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En total son más de 20 millones equipos que deberán ser reemplazados entre 2020 y 2022. Aunque el gigante chino Lenovo es el principal proveedor de computadoras, muchos de sus componentes, como los procesadores o los discos rígidos, están diseñados y fabricados por empresas con base en Estados Unidos.
En ese sentido, hace años que en China se desarrollan procesadores propios con arquitectura ARM (con diseños de la empresa inglesa hoy en manos de la japonesa Softbank) y alternativas al x86 de Intel, como el Zhaoxin KX-6000 presentado en junio último, un chip compatible con los de Intel y AMD (usa el mismo set base de instrucciones x86) y es equivalente en rendimiento a un Core i5-7400 de 2017.
“La Nación” de Argentina, GDA
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