“Es bastante difícil explicarle que la pelota no dobla en la altura”. Esa fue la frase que el entonces DT de Argentina, Daniel Passarella, dijo luego del partido jugado el 2 de junio de 1996, en el estadio Atahualpa de Quito, a 2.850 m.s.n.m. En su camino hacia el Mundial Francia 98, los albicelestes habían sido derrotados por primera vez en una Eliminatoria por el equipo ecuatoriano. El marcador fue 2-0.
Pero la altura de las ciudades no crece con el paso de los años. Desde hace décadas se juega fútbol en estadios que están a más de 2.000 m.s.n.m., solo que en esa oportunidad a quien le tocó jugar ahí fue a Argentina, uno de los equipos “grandes” de la región.
Este martes 5 de setiembre, la selección peruana de fútbol se enfrentará a Ecuador en un partido muy importante en su camino hacia el Rusia 2018.
A continuación, vamos a repasar, desde el punto de vista de la ciencia, todo lo que se conoce sobre cómo afecta la altura a los deportistas de alta competencia.
—El tema físico—
Es por todos conocido que no es lo mismo jugar en el llano que jugar en la altura. Mientras una persona se encuentre a más metros sobre el nivel del mar, se enfrentará a una presión atmosférica más baja; a un aire más fino, frío y seco; y a una exposición más intensa a los rayos ultravioleta.
¿Cuáles son las consecuencias de jugar a mayor altitud? Menor oxígeno disponible y, sobre todo, una mayor exigencia del cuerpo para realizar las mismas tareas que se hacen fácilmente a nivel del mar.
Entonces, se tendrá que respirar más veces para captar la cantidad de oxígeno que necesita el cuerpo; se cuenta con menos hemoglobina en la sangre para transportar ese oxígeno, y el poco que llega a los órganos se absorbe de manera insuficiente; lo que origina que el corazón trabaje más para tratar de compensar esas deficiencias.
Pero además, hay otros problemas para los futbolistas. Hay mayor fatiga muscular y descoordinación motriz debido a que el ejercicio aeróbico en altura no es suficiente para remover el ácido láctico (resultante de la descomposición de la glucosa cuando no hay oxígeno).
No solo eso, también se afectan la precisión, fuerza, potencia, velocidad y la capacidad de recuperarse de los esfuerzos intensos.
—Dobla menos—
Pero eso no es todo. Diversos estudios han demostrado que la altura influye en el vuelo del balón, en su velocidad lineal y de rotación. Es decir, el balón va más rápido (pesa menos) y sí consigue un efecto, pero no tan pronunciado (menor densidad del aire).
Por eso, los equipos adecuados a la altura suelen basar su juego en causar cansancio al rival, e intentan disparos de larga distancia que desconcierten a los porteros.
—Datos de interés—
1. Suspensión temporal
En el 2007, la FIFA prohibió partidos internacionales a más de 2.500 m.s.n.m. Sin embargo, esa norma no estuvo vigente mucho tiempo.
2. Un mal reconocible
Dolores de cabeza, mareos y náuseas son síntomas relacionados con el mal de altura. La aclimatación varía según la altitud de cada ciudad.
3. No solo es la altura
Bolivia juega de local en el estadio Hernando Siles de La Paz (3.601 m.s.n.m.) y no ha vuelto a clasificar a un Mundial desde 1994.