Los grupos de WhatsApp de las familias en India suelen ser estos días espacios tristes, mientras la pandemia de COVID-19 sigue causando miles de muertes a diario en el país.
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Pero en algunas de las que aún no han sido golpeadas por la tragedia, las bromas ácidas y los memes están causando algunas tensiones, cuenta la corresponsal de Género e Identidad de la BBC, Megha Mohan.
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Mientras mi dedo revoloteaba sobre el botón de “salir del grupo”, se me ocurrió que esta era la primera vez que contemplaba dejar el grupo familiar en WhatsApp. Aunque con frecuencia me escapo de grupos que siguen vivos incluso después de cumplida su función original, nunca lo había hecho de uno en el que estuvieran mis parientes.
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¿Se imaginan lo ruidoso que puede ser un grupo con miembros en tres continentes? Mucho más de lo que están pensando.
El contenido se comparte diariamente, a través de tres zonas horarias distintas. Cuando la delegación con base en India se va a dormir, el batallón en Estados Unidos toma el relevo para asegurar un flujo constante de memes, videos de los sobrinos y de vez en cuando opiniones expertas sobre grandes asuntos globales, como elecciones o el divorcio de algún personaje famoso.
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Suelo ser alguien que responde, enviando con frecuencia emojis en forma de corazón sobre las fotos de los niños o de las mascotas. No era de las que suele empezar una conversación. Hasta hace un par de semanas, cuando compartí en el grupo familiar la foto de la portada del New York Times del pasado 26 de abril.
India era el asunto principal, con una foto aérea de decenas de piras funerarias que contemplaban un puñado de deudos con equipos de protección. El titular afirmaba: “Las cremaciones nunca terminan”.
Otro miembro de la familia siguió con un enlace a un artículo australiano que acusaba al primer ministro Narendra Modi de llevar a India hacia lo que llamaba “un apocalipsis”.
Fue entonces cuando un primo que vive en el país intervino.
“Todos los países han sufrido y ningún gobierno ha manejado esto con éxito”, escribió. “Y los medios están en su mayoría sesgados... en todo el mundo tienen su propia agenda”.
Otro primo siguió con un meme. Decía: “El mundo entero está preocupado por India. Los indios están preocupados por si la criada va a venir hoy o no”. Un emoji amarillo llorando de risa acompañaba el texto.
Empecé a sentir la ira burbujeante de cuando uno pasa demasiado tiempo en las redes sociales.
Ahí estaba yo, mirando mi teléfono desde mi apartamento en Londres, vacunada y furiosa porque mi familia en India estaba enviando memes y riéndose a mis expensas (como periodista, decidí tomar la observación de la parcialidad de los medios como algo personal).
Clase más vulnerable
Los titulares sobre India en Reino Unido estaban dominados por imágenes casi de guerra de los trabajadores de los hospitales, las peticiones de oxígeno y los miles de muertos a diario, sin que se atisbara un final para la pandemia.
Mi familia, todos graduados universitarios y de clase media, habían esquivado el virus, afortunadamente.
Muchos titulares sugerían que la crisis de covid-19 en India había dejado a los pobres en una situación especialmente vulnerable, aunque, por supuesto, mucha gente rica dijo que no había encontrado cama en ningún hospital, incluido el exembajador de India en Brunéi, Mozambique y Argelia, Ahok Amrohi, que murió en abril en el aparcamiento de un hospital mientras esperaba a ser admitido.
De acuerdo con el Movimiento Nacional de Empleados Domésticos, más de 4 millones de personas trabajan como asistentes en los hogares más acomodados del país, como el de mi familia.
Pero estimaciones extraoficiales sitúan esa cantidad en 50 millones. Mis colegas desde Delhi informaban que la gran mayoría de estos trabajadores habían perdido sus empleos.
Por eso el meme de la empleada doméstica me irritó especialmente. Y justo en ese momento vi un tuit de un escritor afincado en Nueva York. “Estoy a punto de dejar el grupo de WhatsApp de mi familia desi”, decía. ¿La razón? Los chistes sobre la covid.
Diferentes perspectivas
Después de una breve búsqueda en las redes, encontré que un número considerable de usuarios de WhatsApp no se identificaba con las bromas de su familia sobre la covid-19, y que la mayoría eran indios.
India, con unos 340 millones de usuarios activos, es el mayor mercado para WhatsApp. Los indios forman también la mayor diáspora del mundo. Según datos de la ONU, 18 millones de indios viven en el extranjero.
“Tiene mucho que ver con diferencias en la perspectiva”, asegura el doctor Charusmita, un investigador residente en Delhi.
“Si ese mismo meme se lo enviaran a otra persona de clase media que viva en India, muy probablemente lo hubiera visto de manera diferente. No se trata de deshumanizar el servicio doméstico, sino más bien de burlarse de sus propios privilegios. Para algunos es una forma bastante inocente de encontrar algo de alivio en medio de una catástrofe de gran escala”, señala.
“Algunos recurren a ese humor que circula en WhatsApp y otros lo encuentran repugnante”.
Pero la gente que vive en el país no toma a bien que se les recuerde las diferencias en sus modos de vida y valores, ya que sienten que los tratan con condescendencia, cree el experto.
Charusmita me dijo que le habían enviado varios memes con los que una audiencia occidental, así como la diáspora, no podía identificarse, incluyendo caricaturas de personas tomándose selfies con pacientes moribundos, una burla sobre cómo la muerte era ahora una mercancía para las redes sociales.
Memes más inofensivos
También hay versiones más suaves del humor cotidiano de los confinamientos que causan menos controversia en los grupos familiares de WhatsApp.
Uno mostraba una foto del primer ministro Modi realizando la respiración de yoga de una fosa nasal, el Nadi Shodhana Pranayama, con un comentario que decía: “Modiji, respirando por una fosa nasal para que los demás reciban más oxígeno”.
“Se ha hablado mucho sobre la desinformación que abunda en los grupos de WhatsApp indios, pero no tanto sobre el humor negro que hay allí”, dice el doctor Rohit Dasgupta, de la Universidad de Glasgow, especializado en cultura digital india. “Cuando nos reímos, hay esperanza, y la esperanza desvía el dolor”.
“También hay orgullo”
Parte del dolor también proviene de la frustración de ser percibido como un país del tercer mundo cuando, hace apenas unas semanas, India era uno de los principales exportadores de la vacuna de AstraZeneca.
Según el gobierno indio, más de 90 países (desde Siria hasta Reino Unido) han recibido vacunas fabricadas en India, que suman más de 60 millones de dosis.
“Ahí también hay orgullo”, considera Dasgupta. “Aunque está claro que India necesita ayuda, los indios que viven en el país quieren que se sepa que también pueden ayudarse a sí mismos”.
“Seguimos adelante”
Más tarde, quien pasó el meme de la empleada doméstica, mi primo de Kerala me envió un mensaje privado para aclarar que su intención no era en absoluto faltar al respeto a las trabajadoras del hogar indias.
Era una broma, dijo, quizá ni siquiera muy divertida, que apuntaba a un futuro más esperanzador, en el que volverían las rutinas familiares.
Eran casi las dos de la mañana en India y acababa de regresar de un turno en un hospital donde trabaja como médico de primera línea, atendiendo a pacientes con covid-19.
Luego hablé con un periodista en Delhi, que me dijo que sus grupos de WhatsApp se habían convertido en las últimas semanas en un “boletín funerario”, donde los amigos publicaban obituarios de sus familiares o hacían peticiones de ayuda para encontrar camas de hospital para sus conocidos afectados.
La conversación sobre el terreno con los residentes indios, relató, era sombría.
No abandoné el grupo de WhatsApp de la familia, por supuesto.
Un miembro compartió imágenes de uno de los niños que había decidido realizar una sesión de fotos de moda mientras limpiaba un armario y decenas de emojis de corazón inundaron la pantalla.
Seguimos adelante.
Humor negro
- Un estudio de 2012 sobre el humor negro en Psychological Science lo explicó utilizando la “teoría de la transgresión benigna”. La teoría se basa en la idea de que a la gente le divierten las transgresiones morales y las amenazas a su visión normal del mundo, pero solo mientras esas transgresiones sean inofensivas.
- El mismo estudio decía que una broma es divertida si hay distancia psicológica. Es decir, una persona debe sentir que hay suficiente espacio físico o tiempo del evento para encontrar humor en él.
- Un estudio a pequeña escala realizado en 2017 con 156 personas y publicado en la revista Cognitive Processing encontró que la inteligencia juega un papel clave en la apreciación del humor negro. Las personas con un coeficiente intelectual más alto apreciaban más los chistes oscuros.
- Un estudio de 2003 publicado en el International Journal of Emergency Mental Health encontró que el humor negro empleado por los socorristas tenía un efecto beneficioso general en los pacientes.
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