Por más que le pusieron un final, Gigio Aranda nunca dejó de pensar en la posibilidad del regreso de “Al fondo hay sitio” y en cómo sería este. Como si se tratara de un universo paralelo, se imaginó a “De vuelta al barrio” dándole la bienvenida con una escena en la que Francesca Maldini (Yvonne Frayssinet) compraba la casa de Malena Ugarte (Mónica Sánchez), en los años 80; sin embargo esta opción quedó descartada luego que la pandemia obligó a un cambio de época en la última temporada de la serie.
Este 22 de junio, luego de seis años de ausencia, se estrena la novena entrega de la ficción peruana más exitosa de todos los tiempos. Gigio Aranda, director general y guionista de esta nueva apuesta televisiva, nos da algunos alcances al respecto.
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“En mi cabeza siempre estuvo la idea del regreso, por eso dejamos un final que se podía continuar. Y el año pasado vi que la idea estaba más cerca de lo que imaginaba. Además, siempre jugueteaba con esa posibilidad, desde que apareció Peter en ‘De vuelta al barrio’ contando la historia de su vida. Pasaron tantas cosas con este mundo multiverso, que todos manejan...., pero, créeme, el final de ‘De vuelta al barrio’ iba a ser con Peter y Francesca”, asiente el realizador.
—¿Qué motivó el regreso de “Al fondo hay sitio”?
Que se nos estaba acabando “De vuelta al barrio”, aunque realmente, para mí, la serie terminó cuando cambiamos de época. Así lo pensé. Continuamos para no quedarnos sin trabajo, pero al hacer el cambio de época el programa perdió su esencia, esa cosa bonita y anecdótica que tenía. Debido a la pandemia tuvimos problemas para producir la puesta en escena y al ver que ya no podía seguir siendo “De vuelta al barrio”, tuve dos opciones: inventar un nuevo programa de barrio o traer de regreso a “Al fondo hay sitio”.
—Erick Jurgensen (director de contenido y programación) fue uno de los que pidió el regreso de la serie.
Así es, toda la plana mayor y todos los que hacíamos el programa éramos fans. Era nuestro “Chavo del 8″, siempre lo quisimos y cuando dejamos de hacerlo, nos dimos cuenta que debía volver. Y te doy dos grandes motivos más de este regreso: el reencuentro de “El príncipe del rap” y “Friends”. No quería que lleguemos a esa vaina de que los actores no se acuerden ni de lo que grabaron o tener a algún integrante que ya no esté. Si yo tengo a mi gente de “Al fondo hay sitio” lista para empezar a grabar, por qué no darnos y darles a los fans de la serie, ese regalo.
—¿Y cuál es el otro gran motivo?
La situación política del país. “Al fondo hay sitio” es una gran excusa para divertirnos entre tanta sonsera que está pasando. Qué mejor que este programa para llevar un poco de chiste y alegría a los peruanos.
—¿Las escenas que se grabaron en Punta Sal están inspiradas en el capítulo de “El Chavo del 8″ en Acapulco?
Por supuesto que sí, el Chavo en Acapulco y Los espíritus chocarreros son mis capítulos favoritos. Obviamente “Al fondo hay sitio” en Punta Sal es “El Chavo del 8″ en Acapulco, pero con la esencia de los Gonzales. Este programa ya nos trascendió, ya nos pasó por encima, ya no es del Canal, es del Perú.
—Cuando la octava temporada de “Al fondo hay sitio” terminó dijiste que “después de ocho años de darle la vuelta a la misma tuerca se acabó la emoción para escribir”. ¿Qué revivió esa emoción?
El poder seguir contando la historia de los Gonzales y los Maldini, pues todavía hay mucho material y pan por rebanar. Fue absoluto cansancio el que hizo que “Al fondo hay sitio terminara, acabamos la octava temporada casi arañando y teníamos a la gente cansada, aburrida.
—¿Cómo fue el primer día de grabación de esta nueva temporada?
Fue una cosa muy sencilla, aunque no te puedo contar mucho porque no me di el gusto de ir a verlos. Coqui Tapia (director adjunto) fue a grabar a Punta Sal. Yo me quedé escribiendo, haciendo los guiones junto al equipo, trabajando desde la computadora. Somos un montón de gente, con Estela Redhead en la producción general.
—¿El equipo de guionistas de la última temporada se mantiene?
Hay dos guionistas que ya no están. Estoy con el equipo que estaba en “De vuelta al barrio” y con mi hermano Guillermo, que es con quien empecé “Al fondo hay sitio”. Él ha regresado con el equipo que tiene, con el que hacía “Ven, baila, quinceañera” y “Princesas”. Es un grupo bastante firme, al punto que me puedo ocupar de otros asuntos de la serie.
—De la dirección general, por ejemplo.
Sí, y es una cosa bien interesante porque es una dirección recontra compartida. Yo no haría nada sin los directores adjuntos. Se necesita mucha gente atrás. Hay un trabajo de grupo muy paja, juntos estamos sacando el programa adelante.
—¿Cómo asumes esta nueva etapa sin Efraín Aguilar (ex productor de “Al fondo hay sitio”), quien ahora está abocado a otros proyectos del Canal?
Eso de asumir es loco porque el programa se había acabado, ya no existía. Con Estela empezamos un nuevo proyecto, mi proyecto soñado, nostálgico, peruanito, que no terminó como me hubiera gustado (”De vuelta al barrio”). Cuando viene esta cosa que sale de una idea mía, dije: “Hay que sacar adelante el programa”. Efraín era ese papá que teníamos en “Al fondo hay sitio”, “1000 oficios” y “Así es la vida”. Es uno de los dos padres televisivos que tengo. El otro es Humberto Polar. Me dio la oportunidad de chambear, era ese señor que estaba sobre ti, pero no dejaba de ser ese amigo, papá, jefe y cómplice de muchas locuras.
—¿Ves esta nueva temporada como un nuevo comienzo o una continuidad?
Como ambas. Es un nuevo comienzo, que es lo que van a ver, y también una continuidad de lo que vimos en el capítulo final de la octava temporada. Estamos enganchando cada pieza porque no queremos sorprender a nadie. Estamos comenzando lejos de Las Lomas.
—¿Cómo tomas la gran expectativa que ha generado el retorno de la serie en los fans?
Con mucho miedo y terror. No quiero imaginarme qué está esperando la gente de la serie. Los que hacemos “Al fondo hay sitio” somos fans del programa, por lo tanto, por reglas generales, lo que sale es lo que nosotros querríamos ver en televisión y eso nos hace mucho más fácil el trabajo.
—¿Superar la valla que dejó la octava temporada representa un reto para la producción?
No pienso en eso, no me angustia mucho. Para empezar los números no son los que vemos en televisión, los que vimos en la octava temporada han ido decreciendo. Soy optimista, creo que quien nos vea se va a quedar enganchado, pero no creo que tengamos esos números alucinantes porque ahora tienes como 40 cosas en streaming.
—A raiz de una fotografía que publicó Magdyel Ugaz en la que aparece Jorge Guerra junto a los integrantes de la familia Gonzales se especuló que este actor interpretaría a Jaimito. ¿Es así?
No te puedo contar, solo te puedo decir que por la edad, tuvimos que cambiar al actor.
—Luego de que apareciera doña Nelly Camacho en un adelanto de la serie, se empezó a especular sobre el regreso del personaje. ¿Manejan esa posibilidad?
Ese famoso cuadro es como un símbolo de la familia Gonzales, por eso lo pusimos, pero no pensamos revivir a nadie.
—¿Los actores que no estarán en esta nueva temporada serán reemplazados?
De ninguna manera, no haríamos eso. Cuando se fue don Ramón en “Chespirito”, entró Jaimito El Cartero. No trajeron un reemplazo.
—¿Cuál ha sido el mayor reto de este retorno?
Saber con quienes contamos, pues es un trabajo de imaginación y anhelos de escritores locos, el cambiar de hábitat, de escenografía, de hacer arreglos a lo que ya teníamos. El trabajo de arte es muy grande, los personajes han crecido.
—¿Fue difícil volver a reunir a los actores?
Unos que otros demoraron, pero no fue tan difícil. Tuvimos tres negativas, pero estaba dentro de lo que esperábamos, no fue tan terrible. La calle televisiva está un poco dura, qué bacán que te llamen para esto que te puede garantizar un dinero durante algún tiempo.
—¿En esta nueva temporada, los actores van a estar regidos por alguna norma o regla para evitar que alguna situación adversa surja, como la que ocurrió con Mayra Couto y Andrés Wiese?
Mayra hizo una acusación que la mantuvimos ahí, no supimos nada, creo que Andrés ganó. Qué te puedo decir. Si hubiéramos sabido, hubiésemos hecho algo, cortado cabezas. Estoy absolutamente seguro de eso. Es una producción en la que todo el mundo se conoce, hay siete mil ojos, y eso de todas maneras hubiese trascendido. A nosotros nos tomó por sorpresa, empezamos a cruzar llamadas telefónicas e información porque quedamos como la gente que permite que pasen ese tipo de cosas en su producción.
—¿Qué representa “Al fondo hay sitio” para ti?
Esa idiosincrasia nacional en la que estamos sumergidos todos, creo que hay demasiada identificación con el programa. Es un orgullo absoluto y un gusto poder divertir y dar trabajo a tanta gente durante tanto tiempo.
—¿Qué esperas de esta nueva temporada?
Que las familias se reúnan nuevamente frente al televisor y discutan, que dejen los celulares por un momento y disfruten juntos. Eso es bonito.
“Al fondo hay sitio” cerró su octava temporada con 41,3 puntos de audiencia. Ocupó el primer lugar del ránking de los programas más vistos de la señal abierta, posición que mantuvo durante los casi ocho años que estuvo al aire.