"La casa de papel" se ha convertido en la serie de habla no inglesa más vista de Netflix y sin duda esta nueva entrega se ha convertido en un éxito rotundo a nivele mundial. La serie no podía tener un final tan cerrado, así que la empresa de televisión por streaming comenzó a maquinar como podía seguir beneficiándose de esta gran historia, así que decidieron sumar dos temporadas más y no se equivocaron, ya que los seguidores han quedado más que contentos con el resultado.
Al finalizar la tercera temporada, todos se han quedado con el corazón el la boca al ver la caída de Nairobi, una de las atracadoras más fuertes y queridas de "La casa de papel".
En 2017, Alba Flores se puso por primera vez en los zapatos de Nairobi y nunca imaginó que llegaría a calar en la mente y los corazones de los fans. Ella demostró que este personaje era una lideresa por naturaleza y que tiene la gran capacidad de manejar las situaciones y revolucionó al mundo cuando pronunció por primera vez : "Empieza el matriarcado".
El trabajo que hace la actriz española ha sido aplaudido por todos los seguidores de la historia, pero qué es lo que dice Alba Flores sobre Nairobi y qué le gusta de su personaje.
Alba asegura que Nairobi es uno de los personajes más fieles y noble del todo el equipo de atracadores, pero también cuenta con una gran capacidad para perder los nervios y centrarse en los planes.
"Es su capacidad de estar enfocada al plan. Con todo lo que pasa en esta serie, me parece una virtud. Cómo se mantiene y cómo lo hace liderando las cosas con corazón", comentó la actriz.
Nairobi tiene un gran objetivo en la vida y es conseguir dinero. Tras el atraco anterior, ella ya tiene los bolsillos llenos y no necesita más, pero esta vez decide regresar por la lealtad que siente con la banda y sin duda sus ganas de ayudar a las personas que más quiere.
Pero existe algo más que hace especial este personaje para Alba Flores y es la parte oscura que tiene Nairobi.
"Representar los lados más oscuros de los personajes es muy liberador", añade. "Me encanta cuando puedo hacer algo así como... esta tía me gusta mucho pero es una entrometida, por ejemplo". Bueno, ser entrometida es su lado menos oscuro, asegura.
En los minutos finales de la tercera temporada, la inspectora Alicia Sierra dio dos golpes certeros que dejaron en jaque al Profesor y su equipo.
Mientras que por un lado capturó a Lisboa -haciéndole creer al Profesor que en realidad la había ejecutado-, por el otro derribó a Nairobi, temiéndose lo peor para la ladrona.
La inspectora desestabilizó a Nairobi tras llevar a escena a su hijo. Primero dejó fuera del banco el oso de peluche del niño, que ella usaba como camuflaje para vender drogas, y después la llamó para contarle que tenía a Axel a su lado, a quien acerca al lugar tomado para que la atracadora pueda verlo. Desde luego, es una trampa.
La intención de la inspectora Sierra nunca fue negociar con Nairobi, sino hacerla cometer un error: cuando la seguidora del Profesor se asoma por la ventana, la agente ordena a un francotirador disparar. Y el golpe es certero.
Inmediatamente después Nairobi es vista gravemente herida y desangrándose. Si bien el disparo no le dio en el corazón, aunque sí debajo de la clavícula, no se sabe si morirá o si sus compañeros lograrán salvarle la vida. Tiene el equipo para realizar cirugías, pero ¿tendrán la pericia para operar de emergencia?
"La casa de papel" no es ajena a la muerte de personajes. Moscú y Berlín mordieron el polvo en las dos primeras partes de la serie. Oslo corrió la misma suerte. ¿Con Nairobi sería igual? Parece poco probable.
El personaje de Alba Flores es uno de los más carismáticos del show, uno de los que ofrece dinamismo a la trama, así que es difícil imaginar que la trama se desprenda de todo lo que puede aportar. Además, su arco está inconcluso. No se ha reencontrado con su hijo, ni ha tenido un cierre con Helsinki. Es decir, no puede morir todavía.
Los escritores de "La casa de papel" pueden hacer lo que quieran con la serie, pero parece poco probable que golpeen de esta forma a sus fans. Con Berlín ha sido suficiente.