Los casting suelen ser una herramienta de estilización salvaje. El cine y la TV (especialmente en Hollywood) abundan en ejemplos de adaptaciones de la vida real a la pantalla en los que el personaje original difiere diametralmente del actor o la actriz que lo interpreta. Rara vez la semejanza física es un criterio central al momento de encontrar un intérprete.
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Recientemente ha ocurrido con el caso de Paolo Guerrero, quien será interpretado por el actor Nico Ponce en la bioserie de Netflix “Contigo Capitán”, que dirigirán Javier Fuentes-León y Daniel Vega Vidal. La ficción relatará la lucha entre el delantero de la selección peruana y la Asociación Mundial Antidopaje. Sin embargo, la elección de Ponce para encarnar al futbolista ha causado cierta controversia debido a las evidentes diferencias en su apariencia.
Si bien es cierto que la elección puede responder a una simple estrategia para conectar con el gran público (mediante un rostro atractivo y popular como el de Ponce), la discusión se vuelve más delicada si se habla de la práctica conocida como “whitewashing” o blanqueamiento cinematográfico: cuando actores blancos figuran en papeles de personajes no blancos.
Para Ana Lucía Mosquera Rosado, activista e investigadora especializada en etnicidad, el “whitewashing” puede obedecer a una estrategia de marketing, pero también es un indicador de la forma en que la sociedad no valora a personas de piel oscura y busca siempre a aquellas de piel más clara para poder considerarlas como referentes de éxito.
“Lo que te indica una práctica como esta –explica la especialista– es que si una persona afrodescendiente, indígena o asiática tiene éxito, luego tiene que ser representada de una manera distinta. Eso es un síntoma de la sociedad que habitamos, donde las personas de piel clara son mejor consideradas. Y por ende contribuye a la negación de la identidad de la otra persona”.
MIRARSE A SÍ MISMO
Sobre el caso específico del casting en la bioserie “Contigo Capitán”, Mosquera Rosado señala que hay que tener en cuenta algunos aspectos. “Aquí puede resultar un poco confusa la identidad de Paolo Guerrero. Si bien su madre es una mujer afroperuana, y él tiene el cabello rizado, es verdad también que él tiene la piel bastante más clara y, además, no sabemos si él se identifica como afroperuano. Yo no me atrevería a esbozar ningún tipo de respuesta concreta porque la identidad también está ligada a patrones culturales, características, costumbres y ancestralidad”, explica.
Sin embargo, pese a los matices mencionados, Mosquera señala también que hay algunas características físicas evidentes que hacen complicado que una persona blanca como Nico Ponce pueda interpretar a Guerrero de manera adecuada. “Es nuevamente un caso en el que no se prioriza el mantener la autenticidad de la identidad”, advierte.
Vale recordar que en la película “Guerrero”, del 2016, también hubo una controversia por la caracterización de Magdyel Ugaz como Doña Peta (la madre del futbolista), e incluso se oscureció la piel de la actriz como una forma de asemejarla. Curiosamente, en dicha cinta el encargado de interpretar a Paolo de niño sí fue un actor afroperuano, el pequeño Rony Shapiama.
“En todo caso, hay cuestiones más profundas para analizar –concluye Mosquera Rosado–: ¿por qué una persona afrodescendiente aceptaría ser representada por una persona más clara? ¿O por qué siempre hablamos del blanqueamiento como una estrategia para tener un mejor posicionamiento en la sociedad? Son cuestiones que no van a resolverse en el marco de esta serie, pero que podrían empezar una discusión”.
El “whitewashing” en la pantalla
“West Side Story” (1961)
La historia original de este musical sobre la inmigración la protagonizan María y Bernardo, dos puertorriqueños. En la película, sin embargo, se eligió para encarnarlos a Natalie Wood y George Chakiris. De latinos, nada.
“A Mighty Heart” (2007)
La historia real sobre la periodista de origen afrocubano Mariane Pearl fue adaptada al cine con una Angelina Jolie con la piel oscurecida y el cabello rizado. Se dice que la propia Pearl aprobó a la actriz, pero ni eso la salvó de las críticas.
“Argo” (2012)
Cinta ganadora del Óscar relata un rescate de unos rehenes ocurrido en Irán, en 1979. El problema es que para el papel principal, de Tony Méndez, no se eligió a un actor de origen hispano, sino a Ben Affleck, también director del filme.
“El Llanero Solitario” (2013)
Esta nueva versión para el cine del popular ‘ranger’ enmascado cometió un error muy cuestionado al elegir a Johnny Depp para el papel del coprotagonista Toro (o Tonto, en inglés), originalmente un nativo americano.
“Ghost in the Shell” (2017)
Adaptación cinematográfica de los exitosos manga y anime del mismo nombre, cuyos personajes son todos japoneses. Sin embargo, la película dirigida Rupert Sanders puso a Scarlett Johansson como la heroína protagonista.
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